L Detective

Capítulo Xl

—¿Has visto a L por alguna parte? —preguntó el detective Thompson. 


—Salió después de interrogar a Liam, dijo que su trabajo ya estaba hecho —Contestó la agente Katherine. 


—Creí que le gustaría estar presente en la operación pero bueno, él tiene razón ya ha cumplido con su trabajo, esto ya no le concierne más, seguramente fue a su casa a dormir plácidamente —sonrió.  


La agente Jones y el detective Thompson salieron de la central de policía junto con un grupo de rescate, todos los oficiales iban armados, portando chalecos antibalas. Los agentes subieron a varias patrullas; el detective Thompson junto a su compañera subieron a una camioneta cerrada parecida a la de una ambulancia, en el interior, estaba equipada con computadoras, cables y pantallas donde se podía ver lo que transmitían las cámara ocultas en los cascos de los agentes armados. 


Una vez estando todos a bordo en sus respectivos vehículos, Thompson dio la orden para que se pusieran en marcha. 


Los vehículos llegaron a destino la camioneta donde Thompson y Katherine esperaban, se posicionó a una cuadra de distancia desde allí podían ver lo que ocurría a través de las cámaras que tenían los agentes, manteniéndose a salvo. 


Las patrullas se dispersaron alrededor de la manzana, una vez todos en posición, los hombres armados bajaron de los vehículos, con armas en mano y a paso veloz se acercaron hasta rodear completamente la vivienda del asesino. 


Un grupo conformado por cinco elementos se colocó en la puerta principal, un policía a la izquierda de la puerta ladeó su cabeza hacia la entrada, dando a entender a su compañero que era la hora de entrar a la madriguera del asesino. 


El hombre a la izquierda de la puerta recibió el mensaje, se posicionó frente a ella y pateó la puerta con la fuerza suficiente para que ésta se abriera. 


La puerta cedió y los cinco hombres entraron con destreza esparciendose por el interior de la casa. 
Thompson y Katherine observaban tras las pantallas, comunicándose con los agentes por medio de radio.


—Despejado.


—Despejado. 


—Despejado. 


—Despejado. 


La casa parecía estar vacía, aunque a diferencia del primer departamento que L había encontrado, está estaba totalmente amueblada. 


—Despejado. 


—¿Otra vez nos ha vuelto a engañar? —se preguntó la señorita Katherine.


—Eso es lo que parece —contestó el detective. 
Thompson se acercó a la pantalla. 


—¿Eso, Eso es sangre? —dijo el detective señalando la pantalla para que Katherine prestará toda su atención en ese punto. 


—No se distingue bien —comentó la agente. 


—¡Cámara 3! —habló el detective con el radio en mano. —¿Qué esa mancha que está en el suelo? —preguntó. 


La cámara se desvió hacia otro lugar. 


—Ahí, justo debajo del comedor —señaló. 


La cámara volvió a enfocar el lugar correcto, el agente se puso en cuclillas y embarró sus dedos índice y anular en la espesa mancha escarlata. 


—Es sangre —anunció. —También hay pequeñas gotas en los cajones de la alacena, la mesa y la pared de la izquierda. 


—¡Maldición! —bufó el detective. 


Thompson salió del vehículo por la parte trasera, Katherine le siguió. 


—Usted cree que Tamara esté… 


—Esperemos que no —interrumpió el detective adivinando los pensamientos de su compañera. 


Ambos llegaron a la vivienda y entraron al comedor.

  
—Revisen todas las habitaciones —ordenó el detective. —Revisen el piso y las paredes: tal vez hallemos el cuerpo de la niña. 


—¡Encontramos a la niña! —gritó uno de los hombres que estaban dentro de la vivienda, desde la habitación principal. 


Thompson y Katherine fueron al lugar. La pequeña Tamara estaba oculta en el armario, cubierta con muchas prendas que ocultaban su presencia. 


El detective se arrodilló, quitando las prendas que la niña tenía encima. Tamara tenía los ojos cerrados y estaba acostada en posición fetal. 


—Esta viva —anunció, con una sonrisa en su rostro. El hombre que halló a la niña cruzó miradas con Katherine y Thompson.


Tamara tenía toda la cara llena de mugre, se podían ver las marcas de sus lágrimas en sus mejillas sucias, en su cabello había restos de sangre seca. 


El detective la cargó y llamó a una ambulancia, aunque no parecía haber sufrido mucho daño sería mejor cerciorarse de que así fuera. 
 




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