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Prefacio

Ésta no es una historia más, aunque me gustaría que lo fuera. Las punzantes variables de mi percepción le dan un matiz insoportable a lo que hoy, y desde hace una incalculable cantidad de tiempo, se ha convertido en mi realidad. Me gustaría poder precisar muchas cosas de mi entorno con la exactitud y seguridad que demostraba Albert Einstein, al exponer cosas como el espaciotiempo y su ley de la relatividad, pero la verdad es que todo me resulta tan confuso como dichos conceptos  para el noventa y algo porciento de la humanidad. Tengo mucho por decir, pero nada que afirmar. Ésta es, posiblemente, la peor de las pesadillas que nadie debería tener, pero si es una pesadilla, es demasiado real para soportarla. Podría empezar por el comienzo cayéndo en la paradoja de lo redundantemente lógico, o lo lógicamente redundante que ello resultaría, sin embargo La compilación de mis recuerdos resulta más, una colección de fotografías rotas y esparcidas por la llanura de mi memoria, lo cual me dificulta ubicar el principio de toda esta locura. Me apremia un hecho absoluto que combina la falta de todo.  La oportunidad de plasmar todo esto con la abzurda esperanza de hacerlo llegar a alguien que pueda auxiliarme, es más un escape mental de mi cautiverio, que un deseo de ser libre, pero dicha oportunidad no se repetirá, por ello necesito ordenar de alguna manera el torbellino que tengo por ideas, para relatar con el mayor lujo de detalles lo poco que sé, para que, deprónto, alguién en un futuro hipotético pueda usarlo como pieza clave en la imaginaria investigación que llevaría a mi búsqueda, si es que este cuaderno llegase a las manos de alguien de fuera, lo cual hace parte de mi actual universo de provabilidades improvables. 
Primero diré que estoy en un lugar de poca luz y espacio reducido. Huele mal, aunque mis sentidos ya se han adaptado. Cabe decir que el proceso para llegar a dicha adaptación e incluso considerar este lugar...       "agradable", se dió en otro sitio mucho peor, y encierra un contexto asqueroso, doloroso,  navegándo en las corriéntes inevitables de la tortura, la desesperación y la muerte, pero en ello enfatizaré más adelante. Hay una cama vieja de madera, con parales y travezaños de color púrpura. Tiene pegadas algunas láminas de animalitos y plantas de las que salen en las chocolatinas. Hay una inscripción tallada rústicamente sobre la madera, hecha con lo que creo, era un alámbre o algo similar, quizá un gancho de coger el pelo que está aquí tirado. La letra es apretada e imprecisa, por lo que sospecho, la chica que la hizo no tuvo mucho tiempo para ello. Dice "cristian, perdóname hijo por abandonarte, una maldita bicha me condenó a este mundo asqueroso y peligroso. Hoy será mi fin, en las manos de tu padre estarás mejor, adiós. Mamá".  Hay muchas inscripciones similares talladas en las corroidas paredes del pequeño lugar, que no tiene más de nueve metros cuadrados. cada leyenda encapsula el desespero por el que pasaron los secuestrados que han estado aquí antes de mí. No tengo noción del tiempo desde que llegué al otro sitio. No tengo contacto con el exterior, ni con la luz del sol desde hace mucho. Los días y las noches no son más que una sospecha marcada por el ritmo de actividad y descanso al que mi cuerpo ya estaba acostumbrado. Si ha sido ligeramente acertado, llevo, creería, dos meses secuestrado. He dormido sobre una colchoneta cuya superficie  está cubierta por una mezcla de sustancias y fluídos que constituyen una sola mancha de diversos colores y texturas. Hay varias partes con sangre, creo, por su tamaño y ubicación, algunas corresponden a fluídos mentruales, pero la de la esquina inferior derecha es muy grande, seguramente alguien se desangró allí. También hay una considerable cantidad de manchas que no logro identificar aunque algunas de ellas podrían ser de comida. La estancia es terrorífica, aunque de manera misteriosa se vuelve acogedora, no solo para mí, hay nuchas evidencias que dejan en claro un hecho innegable: este ha sido el hogar de descenas de personas solitarias.
Hay mucha basura, aunque bien visto, constituye una serie de pequeños tesoros invaluables, ya que en su mayoría son objetos personales que acompañaron, posiblemente, los últimos días de vida de cada una de las personas que han pasado por este lugar. Pero hay uno que me resulta inquietante, terrorífico y aberránte. Es una pequeña maleta de iron man. Dentro hallé una bolsa con las onces descompuestas de un pequeño, una cartuchera con los utencilios básicos de estudio como colores, lápiz, borrador, sacapunta, entre otros. Hay cinco cuadernos con carátulas alusivas al mismo personaje, una cartilla de español y una de inglés. Están marcados con el nombre de Cristian Camilo Sepúlveda, grado 3-A, colegio Santa Teresita. 
Podría sospechar que es el mismo Cristian de la cama, pero eso ya ni caso tiene, el punto es que en ésa maleta encontré lo necesario para escribir esta...   llamémosle carta, en la cual deposito mi único escape, y el despojo de mis esperanzas.
Quizá sirva hablar de ella, no quiero culparla porque la amo y sé que no haría nada que me lastime, pero Adriana puede colaborar para esclarecer mi situación y ayudar a encontrarme, si es que alguien lee esto y estoy vivo cuando suceda.
Todo empezó el primer día de clase. Tuve un proceso difícil para ingresar a la universidad Nacional, pero el puntaje del icfes ayudó bastante. Ingresando a la facultad de ciencias humanas estaba ella, la más hermosa y deseada. Su estatura que se aproximaba al metro con setenta le confería una imponencia natural, su cuerpo era sencillamente perfecto, de seguro pasaba horas en el gimnasio. El cabello hasta la cintura, negro, lazio y brillánte, era solo una de las tantas causas de ser tan envidiada por las demás chicas. Ojos grandes, labios carnosos pintados con un labial rojo intenso. Vestía un jean negro ceñido y la chaqueta de cuero, del mismo color, tenía el cierre a la mitad, dejándo a la vista un escote monumental. Todos la observamos descaradamente, y ella aparentaba molestarse por ello. Quedé embelezado desde el primer momento, creería que todos por igual, pero yo capté las señales, todo empezó a encajar y supe que ella iba a ser para mí...



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En el texto hay: violencia explicita, suspenso

Editado: 22.07.2018

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