Kull-Dan: La Búsqueda de las 7 Máscaras Perdidas

Distinción, Diversión y Deleitación.

 

 En un día nublado y ventoso, en una zona aislada con lona negra, sacudiéndose por las fuertes corrientes del viento hacen que los barrotes de una jaula exclusiva para tigres se muevan temblorosamente. Hasta percibir un sonido implacable de dos manos al aplaudir, Robert abre los ojos de modo repentino, los cuales comienzan a contemplar el ambiente gris del lugar. No obstante, vestido con una bata larga y un pantalón blanco, este muchacho siente frío por la falta de prendas por lo que tiene escalofríos intensos que provocan su cruce de brazos en el cuerpo, temblando sus dientes, con los ojos cerrados temporalmente, debido que éste mismo inhala y exhala en el exterior de sus manos para recibir calor, sin embargo permanece observando hacia la gran carpa de un circo baldío.

 

  En ese entonces, Robert aproxima sus manos para agarrar los barrotes más cercanos de su jaula, acercando su rostro a ésta misma para ver más del sitio de enseguida. Tras dejar de prestar atención a la imagen descolorida del circo, el chico voltea a la izquierda para ver donde se encuentra la salida de la celda.

 

  Encontrando el agarrador de la puerta de tubos, Robert escala el que tiene sujetado para irse irguiendo para levantarse, de modo que éste mismo lo hace mientras va costándole trabajo pero está resultando su objetivo. Al estar de pie, el joven procede a avanzar hasta la salida de manera lenta debido que presenta problemas para equilibrarse.

 

  Esforzándose lo mejor que puede, con quejidos y jadeos, el muchacho llega a su destino deseado, por lo que después suspira varias veces para estabilizar su condición. Luego, estira sus antebrazos para tomar la manilla, de tal manera que atraviesa las aberturas que forman los tubos de hierro. Sintiendo el frío del óxido, Robert se queja por la sensación, hasta que decide girar con delicadeza el objeto hacia la derecha.

 

  Al tirar fuertemente de la manija, éste chico nuevamente suspira por el trabajo que realizó, después se dispone a empujar de la puerta lentamente, con su brazo derecho sujetando el barrote, Robert recarga su peso mientras procede a bajar a la superficie. Cuando este chico sin fuerza alguna pisa el suelo, éste va moviendo su otro pie para poder caminar, de tal manera que se va inclinando su cuerpo, dejando el cilindro con la mano izquierda en la corteza y la otra soltando del objeto, éste joven levanta la frente para observar su objetivo.

 

 Con su expresión de incertidumbre, Robert traga saliva para disponerse a seguir con su camino, de tal manera que gatea hacia una de las sogas de la carpa mientras suspira en el progreso.

 

  Al llegar a la zona deseada, el joven Schmitt toma la cuerda con su mano derecha seguido de la izquierda, ejerciendo fuerza en éstas para ir sujetando el hilo grueso. En ese entonces, suspira por el cansancio mientras oye un extraño sonido, como si alguien estuviera cortando tela verticalmente, causando que éste muchacho voltee hacia la dirección donde se percibe el corte. Al girar su vista, Robert se da cuenta que hay una abertura en el toldo del circo baldío, de modo que voltea a ver hacia atrás para identificar al ente que hizo el ruido, pero no consigue verlo por ninguna parte cercana a él, sin embargo éste mismo vuelve su cabeza hacia la misteriosa entrada, de modo que es levantada por las fuertes corrientes del viento, causando que Robert se cubra mientras mira el movimiento de los fragmentos sacudiéndose, por lo que éste mismo se dispone a tomar la parte izquierda del hueco y se suelta con ferocidad hacia el interior del lugar vacío.

 

 Una vez adentro, con el cuerpo dolido por el golpe seco de su caída, el joven Schmitt gira su vista hacia atrás, de tal manera que da una vuelta de 150º grados a la derecha para mirar más allá del lugar pero no le es posible porque está oscuro completamente. De repente, con el místico retintín de un reflector, una pista se revela debido a una luz proveniente de arriba.

Al encenderse esa luminiscencia, Robert se dispone a levantarse para dirigirse a esa zona, de modo que coloca sus pies y se irgue, luego comienza avanzar de manera que va lentamente hacia la arena. Caminando hacia delante, el chico trata de seguir el ritmo de la psicomotricidad, el cual llega a estar moderado a los tres pasos. Manteniendo el curso, Robert arriba al borde de la pista, de modo que sube el pie derecho a través de la vereda superior para colocarlo al otro extremo de la superficie, donde al deslizar la pierna izquierda con sacudimiento en ésta misma, se cae un diamante pequeño y rojizo de manera que el joven Schmitt no lo ve por seguir caminando hacia donde se reflecta la luz.

 

  Justo en la ubicación exacta, el muchacho gira su vista hacia arriba mientras se cubre con la mano derecha para evitar la intensidad de la iluminación en los ojos. Suspirando con interés, Robert percibe un objeto delgado descender desde lo alto, haciendo que dirija su perspectiva donde esta misteriosa figura se aproxima, viendo como se mueve al estilo de una hoja silvestre la trata de sostener, pero no le es posible porque ésta misma llega al suelo.

 

 Al enterarse de que la nota está debajo de sí mismo, extiende su brazo izquierdo para tomar el fragmento pequeño y luego lo dirige a su zona superior para examinarlo.

 




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