Me despierto sintiéndome un poco mareada y extraña.
Miro a mi alrededor, estoy en el bosque apoyada en el muro.
Siento que el lado derecho de mi cuello arde.
No me duele mucho, es algo tolerable.
Me levanto tambaleándome, trato de calmarme y después de unos minutos rápidamente salgo del bosque.
Al llegar a mi casa siento un vacío enorme.
Mi pecho me duele y me arde, siento que mis lágrimas se aproximan, trato de relajarme.
Abro la puerta y la cierro detrás de mí.
Suspiro cansada, subo las escaleras y voy a mi cuarto
Y corro a tirarme a mi cómoda cama.
Pero a mitad de camino me detengo a verme al espejo
Anonadada me acerco.
En mi cuello hay una especie de pequeña llama azul, paso mis dedos por ella, pero duele.
Trato de quitarla con mi mano, pero es imposible.
Corro al baño y sigo intentando con todo lo que se me ocurre,
pero es imborrable, como si se hubiera tatuado en mi piel.