Pasaron los años. El mundo, con su constante sed de novedades, olvidó poco a poco el nombre de Kobo. Las noticias sobre el gorila gigante de la selva africana dejaron de ser la comidilla de los periódicos y los programas de televisión. Pero para la aldea, Kobo nunca fue una simple noticia. Era una parte de su historia, de su vida, y de su alma.
Mbali creció, y su sabiduría se hizo más profunda. Se convirtió en la líder de la aldea, su corazón lleno de valentía y su mente llena de conocimiento. Ya no era la niña que había sido salvada por Kobo. Ahora era una mujer, una protectora de su gente y de la selva.
Y Kobo, el Gorila Gigante, se convirtió en una leyenda. Ya no era visto a menudo por los aldeanos, pero su presencia se sentía en el aire. El rumor de un gorila que era el guardián de la selva se convirtió en un mito, en una canción de cuna que las madres cantaban a sus hijos.
Kobo, por su parte, vivía en paz. Él era la selva, y la selva era él. La paz había regresado a la aldea, y el Gorila Gigante, con su corazón lleno de sabiduría, se convirtió en una leyenda que se transmitía de generación en generación.
El Gorila Gigante había encontrado su hogar.
Editado: 19.08.2025