Era un jueves por la mañana. El clima era perfecto, una combinación entre calidez y frescura. Lo que sin duda tenía de buen humor a todos en la ciudad de Esbury.
El día anterior habían celebrado el cumpleaños número 21 de Loni, y Hooked parecía recuperarse del estresante momento por el que había pasado con la SEG, los primeros días de enero. A excepción de lo ocurrido entre Ali y Lila, los casos que la agencia había recibido durante la última semana resultaron muy simples, de modo que se encontraban bastante tranquilos.
Aquel día, Loni e Igari se preparaban para acompañar a su joven cliente. Un chico cercano a su edad, con expresión de angustia y manos temblorosas.
Fen Hansen había llegado 20 minutos antes, rogando porque alguno de ellos, lo ayudara a dar con el paradero de su tía, la propietaria de una florería ubicada a un par de cuadras de la agencia.
Sin duda, encontrar a aquella mujer hubiese sido más fácil si contaran con la ayuda de Gregory, quien de alguna forma siempre hallaba pistas que los demás pasaban por alto, pero el doctor le había ordenado reposo, y lo último que los dos más jóvenes querían, era retrasar su recuperación.
Por lo que, sin más que pensar, se dirigieron hacia la puerta principal, pero no esperaban encontrarse con Hooked y dos hombres de traje, quienes parecían angustiados.
—¿Qué sucede? Estábamos por salir —preguntó Loni, observando con preocupación al más alto.
— Están en problemas —respondió Hook con simplicidad.
—Alguien ha entrado a una de las fábricas que supervisamos —habló uno de los tipos. Su voz sonaba alterada. —El día de hoy nos tocaba hacer una revisión a ese lugar, pero al llegar escuchamos disparos. Uno de nuestros compañeros se adelantó y entró, pero no volvió a salir; seguramente algo le sucedió.
—¿Qué tan lejos está de aquí? —preguntó Loni con prisa.
—No muy lejos, es por eso que venimos con ustedes, tardarían menos en llegar que la policía —respondió el mismo sujeto de cabello rojizo —. Debemos darnos prisa, o Luke podría morir.
— Igari, quédate aquí con Fen. Hooked y yo nos encargaremos. Si la situación se sale de control, pediré refuerzos a Rob. En cuanto terminemos, iniciaremos la investigación de la señora Hansen — ordenó el más bajo, pero el mencionado no pareció estar de acuerdo.
— No sabemos qué tanto tardarán en solucionarlo, no podemos hacer esperar más tiempo a Fen, puedo encargarme de esto, yo solo — contestó Igari, esforzándose por no sonar nervioso.
—No quiero dejarte por tu cuenta, puede que no suene a un caso peligroso, pero sin apoyo, tanto tú, como él, podrían correr riesgos — espetó Loni.
— Agradezco que te preocupes por mí, pero solo iré a echarle un vistazo al lugar. Reuniré un par de pistas. Cuando tú y Hooked regresen, continuaremos con el caso juntos —afirmó el más joven y sonrió en un intento de tranquilizar a su líder, pues lucía indeciso.
Loni sabía que, como parte de la agencia, Igari tenía todo el derecho a participar en los casos, pero le preocupaba que las cosas se salieran de control y fuera incapaz de defenderse. Después de todo, el menor de los Wind no había recibido el mismo entrenamiento que los demás miembros.
Loni no sabía con exactitud el motivo por el cual Francis había apartado a Igari del resto, quizás era porque al más joven no parecía gustarle la violencia, o tal vez su cuerpo no soportaba tanto cansancio.
Era por eso que el líder de la agencia lo sobreprotegía y había decidido que lucharía por ambos. Lo había prometido incluso antes de saber que aprendería a pelear.
— Tenemos que irnos ya — interrumpió Hook, haciendo reaccionar al de chamarra verde.
— Está bien — habló Fallon finalmente, observando a Igari con preocupación —. Solo ten cuidado, y si algo sale mal, sabes qué hacer — agregó mirándolo a los ojos y el menor solo asintió.
Igari observó por unos segundos cómo sus compañeros se marchaban del lugar y después se volteó hacia Fen.
El joven cliente veía todo en silencio, parecía nervioso y hasta cierto punto indefenso.
Su rostro, en forma de corazón, ya de por sí pálido, se veía aún más blanquecino debido a la ropa oscura que utilizaba y sus redondos anteojos apenas y ocultaban las grandes ojeras bajo sus ojos verdes.
—También deberíamos irnos —dijo Igari, pero la puerta principal volvió a abrirse.
Al principio ambos chicos pensaron que se trataba de alguno de los miembros de la agencia, pero pronto Rob quedó a la vista.
—Creí que Fallon había olvidado algo —habló nuevamente Igari, mientras observaba al moreno que caminaba hacia ellos.
—Vine a ver cómo sigue Greg —respondió el agente.
—Está mejor —contestó el más bajo, mientras sonreía—. Loni y Hooked acaban de irse, al parecer alguien está atacando una fábrica cerca de aquí. Dos hombres que supervisan el lugar pidieron nuestra ayuda. Loni dijo que si las cosas se complicaban, te llamaría, así que si puedes, por favor, está pendiente. Yo iré con Fen, es otro de nuestros clientes —dijo el menor de los hermanos presentando al de cabello negro.
El chico aceptó la mano del hombre con nerviosismo, mientras intentaba sonreírle.
—Es un gusto, señor —dijo únicamente.
—Tenemos que irnos —habló Igari —. Rob, por favor, ¿puedes poner al tanto de la situación a Greg? Y en caso de que Loni se comunique contigo, házmelo saber.
El mayor asintió, mientras despedía, a ambos jóvenes y después comenzó a subir las escaleras hasta el segundo piso.
A pesar de ser solo 8 años mayor que Gregory, Rob se sentía con la responsabilidad de mantenerlos a salvo a él y sus hermanos.
Francis siempre había sido importante para él, por lo que aquellos chicos, aun sin ser biológicamente los hijos de su mejor amiga, eran como sus sobrinos.
Rob llegó hasta la puerta de la habitación de Gregory, y tocó un par de veces con fuerza, hasta que escuchó la voz del rubio, sobre la intensa música que había en el interior.
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Editado: 20.02.2025