Lentamente, abro mis ojos, ya que el sol pegaba en ellos, me doy cuenta de que aún sigo en el bosque, al parecer me quede dormida aquí.
Siento un aroma peculiar, igual al del otro día.
Pero antes de pensar en ello me miró,
Tengo una chaqueta de cuero sobrepuesta.
¿Pero qué diablos?
Lo primero que hago y de curiosa le reviso los bolsillos.
—No deberías hurgar en las cosas de los demás. —me sobresaltó al escuchar.
Miro hacia donde proviene esa voz.
—Yo no... —digo anonadada mirando al tipo con vergüenza.
—Está bien, no te preocupes— dice sonriendo — Me presento soy Pit ... Un gusto.
—El gusto es mío soy ...