L Detective

Capítulo XVll

El cuarto estaba oscuro hasta que el muchacho empujó la puerta de su habitación y las luces del pasillo iluminaron cierta parte del cuarto, el hombre volvió a empujar la puerta para cerrarla, bostezó y camino hasta su cama. 


—Buenas noches Liam —dijo una voz fría emergiendo de la oscuridad. 


El muchacho se levantó velozmente para prender la lámpara que tenía en un mueble cerca de la cabecera. 


—Detective L ¿Qué está haciendo aquí? 


—Tenia ganas de charlar contigo nuevamente —dijo, sentándose en una silla que había en el cuarto, juntando los dedos de ambas manos. 


—¿Cómo… cómo entró a mi habitación? —preguntó Liam sorprendido. 


—Por la ventana —contestó el detective fríamente —Me las arreglé para poder abrirla sin cortarme la mano… dijiste que te habías cortado la mano tratando de cerrar la ventana de tu cuarto. 


—… 


—Dijiste tu cuarto más no el de tu captor.


—… 


—Pareces sorprendido Liam, ahora imagínate mi sorpresa cuando fui a tu cuarto hoy: había dos lámparas, una cama, una televisión, tenías todo un palacio comparado con la habitación de Morgan; solo era un colchón con sábanas viejas. 


—No, en realidad está hablando de mi habitación, yo dormía en ese cuarto —respondió el joven con una voz tranquila y segura. —Ahí es dónde me hacía dormir. 


—No, no, no, Liam, no me mientas, no lo hagas otra vez. Dijiste cuando nos conocimos que te habías cortado la mano tratando de cerrar la ventana de tu habitación, que para mí sorpresa resultó ser la alcoba principal: ahí está el vidrio roto. Morgan no resultó ser “Pennywise”… eras tú. 


—Señor L, ¿Qué es lo está tratando de decirme? —preguntó caminando unos paso hacia él. 


—Examiné las almohadas del cuarto y solo encontré cabello largo, castaño; encontré tu pelo —explicaba al mismo tiempo que seguía a Adam con la mirada, observando como se paseaba lentamente por la habitación. —En el otro cuarto dónde se supone que tú dormías; solo encontré cabello oscuro, delgado y canoso; cabello que obviamente pertenece a Morgan. 


Liam seguía caminando lentamente, cabizbajo, de un lado al otro, llevando las manos detrás de su espalda. 


—Tú ocupabas la mejor habitación porque tú eras el amo. 


El muchacho dejó de dar vueltas, tomó otra silla y se sentó de igual forma que el detective: juntando los dedos de ambas manos; inhaló profundamente para luego levantar la cara, mirando fijamente a los ojos del detective por primera vez. 


—Me engañaste Liam y eso no pasa a menudo. Creí que eras un idiota, cuando realmente eres muy brillante. 


Liam asintió sínicamente con la cabeza, sonriendo con desdén. 


—Se requiere de un gran intelecto para que un muchacho logre dominar al hombre que lo secuestró —afirmó el detective. 


—No tiene ni idea —respondió. 


—Dime una cosa, ¿quién propuso que robaran más niños, fue Morgan o fuiste tú? 


Liam volvió a sonreír. 


—Era apenas un pequeño y me sentía solo —fingió con voz inocente. 


—NO —respondió el detective levantando el tono de voz. —Lo que tú querías es hacer a otro la víctima, lastimarlos… como te lastimaron a ti. 


—En realidad no, usted está olvidando a los padres; a los que podía ver en la televisión, llorando, suplicando al monstruo que secuestró a su hijo o hija que los regresara. Cuando Morgan me raptó fue muy difícil al principio, tuve que soportar mucho pero me dejaba ver la televisión y podía ver a mis padres en las noticias aunque fuera una vez al día… pidiéndole a Morgan que me dejara ir.  


L entrecerró los ojos con expresión seria y entrelazó sus dedos. 


—Lo curioso —continuó Liam. —Es que a mí raptor, Morgan, no le afectaba en nada… pero a mí si. 
—Y eso lo disfrutabas, cierto. 


—Me encontré a mi mismo. En cuanto a cómo logré dominarlo: digamos que no es muy difícil cuando tu raptor tiene un coeficiente intelectual menor a noventa: abusó psicólogo seguido de abusó físico, todo muy estándar. 


L asintió con la cabeza, invitando al muchacho con la cicatriz en la ceja a que prosiguiera con su explicación. 


—El intercambio que propuso ayer: Tamara por mí, en realidad no era idea suya, era un plan B, si todo salía mal y yo era atrapado, él tenía que utilizar el rehén que tuviéramos o de lo contrario tomar uno para poder negociar —sonrió. —El pobre idiota no tenía ni idea de que la policía jamás haría eso, ni en un millón de años. 


—Pero sabias que les daría un incentivo para que te ofrecieran inmunidad… debió ser un gran esfuerzo no brincar de gusto cuando te lo ofrecieron. 

 
—¿Esta aquí para matarme detective? Porque debo admitir que encuentro la posibilidad muy… excitante. 


—… 


—Iré al baño, supongo que usted ya no estará cuando yo vuelva —dijo levantándose del asiento, tratando de no darle la espalda al detective. 


—¿Tú mataste a Cero? —preguntó. 


—Si le sirve de consuelo señor L: Cero no sufrió tanto al morir, me llegó a agradar; siempre me decía que usted vendría por mi cabeza, pobre niño —L, lo miró con desagrado. —Ahora entiendo el porqué de su nombre: usted es un perdedor, un tonto. 


El detective asintió levemente la cabeza, penetrando al enemigo con la mirada. 


—Me divertí mucho jugando con usted pero tendré que irme de la ciudad, es tiempo de abrir mis alas, viajar, de volar hacia el horizonte; extrañaré mucho estás charlas —dijo saliendo de la habitación y apagando las luces, dejando al detective en la oscuridad total, inmerso en sus pensamientos… 
 




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