L Detective

Capítulo XVl

—Entonces, lo que quieres hacer es ir nuevamente a la casa de Morgan dónde tenía secuestrada a Tamara. 


—Si, necesito corroborar datos. 


—Esta bien, te acompañare, espérame en el estacionamiento; en un momento paso por ti. 


L salió de la central y tomó el elevador para llegar al estacionamiento, ahora solo le quedaba esperar a su compañera quién minutos después bajó para verse con su compañero. Ambos subieron al automóvil sin decir otra cosa, dirigiéndose al lugar acordado.  


Los dos bajaron del auto cuando llegaron a destino, entrando en la casa que estaba totalmente oscura, L prendió la lámpara de su celular para ayudarse a encontrar el interruptor que encendiera las luces de la vivienda. 


Ahora tenía todo el tiempo disponible para revisar la casa, habitación por habitación. Jones y L inspeccionaban superficialmente la sala del inmueble, el detective reparó en una fotografía de Morgan: el hombre en el retrato estaba de espaldas, con el rostro de perfil, sonriendo, haciendo músculo con los brazos mientras señalaba su espalda con los pulgares. 


—¿Sabes qué es este aparato? —preguntó el detective L, agarrando la fotografía cerca de la televisión, señalando una extraña faja que rodeaba el cuerpo del criminal. 


—Esas son cicatrices de cirugía mayor —respondió la agente, deslizando su dedo índice a lo largo de la enorme cicatriz vertical en la espalda baja del hombre. —Múltiples operaciones: vértebra soldada. 


El detective se llevó el índice a sus labios indicándole a su compañera que guardarán silencio. 


—¿Escuchas eso? —preguntó. 


—¿Qué cosa?  


El detective no respondió a su compañera, comenzó a caminar tratando de hallar de dónde provenía aquel extraño sonido. Katherine siguió a L, juntos entraron a un cuarto que estaba totalmente desordenado: papeles tirados, cobijas arrugadas y la cama desatendida. 


—¿Por dios, que desorden, esta era la habitación de Liam? —expresó la agente al ver todo el lugar revuelto.


Nuevamente el detective ignoró a su compañera y salió del cuarto al ver que ese lugar no era la fuente del sonido que estaba buscando, Katherine siguió al detective hasta la otra habitación, la cuál no estaba tan desordenada.  


El detective corrió las cortinas que cubrían la ventana del cuarto, encontrando una vidrio roto por dónde se colaba el aire de afuera, emitiendo aquel peculiar silbido que el detective estaba buscando. 


El rostro del detective cambió drásticamente, quedándose inmóvil por unos cuantos segundos. 


—¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? —interrogó la atractiva mujer al ver la expresión de su compañero. 


L y Katherine cruzaron miradas, el detective caminó rápidamente hacia la cama e inclinó su cuerpo para poder examinarla a detalle. Sacó su celular del bolsillo izquierdo de su pantalón y, ayudándose con el zoom de la cámara tomó una fotografía de la almohada. 


Katherine observó la imagen capturada con el móvil del detective cuando éste extendió su brazo para mostrarle la imagen. 


L inhaló profundamente para luego sacar el aire lentamente por la boca, tenía que controlar sus emociones, controlarse a sí mismo: este caso le afectaba, era un asunto muy personal y ahora estaba enojado… alguien había logrado engañarlo. 


—No tiene caso que nos quedemos mas tiempo, señorita Katherine —dijo el detective, saliendo velozmente de la habitación.  


Katherine siguió a su compañero hasta la puerta de la casa y salieron del recinto, la mujer sacó las llaves del automóvil y ambos subieron al vehículo. 


—Te llevaré a casa —comentó el detective quitando ágilmente las llaves a su compañera. 


—Yo sé conducir, es mi automóvil. 


—Es un acto de caballerosidad —contestó L, haciendo un pequeño ademán con la mano. 


—Esta bien —respondió la agente Jones caminando hacía el asiento del copiloto. —Lo que el caballero desee —dijo, siguiendo el juego de su compañero. 


Ya era tarde, el transcurso del viaje duraba una hora de ida y otra hora más de regreso, Jones ya estaba cansada, se había quedado dormida en su asiento por lo que L tuvo que despertar a su acompañante cuando llegaron a destino. 


—Jones —dijo susurrando pero Katherine no despertaba. —¡Jones! —volvió a susurrar levantando levemente el volumen de su voz. 


Katherine despertó cuando L picoteó su brazo con el dedo. 


—Ya llegamos —bajó del auto y abrió la puerta de Katherine. —Gracias por acompañarme, todavía tengo que hacer una cosa, supongo que nos veremos mañana, cuando Thompson me mande a llamar. 


La mujer asintió con la cabeza, L devolvió las llaves del auto y esperó a que Katherine estuviera dentro de su casa para llamar a un taxi, le dio la dirección al conductor para luego abandonar el lugar. 
 




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