En un campo veraniego, donde el aire fluye con el movimiento de las gramíneas del césped durante una noche etérea e inexistente, un joven robusto yace dormido en mitad de ese lugar, quién por obra de su sentido del tacto, abre sus ojos tranquilamente de tal modo que al ver las estrellas del cielo, hace que se sorprenda brevemente.
- Robert: Es de noche…
En efecto, Robert Schmitt es quien despierta en ese entonces. Con una posición corporal acostado boca arriba, éste muchacho parece estar más esbelto de lo que no se aprecia en Bälchbamburg.
- Robert: *Jadeo* ¿Césped?
Tras sentir una sensación rasposa desde su mano derecha, éste muchacho revisa inmediatamente por esta zona y se entera que hay hierba en la superficie, no obstante desde ese ángulo de vista, aprecia dudosamente su mismo brazo que está descubierto, como si no tuviera ninguna camisa puesta, por lo tanto se impresiona nuevamente y enseguida levanta su dorso de manera rápida para examinarse así mismo a base de toqueteos en sus brazos y pectorales.
- Robert: No tengo nada puesto, pero entonces qué…
Al darse cuenta que no tiene ninguna prenda en el torso, voltea a ver su zona inferior, donde inesperadamente se entera que hay un conjunto de margaritas cubriendo de ésta misma. Sintiendo curiosidad, Robert extiende su mano derecha hacia las flores, de tal modo que cuando retira una de ellas, otra raíz crece en el hueco vacío de forma rápida, esto hace que el joven Schmitt jadee por el suceso increíble y a la vez insiste en sacar otra margarita, de tal modo que vuelve a pasar lo que anteriormente sucedió. Al tener dos flores, éste muchacho las acerca tranquilamente hacia su nariz para poder percibir su siniestro olor, cerrando los ojos mientras lo hace, recibe un momento breve de paz, cuando de pronto un sonido monstruoso se escucha a lo lejos de la locación, causando una fuerte impresión que incluso Robert gira su vista para intentar ubicar al ente que provocó aquél espeluznante rugido.
- Robert: ¿¡Qué!?
No obstante, se vuelven a oír los gruñidos por otra parte más cerca del joven Schmitt, quien nuevamente reacciona ante el suceso, por lo que decide levantarse rápidamente para intentar alejarse de la criatura misteriosa. De repente, el muchacho se tropieza al pasar diez metros de longitud, soltando las margaritas cuando cae de manera brutal.
Mientras trata de recuperarse en el suelo, las flores aterrizan diligentemente encima del pasto, de tal modo que permanecen unidas en un tallo, como si hubieran crecido en esa misma zona por arte de la naturaleza. No obstante, cuando Robert voltea a ver las margaritas en el césped, siente un temblor que surgió en la superficie terrestre que se va haciendo más intenso mientras el joven se va cubriendo temerosamente por el suceso. Sin embargo, al momento en que se tranquiliza la situación, Robert gira su cabeza para ver que todo sigue igual en el entorno.
- Robert: ¿Ya habrá terminado…? *Jadeo*
En ese entonces, el muchacho se impresiona al ver que hay un montículo de césped en frente de sí mismo, el cual surgió de aquél temblor espontáneo.
- Robert: ¿Una cueva?
Temeroso al ver el interior de la siniestra cueva, Robert vuelve a escuchar los gruñidos del ente misterioso, por lo que al tener miedo de éste mismo, decide adentrarse al montículo de césped rápidamente.
Una vez dentro de la cueva, el joven Schmitt escucha algo moverse, volteando hacia la zona donde proviene el sonido.
- Robert: ¿Qué rayos?, ¡se está cerrando!
Una parte del suelo se levanta hasta cubrir la entrada, haciendo que Robert corra hacia ella para examinar que no esté completamente cerrada.
- Robert: Oh, por favor…
El hueco queda cubierto y a la vez resulta ser impenetrable, por lo que al dejar de golpear el muro de tierra, un brillo verde llama la atención del joven Schmitt, de tal modo que voltea a ver más allá del interior de la cueva.
- Robert: ¿Qué es eso?
En lo profundo de la ruta, Robert ve que hay un estanque con agua de color verde azul en medio de la oscuridad, haciendo que éste muchacho proceda curiosamente hacia aquella zona de manera precavida para no caer en ninguna especie de trampa.
Ladeando su vista hacia su alrededor, el joven Schmitt llega al estanque, de tal manera que cuando pisa una parte que no tiene superficie como cubierta, se da la vuelta lentamente hasta quedar justo en frente del área acuoso.
- Robert: *Jadeo*
Sorprendido, Robert traga saliva mientras observa detenidamente el estanque.
- Robert: Qué agua tan más brillosa…
En ese entonces, el chico se va poniendo de cuclillas para fijarse más de cerca.
- Robert: …Y verde.
Curioso por el aspecto del interior del estanque, Robert acerca su mano derecha para poder sentir el tacto del agua, por lo que al introducirla percibe una calidez sin igual que lo complace mientras la va moviendo de lado a lado. Sin embargo, al primer intento de retirarla del estanque, otra mano toma de ésta misma desde el área acuoso, haciendo que el joven Schmitt se sorprenda al mismo tiempo que va siendo atraído por la fuerza de la misteriosa criatura hasta meterlo completamente en el estanque. Durante el descenso a las profundidades del estanque, Robert contiene la respiración y mira tierra firme cada vez más lejos, pero al momento de voltear a ver a la criatura de manera forzosa, se da cuenta que está por llegar a lo más hondo del agua, haciendo que pierda el conocimiento instantáneamente.
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Editado: 23.01.2019