Había sido una noche bastante larga, los rayos del sol acariciaban las cortinas que cubrían las enormes ventanas de la sala y el trinar de las aves que vivían en los árboles plantados en las aceras, hacían más ameno el despertar en las mañanas. En un sillón descansaba la señorita Katherine cubierta únicamente con un abrigo negro y largo que pertenecía al detective L.
El asesor observaba a la señorita Katherine a escasos centímetros de su cara mientras sostenía su teléfono celular a la altura de su oído izquierdo.
—¡Jones! —gritó el detective extasiado de felicidad, era extraño ver aquel gesto en el rostro del joven.
Katherine se levantó asustada del sillón donde dormía a causa del escándalo causado por el detective.
—Cambió de trabajo —susurró L para no ser escuchado por la persona al otro lado de la línea telefónica.
—¿Qué?, ¿quién?, no entiendo de qué me esta hablando —respondió la mujer sumamente confundida.
—El asesino del globo —volvió a susurrar el detective.
Katherine se quitó el abrigo, se dirigió a la cocina por un vaso de agua, caminando cuidadosamente para no pisar los varios papeles tirados desordenadamente en el suelo y el resto de la sala.
L la siguió hasta la cocina con el celular puesto en la oreja.
—Hace unos años —comentó el detective. —El FBI tenía la teoría de que el asesino era un exterminador.
La agente bebió de su vaso.
—La familia del joven Liam fumigó su casa semanas antes del secuestró de su hijo.
El detective revisó su celular para comprobar que aún seguía en espera.
—Nadie había pensado en eso —prosiguió. —hasta que encontraron estas fotografías fuera de las casas de las víctimas dos y tres.
L enseñó las fotografías que tenía en bolsillo trasero de su pantalón a la señorita Katherine.
La mujer dejó a un lado su vaso de agua y agarró ambas fotografías para poder verlas mejor.
—Ambas familias fumigaron sus casas —comentó la agente.
L revisó su celular nuevamente, aún seguía en espera.
—En el año 2014 el FBI entrevistó a cada uno de los 42 empleados de la compañía encargada de fumigar ambas casas pero no hallaron a ningún sospechoso, terminaron rindiéndose y desechando aquella teoría.
Katherine escuchaba con mucha atención mientras seguía observando las fotografías, L seguía con el celular puesto en la oreja.
—Yo pienso —prosiguió con la explicación de sus deducciones. —Yo creo que ellos, el FBI, sí estaban en el camino correcto, tenían mucha razón: el asesino de los niños trabajaba como un fumigador pero luego cambió de empleo. Para ser exactos entre los asesinato de las víctimas tres y cuatro.
La mujer lo miró con interés, tratando de seguir el ritmo de las deducciones del detective.
—¿Ves esto? —preguntó L a la mujer que estaba con él.
El detective de anteojos extendió el ejemplar de un periódico a la agente para que lo pudiera revisar. Katherine entregó las fotografías al joven y tomó el periódico.
—He estado investigado y… —prosiguió el detective. —Resulta que la familia de la víctima número cuatro tiene una suscripción a este periódico.
El detective hizo una pausa para aclarar sus ideas y no confundirse a él mismo.
—Misma suscripción que la familia de Tamara Hawking tiene. Es muy curioso ¿Cierto?
—¿Cómo sabe que el señor Hawking es suscriptor del periódico? —preguntó Katherine.
—Ayer, cuando fuimos a la casa de los Hawking, me metí a su cocina para agarrar algo que bloqueara la cámara de los tipos de la televisión, al fondo del bote de la basura puede observar el periódico del día pasado.
—Pero, ¿las familias de los otros niños también tienen suscripción al mismo periódico?
—¡Excelente pregunta señorita Jones! —contestó el detective mostrándose entusiasmado de poder resolver las dudas de su acompañante.
Katherine observó al detective con interés, mirándolo a los ojos. El joven prosiguió a contestarle.
—Las familias de las víctimas restantes no son suscriptores de ese diario.
—Pero... eso significa que el patrón no coincide, se rompe —comentó Katherine tomando su vaso de agua nuevamente.
—Ahí está el detalle, ellos no son suscriptores del diario pero sus vecinos sí lo son —respondió el asesor con una media sonrisa.
—Entonces, para tenerlo claro, ¿usted dice que pennywise, el asesino del globo, trabajaba como un fumigador y ahora es un repartidor de periódico que trabaja de noche?
—Exacto, el asesino eligió a sus primeras tres víctimas en su primer empleo como exterminador y las víctimas restantes las ha identificado trabajando como el repartidor de periódico.
Katherine entrecerró los ojos, bajó la mirada al suelo reflexionando sobre las deducciones de su compañero y halló en el piso una hoja de periódico que tenía un círculo dibujado alrededor de la imagen de una bodega.
El detective aún esperando información a través del teléfono se acercó a la joven para recoger esa página del diario.
—Es una bodega vacía, pienso comprarla para tener un almacén y hacer más espacio en la casa —confesó a la agente que le miraba con curiosidad.
El detective sonrió y levantó una ceja.
—Colgaron —mintió, apagó su celular poniéndolo en el bolsillo de sus jeans color azul marino.
El detective abandonó la cocina para irse a cambiar de ropa por otra totalmente idéntica pero limpia, le dijo a Katherine que saldría a dar un paseo para aclarar su mente y abandonó la casa sin decir otra cosa.
Thiago y trece dormían en el sótano, el niño recién llegado descansaba en la habitación del joven detective, abrazando plácidamente a su adorada mascota.