Klaus

PARTE 4

Habían pasado varias horas desde aquella conversación con Klaus en el cementerio de Nueva Orleans, desde que le dije que me quedaría. El resto del día lo había pasado sola, bien dando vueltas por la ciudad, o en algún lugar de la casa de los Mikaelson.

En ese momento, ya era de madrugada, pero no podía dormir. Así que salí de mi habitación y, sigilosamente, fui a la biblioteca. Cogí un libro cualquiera y me senté en una de las sillas de la gran mesa que ocupaba el lugar. Al cabo de un rato, Klaus se presentó allí y me preguntó:

  • ¿No puedes dormir, amor?

Negué con la cabeza y dije sin apenas pensar: - Echo de menos mi casa

Él simplemente asintió, pero no porque lo entendiera, o al menos eso creía

  • No quiero convertirme en esas personas, en una Camille, o en una Aurora de Martel. Solo quiero ser yo- Seguí diciendo
  • No quiero que seas otra persona. Si estás aquí, es porque eres tú y eso es suficiente.

Le miré fijamente: - No estoy segura de si he hecho bien en quedarme aquí

  • No quiero que pienses que te tengo prisionera. Puedes marcharte si así lo deseas.

No le contesté, es más, ni siquiera me moví de donde estaba.

  • Solo quiero conservar mi humanidad, Klaus - susurré al cabo de un rato. No quiero perderme en este mundo.
  • Entonces haré todo lo que esté en mi mano para que sigas siendo tú - contestó
  • ¿Y si, cuando lo hagas, todo sale mal y me pasa lo mismo que a Camille?
  • Espero que eso no ocurra
  • “Esperas”, pero no sabes si va a pasar de verdad o no. Además, pasan muchas cosas cuando se trata de ti y no son buenas - Confesé.

Klaus abrió la boca para decir algo, pero continué hablando:

  • Pero, sin embargo, lo menos que puedo hacer es quedarme aquí. No solo porque haya más vampiros que me quieren hacer daño, sino porque es lo menos que puedo hacer, ya que al fin y al cabo, me has salvado. A mí, a una humana cuya vida no importa.
  • Claro que tu vida importa.
  • ¿Y lo dices tú, el gran Klaus Mikaelson, el Híbrido, quien ha arrebatado vidas de todas las especies? - Le reproché con dureza.
  • Aurora…
  • No, déjalo, es igual - y me levanté de la silla, dirigiéndome a la puerta. Y él no me dijo nada ni me trató de detener, solo se quedó ahí de pie, viendo como yo me alejaba entre las sombras de su mansión

*****

Sentía que necesitaba respirar. Así que salí de la casa y me dediqué a caminar por las calles de Nueva Orleans, que a esas horas de la noche tenían algo fantasmal. Yo sabía de sobra que no pertenecía a ese lugar. La poca gente que había en la calle, no me miraba más de una vez, y la verdad es que eso era bastante…tranquilizador.

Me senté en un banco que estaba en el parque. Sin poder controlarlo, varias lágrimas cayeron por mis mejillas.

No mucho tiempo después, una voz a mi espalda preguntó:

  • ¿Estás bien?

Me limpié los ojos rápidamente y alcé la vista. Una mujer mayor con un pañuelo en la cabeza me observaba

  • Sí - contesté

Ella se sentó a mi lado y me sonrió amablemente. No parecía peligrosa

  • ¿Sabes? - Me dijo ella - Los humanos como vosotros dejáis huella sin saberlo.
  • ¿Cómo sabes que soy humana? - Le pregunté sorprendida.
  • Porque no llevas peso en los ojos, sino solo verdad. Y eso aquí no es frecuente.

Me quedé callada, pero no por miedo. Sino por el hecho de que había sido notada.

La mujer se levantó del banco. Pero antes de irse, me dijo:

  • Si quieres quedarte, no lo hagas por él. Hazlo porque quieres decir algo en esta ciudad. Y cree en lo que te digo, porque esta ciudad escucha.

Después de que esa mujer se fuera, me quedé allí un rato más, sopesando sus palabras. Y comprendí que quizás no me estaba perdiendo a mí misma, sino que podría construir algo nuevo siendo simplemente yo.

****

Todavía era de noche cuando entré de nuevo en la casa Mikaelson, donde había un silencio sepulcral, pero no sentí nada. Ya no.

Cuando entré al salón, Klaus estaba allí, con una copa de whisky en la mano, pero no me dijo nada. Solo se dedicó a mirarme durante unos instantes.

  • ¿Qué? ¿Te has divertido? - Me preguntó, pero no con burla, sino con curiosidad.

Negué con la cabeza. - He reflexionado - dije solamente, acercándome a la ventana.

  • ¿Y sobre qué has reflexionado?
  • Que puedo quedarme aquí sin perderme. Que mi humanidad no es una debilidad.
  • Eso mismo decía Camille - confesó Klaus.
  • Ya sabes que no soy ella - le contesté rápidamente, con brusquedad

Hubo un silencio prolongado por parte de él.

  • Estás cambiando, Aurora - observó, pero en su voz no había nada de reproche
  • Sí - le repliqué, y alcé la cabeza, cosa que hacía cuando me echaba para adelante con una cosa. - Y ahora quiero algo más. Pero no de ti ni de nadie Quiero poder mirar este mundo sin que este me coma a mí.

Klaus dio un par de pasos hacia mí, pero sin invadir demasiado mi espacio.

  • Si alguna vez lo hace, haré lo que sea necesario para devolvértelo - dijo en voz baja
  • Lo sé - dije solamente

Y por primera vez desde que entré en este mundo, me di cuenta que Klaus no era realmente una amenaza. Al menos, no el villano de mi historia




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