La absurda agencia Spookwind.

CAPÍTULO 14. Mal San Valentín.

Ir de encubierto era usual dentro de la agencia Spookwind; sin embargo, fingir ser otra persona no era algo que entusiasmara a Hooked. Así que, al menos que su líder le dijera que era sumamente necesario, él optaba por ser el refuerzo.

Había decidido que se quedaría a una distancia prudente de la universidad, hasta que los demás se dirigieran hacia el auditorio. Por lo que, en cuanto recibió el informe de Loni diciéndole que las clases finalmente se habían terminado, se acercó a las afueras de la institución a la espera de nuevas indicaciones.

Por suerte, no era el único que parecía esperar a alguien. Pues cerca de la entrada, había al menos ocho tipos, con globos en forma de corazón o bolsas de regalo, que muy seguramente iban a recoger a sus parejas.

Eso al menos lo haría pasar desapercibido.

—Día ocupado, ¿cierto?—cuestionó uno de los tipos que estaban ahí.

Llevaba el cabello atado en trenzas, usaba una extraña camisa negra con estampado de palmeras. Y unos shorts amarillos.

Hooked lo miró apenas un segundo y después asintió.

—Mi novia quería que hoy fuera un día especial. Pasaremos toda la tarde juntos, y hasta le conseguí un regalo, mira —volvió a hablar el chico, mientras levantaba una patineta con un enorme moño rojo, que estaba recargada en la pared.

Hook volvió a mirarlo, aun sin decir nada. Pues por su cabeza no pasaba algo útil que mencionar.

—¿También esperas a tu chica?—siguió insistiendo el de las trenzas, y a Hook no le quedó otra opción más que responder.

—A mis dos hermanos menores —dijo el de cabello verde y el otro lo miró extrañado, pues era poco común que, a esa edad, los universitarios fueran recogidos por sus familiares.

(...)

En cuanto todos los alumnos terminaron por retirarse, el resto de la agencia se reunió alrededor del escritorio de Ali.

—Bien. Ali está citada en aproximadamente 10 minutos. Debemos estar alertas, pero hay que evitar que el imitador nos vea, por lo que no podremos seguirla de cerca —dijo Loni, mirando a Igari y Gregory—En cuánto el culpable muestre la cara, podremos intervenir. Si lo hacemos antes, dudo mucho que quiera salir de su escondite.

—Recuerden que son dos personas implicadas en el caso. Y que nada nos asegura que sean cómplices —dijo Gregory, explicándole a Igari, las diferencias entre la caligrafía de la carta y el poemario.

—¿Quieres decir que uno de los implicados está siendo utilizado?—cuestionó el menor de la agencia.

—Tal vez. Necesitaremos interrogar a ambos para saber lo que realmente está pasando —respondió Gregory. Y sacó otro pequeño comunicador de su mochila, para tendérselo a Ali.

—De esta forma podremos comunicarnos contigo, para poder intervenir en caso de que sea necesario. Aun así, en cuanto el sujeto se presente, nosotros entraremos a apoyarte —explicó el líder y encendió el comunicador que la maestra se había colocado en uno de sus oídos. Para después ocultarlo bajo su cabello.

—¿Y qué pasa si no se presenta?—preguntó Ali, repasando todas las alternativas.

—Hay una razón para citarte en el auditorio. Incluso si no da la cara, podemos hallar una pista que nos acerque al culpable —dijo el rubio—Tú confía en mí, nunca te he fallado —agregó guiñándole un ojo a la maestra.

—Podría decirte con exactitud todas las veces que lo has hecho —respondió Ali con gracia—. Como aquella vez que te conseguí una cita y tú...

—Oye, eso no fue culpa mía —interrumpió el rubio, cubriendo la boca de la profesora—Y preferiría que no habláramos de eso ahora.

—¿Así que sí has tenido citas reales?—se burló Loni, quien, al igual que Igari, miraban con gracia al más alto, pues parecía avergonzado.

—¿Cómo qué reales?—cuestionó el rubio frunciendo el ceño—. No debería sorprenderles, las chicas me adoran —agregó con altanería.

—Solo hasta que te conocen —respondió su líder. Y Ali e Igari se rieron.

—Creo que ya deberíamos enfocarnos en la misión—dijo el rubio, sin ocultar su indignación.

—Es verdad —respondió Loni, y cambió su actitud a una más seria—Igari y yo abandonaremos el salón primero, intentaremos mezclarnos con los demás alumnos, hasta estar lo suficientemente cerca del auditorio, sin levantar sospechas. Ali, será la segunda — dijo mirando a la chica —. En cuanto llegue la hora, dirígete hacia allá y no dejes de informarnos lo que suceda. Gregory será el último en salir, y guardará una distancia más prudente.

—Bien—dijo Ali, asintiendo con nerviosismo.

—Recuerda avisarnos en cuanto alguien se presente —dijo Loni, y le hizo una seña al menor de la agencia, para que comenzaran a caminar.

Una vez que estuvieron en el pasillo, Loni miró su reloj para supervisar el tiempo. Aún quedaban 4 minutos para las 11:00 am.

—¿Qué te pareció ser universitario por un día?—preguntó el líder, en tono bajo, mientras se detenían en un espacio despejado de la zona donde transitaban todos los demás estudiantes.

—Un poco extraño, pero no estuvo tan mal—respondió Igari, encogiéndose de hombros.

—Parecías divertirte —dijo Loni, con tono alegre, pues el hecho de que el menor pudiera experimentar lo que los demás chicos de su edad, por una vez en su vida, lo hacía sentir mejor.

—Sí, los miembros de mi equipo en verdad eran agradables —respondió Igari, mientras metía una de sus manos a la parte trasera de su pantalón—Mira, todos ellos me regalaron una postal—dijo mostrándole sus obsequios.

—Me alegro mucho por ti, Igari. Apuesto que ellos también notaron lo genial que eres —respondió el mayor, mirando el rostro de Igari, mientras sonreía, y este negó con nerviosismo.

—No lo sé —respondió el de rojo, mientras sacaba otra postal—. Toma, yo la hice para ti. Quiero decir, no había nadie más a quien conociera, así que quería que tú la tuvieras. Ya sabes, se supone que teníamos que obsequiarlas —habló con rapidez, mientras le tendía el regalo.




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