Kite Wars: Ultimate Tournament

Capítulo 18: Buscando vivir

Se había desatado una fuerte lluvia con tormentas eléctricas en la capital. Pero incluso con toda esa agua cayendo del cielo, la capital no se detenía. Quizás se veían menos personas en la calle, pero el ir y venir de los autos era una constante sin importar la hora del día o de la noche, o incluso a pesar de las inclemencias del clima.

Allí, debajo de esa lluvia, en las calles, un hombre con su paraguas se encontraba caminando sin un rumbo fijo, en medio de esa noche, lo único que lo destacaba de los demás era un cigarrillo encendido. Su deambular era extraño, tanto que podría decirse que quizás, solo quizás, había bebido un poco de más.

De repente, una mujer con un enorme abrigo café y, de igual manera, sosteniendo un paraguas, se aparecía frente a aquel hombre, que no dudó siquiera en ponerse en posición de defensa.

—A Maruyama nunca le gustó que fumaras. —mencionó aquella mujer.

—He hecho muchas cosas malas en mi vida, y solo se quejó por eso. —respondió el susodicho.

—No necesitas enojarte, solo quiero hablar contigo. No tramo nada.

—Solo alguien que tramaría algo en mi contra diría eso.

—Justo frente a nosotros hay un café, ¿por qué no entramos? Tal vez eso te bajaría un poco la borrachera que te cargas.

Ambos sujetos entraron precisamente a dicho café, se sentaron en una de las mesas y, después de solicitar un americano bien cargado, finalmente comenzaron a hablar.

—No sé por qué querías verme, Eirina. —respondió el otro sujeto.

—¿Cómo le haces para sobrevivir sin Maruyama? —preguntó la mujer que se llamaba Eirina. —Ryuusei, llevas más de seis meses viviendo a solas y...

—No sé a qué viene eso ahora... —respondió Ryuusei. —En todo caso, si quieres saberlo, no he estado solo. Ichihara y yo nos las hemos visto difíciles, pero nunca nos hemos abandonado. Pero ¿por qué quieres saber eso?

—Vine aquí para mencionarte que renuncié... Más bien, deserté del trío Maruyama.

—¿La lideresa del Maruyama Trio abandona el barco? —preguntó Ryuusei. —¿Por qué haría eso?

—Es sobre Ichihara... Kaito Ichihara... —respondió aquella mujer llamada Eirina. —Esos chicos tienen un encanto que no pensé que tendrían... Supongo que por eso los defiendes tanto.

—Te equivocas. —dijo Ryuusei. —Solo es un deber que me encargó el doctor Ichihara, esos niños no me importan en lo más mínimo.

—¿Incluyendo la tal Karen Akiyama? —preguntó Eirina.

—Él la eligió. No tuve nada que ver en su decisión.

—No te hagas... Tú sabes perfectamente que esos chicos tienen algo que nadie más tiene.

—Perdiste contra uno de ellos, ¿verdad?

—Ai Ikeda.

Ryuusei soltó una ligera sonrisa.

—No puedo creer que hayas perdido contra el más débil de los "Sun Kiters". Te lo creería de Kaito o de Karen... Incluso de Hayato, ¿pero de Ai?

—Creo que la entrenaste muy bien. —respondió Eirina. —Tanto que... nunca había disfrutado un duelo de cometas como lo disfruté peleando contra ella. Lograste transmitirle toda tu pasión y dedicación a una disciplina que te dio la espalda.

No sabía si era que todavía seguía un tanto ebrio, pero Ryuusei logró notar cierto dejo de nostalgia en las palabras de Eirina.

—Jamás me dio la espalda, eso fue algo que Maruyama me hizo creer por casi quince años. —le reprendió Ryuusei.

—De cierto modo, nunca creíste en su palabra. —siguió hablando Eirina. —Maruyama nunca pudo anular tu voluntad con sus argumentos, que tuvo que pedirle a Yamamoto una investigación de casi cinco años para crear esos cascos.

—¿Un casco que anula la voluntad y el discernimiento de la gente? Es mi pesadilla de todas las noches.

—Una vez lo probé y me gustó tanto que repetí esa sensación... A todo el trío le gustó, pero siempre hubo alguien que gritaba de dolor cada vez que se lo ponían. Aún recuerdo cómo suplicabas entre gritos que te quitaran ese casco, pero una vez que hacía efecto, era demasiado tarde, te convertías en un excelente soldado que obedecía sin discutir las órdenes de su padre.

—Parece que disfrutas recordar esa tortura. —respondió Ryuusei de mala gana.

—No. —respondió Eirina. —De cierto modo, yo anulé mi voluntad por mi propio pie. Cuando cumplí los dieciocho, quise comerme al mundo y aventarme a hacer cosas alocadas. El destino me envió a abandonar a mi familia y a ser guardaespaldas de Maruyama. Dieciocho años de servicio fiel no se pagan fácilmente y, si bien no me quejo de lo que recibí, nunca pude disfrutar de ese dinero. Me perdí de muchos momentos de mi vida por ambición y codicia, y esos años no se recuperan.

—¿Y una niña te hizo entender todo eso? ¿Qué pasa con la Eirina que no se deja llevar por nadie?

—Fuiste tú... —respondió Eirina. —Tú le transmitiste tu amor a las Kite Wars... Esa mirada y esa dedicación eran las mismas que tenías cuando te coronaste campeón de la primera edición.

—¡Al grano! —gritó en voz baja Ryuusei. —¡No viniste aquí para contarme esa linda historia!

—Es verdad... Vine a decirte que me alejo de Maruyama y de todos sus planes. Pero vine aquí a advertirte algo: cuida al doctor Ichihara. El casco MCH tiene como propósito crear un ejército de soldados al servicio de Maruyama, como tú y como yo.




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