Kull-Dan: La Búsqueda de las 7 Máscaras Perdidas

Un Triunfo Legendario Para Angel Johann.

 

 En lo más profundo de un palacio derrumbado, el incesante sonido de las cadenas golpeándose entre sí es escuchado. Un espacio mayoritariamente conformado por ruinas de lo que alguna vez fueron estructuras en pie.

 

  Estas cadenas están conectadas al suelo.

 

  El joven Dedecker ya lleva un rato inconsciente. No obstante, se entera que está esposado a unas cadenas, haciendo que el chico se extrañe del por qué las lleva puestas en sus pies y en sus manos. A pesar de desconocer el causante de esto, su fortaleza mental no se detendrá nunca.

 

- A. Johann: ¿Qué…? ¿Qué es esto…? *Jadeo*

 

   En ese instante, el muchacho mira alterado lo que le rodea. Mira a su izquierda, a su derecha, sólo hay ruinas…. Pero él sabe que eso no es todo, detrás de un pilar caído a lo lejos aparece un individuo.

 

    Éste lo mira directamente mientras se va acercando, y en muy poco tiempo ya está frente a Johann. Cuando sus miradas están muy cerca, el muchacho trata de zafarse en estado de euforia. El hombre hace una sonrisa despectiva, e inmediatamente Johann contiene la respiración hasta dejar caer su cabeza junto con un gruñido de odio, sudando notablemente.

 

- A. Johann: *Jadeo* *Jadeo*

 

   El joven está asustado por lo que sucederá, además suspira varias veces para tranquilizarse, sin embargo el individuo le agarra del cabello para que lo mire a los ojos.

 

- A. Johann: ¡Ah…!

 

   El señor le suelta la cabeza, en tanto a este chico reacciona furiosamente ante su rival mientras que éste se encuentra serio mirándolo de frente con expresión enojada.

 

- ¿?: Mocoso insensato, ¿cuánto tiempo más piensas estar ahí sin hacer nada? Si de verdad quieres conseguir algo, primero logra ponerte sobre ambos pies.

 

   Gregor Patrick Dailoff; una persona repugnante ante la mirada de Angel Johann, y, sin embargo, alguien a quien tiene la obligación de llamar padre.

 

- A. Johann: ……..

 

- Gregor: ¿Qué? ¿Se te acabó el aliento? Pues parece que no estás muy feliz de verme, hijo.

 

    Después de escucharlo enfatizar la última palabra, el joven Dedecker deja atrás su silencio y habla.

 

- A. Johann: Por supuesto que no, nunca podría alegrarme de ver a un canalla como tú. ¡Khj- Ugh…!

 

   Luego que lo dijera, el hombre da un golpe rápido y directo con su pie al rostro de Johann, haciendo que éste la inclinara casi por completo hacia atrás debido al impacto.

 

- A. Johann: Ah. *Suspiro*

 

- Gregor: Date cuenta que no eres más que un farsante, que finge ser fuerte para proteger lo que le importa. Mantente callado un momento, ¿quieres? No vaya a ser que tu madre te escuche decir que ella tiene mal gusto con los hombres.

 

   Dice esto último con una expresión más seria.

 

- Gregor: Bueno, si ella pudiera.

 

   Y a pesar de ello, trata de burlarse de Johann.

 

- A. Johann: ¡Cállate!

 

   Tras no soportar más, el muchacho rompe desenfrenadamente uno de los eslabones, de tal manera que le lanza uno de ellos a su padrastro, quien con sus reflejos lo toma de manera sorprendente y a su vez se va incorporando en agua negra, la cual atraviesa el cuerpo del joven, haciendo que éste se distraiga con su breve ahogo, no obstante, detrás de él escucha unos pasos de los que se da cuenta que son del señor Dailoff subiendo unas escaleras a un par de metros. Inmediatamente, gira su vista hacia dónde se fue su objetivo, cuya persona se encuentra en el segundo piso, enseguida del primero.

 

  Este lugar no es más que un reflejo del anterior, con un par de esculturas agrietadas en el suelo y más escombros por todos lados.

 

   Atrayendo al muchacho con una señal de su mano, dirigiéndola hacia delante y por atrás dos veces, esto hace que el chico le obedezca, rompa la otra cadena y corra velozmente. Salta para llegar al piso superior, sujetando el balcón y da una voltereta hacia en frente mientras tanto Gregor se quita el saco, Johann sólo acababa de ver eso último, se percata rápidamente de que Gregor se abalanza contra él junto a su puño preparado para asestar contra su cara.

 

   Afortunadamente, los reflejos de Johann le permiten esquivar esto inclinándose hacia atrás, cayendo de espaldas al suelo en el acto. Rápidamente se reincorpora para el momento en que su padrastro ya viene de nuevo a intentar atacarlo, Johann contestó inclinándose para no recibir el daño y empuja su cuerpo con fuerza para taclearlo para lograr que ambos choquen contra una pared.

 

- A. Johann: Ya te lo dije, no volveré a dejar que me hagas daño.

 

- Gregor: Oh, ¿de verdad lo crees así, niño?




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