Kull-Dan: La Búsqueda de las 7 Máscaras Perdidas

La Incertidumbre de Richard Desmoulieres.

“Es molesto y desesperante… Quizás no. Cuando todo luce normal, sin problemas y parece que todo está yendo bien, para que después esa felicidad o tranquilidad sea perturbada fácilmente por asuntos que no podemos predecir, no podemos detener. Ésa es una de las cosas que nos vuelve humanos, vivimos el día a día sin saber absolutamente nada de lo que ocurrirá, siempre arriesgándonos a lo que pueda ocurrir en el futuro próximo.”

 

-Muy bien, ahora todos formen un circulo y siéntense.
-¿Pero quién va a…?

 

   Como en todos los fines de semana, Richard Desmoulieres sale de casa para ir por la despensa de la semana, después de todo, vive solo.

 

-Ah… ¿Sí puedo comenzar yo primero?
-Recuerda, sólo porque confiaré en ti y tengo curiosidad de descubrir tu idea, te permitiré que la reveles cuanto antes.

 

   Luego de haberse dado un par de vueltas por su casa para asegurarse de que no olvida nada, decide salir por fin.

 

-Bueno, ¡aquí voy…! ¿Qué pasa?
-… No es nada, pero…
-¿Qué? ¿Estás empezando a sentir una “extraña sensación” o algo así?

 

   Desde el inicio de este día, Richard ha pasado un mal rato tratando de entender lo que ocurre. Todavía no sabe si darle importancia, e igual podría estar siendo paranoico; el color de su colcha ha cambiado, un par de muebles no están y otros que creyó haber desechado se encuentran ahí, como si nunca hubiera ocurrido. “¿Qué más estaré pasando por alto?” se pregunta.

 

-Oye, pero olvidaste decir la oración.
-Upps, es cierto. Empezaré desde el inicio.
-Chicos… Sigo creyendo que es muy incómodo hacerlo de esta manera.
-Y yo ya me estoy arrepintiendo de seguir los juegos de este niño.

 

  Es un día muy tranquilo y al menos al chico le resulta agradable. Es como si el sonido de muchas cosas hubiera sido difuminado, pareciera que el sólo ruido del vidrio rompiéndose fuera capaz de perturbar todo este extraño equilibrio.

 

-No me digas.
-Sí, esta ventana también está bloqueada.
-¡¿Qué haces?!
-Si ésta es la única manera. No te preocupes, limpiaré el cristal después.
-¡Mis padres me van a matar si tú…!
-Espera, algo sucedió, creo que ya no está cerrado.

 

- Richard: Jeje, seguro Johann ha de estar molesto de tener un día tan opaco. Y hablando de él…

 

   Su casa no está muy lejos, para su conveniencia.

 

- Richard: ¡Johann!


   Frente a su puerta no se alcanza a notar nada de movimiento dentro de la residencia, ni siquiera la ventana de la habitación, la cual suele estar siempre abierta.

 

- Richard: ¡Johann!


   Sin respuesta. Es como si todas las calles hubiesen quedado desoladas.

 

- Richard: ¡Johann! ¡Angel Johann, sal de una vez, chico musculoso…! Qué mal, eso siempre funciona.

 

  Concluyó que quizá estaba viniendo muy temprano.

 

-Qué raro.
-¿Qué esperas?
-¿Eh…? No abre.
-¿Cómo que no abre? Seguro se atoró o algo.
-Deja yo lo intento.

 

  Debe ir al lugar que está cruzando el puente del río, allí se encuentra la zona comercial de Bälchbamburg, el pueblo donde él vive.

 

  Un suceso que captó la atención de Richard lo hizo salir de ensimismamiento; uno podría creer que una escena así no tiene nada de qué impresionarse, Richard pensó eso de la misma manera por un momento, luego se dio cuenta, exactamente es el momento lo que lo extrañó. En realidad, no es algo que lo haya hecho mostrar una expresión de mucho asombro, sólo se detuvo a observar:

 

  Es el cielo, se encuentra de un naranja ligero que es común durante las tardes.

 

- Richard: ¡No puede ser…! ¿Qué está pasando? No dormí tanto, ¿o sí?... Sólo ha de ser un efecto de la mañana, no es algo de lo que deba preocuparme, supongo.

 

  Con la desagradable sensación de haber empezado ese día demasiado tarde, el chico caminó un momento y tomó uno de los muchos pequeños caminos que rodean la colonia por la que vive, por ahí llegaría rápido a la zona comercial del pueblo.

 

  Al momento, Richard no pudo evitar notar de nuevo el vacío en el pueblo que sólo se podría describir como si fuera de noche; nadie se encontraba en su camino, no miraba a nadie mientras seguía caminando, ¿Qué acaso todos se fueron sin avisarle sólo a él? Claro, ésa era una tonta asunción.

 

- Richard: Qué desértico está el pueblo hoy… ¿Eso significará que es muy temprano o muy tarde…? Vamos, que ya no sé ni qué tonterías digo. Pero entonces, si ya es tarde, habría mucha gente andando, en las tardes hay muchos niños jugando por aquí…  ¡Ahh! ¡No entiendo nada! Sólo-, mejor debo apresurarme.




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