Aunque las nubes no dejaban ver al brillante sol, los pobladores estaban alegres por la desaparición del joven.
La médica del otro pueblo trató muy bien a Atuk, a pesar de no conocer la situación de esta parte del pueblo. Qisu no la persuadió, ella podía entender la bondad que tenía esa persona.
Aparte de cuidar sus heridas, también trató su oído, las hierbas Aswki* que les dio eran más fuertes que las Quro Quro, así que ni necesitaría por un buen tiempo estar pidiendo otras hierbas.
Atuk Kusi se sintió bien al lado de Qisu; las pesadillas que Atuk tenía despertaban a Qisu. Cuando sucedía eso, la joven colocaba el vapor de la hierba Pshoco* para tranquilizarlo.
[ Aswki: Es una hierba fuerte que puede afectar por unas horas algunas partes del cuerpo, pero todo vuelve a su normalidad cuando hace efecto, en este caso en el oído.
Pshoco: Es una hierba tranquilizadora, sirve para meditar o recuperar a alguien.]
Atuk kusi comenzó a confiar en Qisu en este poco tiempo, le contó cosas de su pasado, pero cuando le habló de sus oídos…Atuk no recordaba.
La gente del pueblo hablaba de que Samin Sayri ya había llegado al pueblo, el cuerpo de Atuk tembló al pensar en todo lo que le hizo. Solo pasaron pocos días, las heridas no estaban completamente cerradas, sus costillas estaban vendadas, todavía no podía hacer fuerza. Aunque la recuperación era rápida, Atuk sentía el mismo dolor del inicio.
Qisu sintió su miedo y le entregó un gran chullo.
—Samin no te reconocerá con esto por un tiempo. Podrás salir cuando él esté de casería o se encuentre en el otro pueblo—miró al joven que se probaba el chullo—, es muy seguido que ambas cosas ocurran, así que no estarás en una cárcel acá.
Libiak estuvo en reposo todo este tiempo. Samin Sayri tampoco se retiró del pueblo por meses. Después de la casería, fue a comunicar al pueblo sobre los acontecimientos, llamó al ex dirigente del otro pueblo para comunicar a los otros sobre el horario establecido de las cosechas y salidas del pueblo.
«Cuando el sol se oculte, deben estar dentro de sus cosechas.
Al anochecer las antorchas deben estar prendidas, estarán colgadas al lado de las chozas. Algunas criaturas temen a la luz.
Los jóvenes serán llevados con los soldados a entrenar.»
—Un demonio nos atacó al buscar el cuerpo… tengo su brazo, así que eso puede hacer enfurecer a las otras bestias y los rituales hechos atraerán más. Que entiendan que esto no es un juego—. Habló antes de irse.
Qisu hizo todo lo posible para enviar a Samin de casería, pero fue en vano. Jamás la escucharía.
El tiempo pasaba y Libiak seguía herido. Eran tres mayores, tres guardianes, a falta de uno no eran nadie.
Samin Sayri se sorprendió al encontrar cosechas recién sembradas en el patio de Qisu. "Extraño…" fue lo único que pensó antes de fruncir el ceño a Qisu, no le gustaba tener cosechas dentro de su choza.
Los pobladores olvidaron lo ocurrido con Atuk Kusi, así que el joven aprovechó para salir y conocer las demás cosas sin tener que ocultarse con ponchos. Samin Sayri era el único que lo recordaba, mientras iba de casería, observaba en todas partes por si podía encontrarlo; era algo extraordinario ver a alguien irse después de recibir una gran cantidad de golpes. Dejó trampas en los caminos, pero en vez de que el joven salga herido, los que salían heridos eran sus soldados. Poco a poco dejó de prestarle atención, jamás sospechó de Qisu.
"Ella misma aseguró de que era algo impuro colocar cosechas dentro de una choza, podría malograr las paredes o sus propias cosechas. Si fuera a tener a alguien en casa, tendría que verlo, aunque es imposible que pase algo así, ella es muy dedicada y no presta atención a los sentimientos a excepción del mío".
Samin Sayri entró a la choza de Qisu sin mencionar su llegada.
Qisu estaba arrodillada limpiando telas, era algo raro, no hubo accidentes estos últimos días. El líder se acercó dándose cuenta que estaba lavando pellejos de llama, estaban sucios y con sangre. El trabajo que hacía Qisu era extraordinario, para que haya sangre empapada en los pellejos de llama era porque pasó una tormentosa situación y ella siempre me avisa sobre lo que pasa.
—¿Pasó algo de lo que no estoy enterado?
Qisu tembló, no sabía como responder a esa pregunta, luego de pensarlo un poco, dijo:—No, curé a un animal enfermo—tragó—, tuve que coser su piel… logré curarlo a tiempo.
Qisu creyó que con una respuesta rápida lo dejaría en paz, sin embargo, las cosas no resultaron así. Samin estaba humeante, no le gustaba que le mintieran y en especial alguien que ha valorado por años. Se conocían desde pequeños, así que uno podia notar si mentía o no.
Las cosas que ocurren lo estaban afectando a él y a su pueblo, y ahora que alguien se atreviera a mentirlo lo hacía sentir furioso.
Miró a Qisu y con un tono ofensivo, pero con demanda, exclamó:—¿Sabes lo que oc laurre a las personas que mienten, engañan y desafían a su líder?
La diferencia de altura asustaba más a Qisu, " Si le digo la verdad puede que igual me haga daño por engaño, pronto se dará cuenta, pero no creo que me haga esas cosas, soy su hermana ¿No?". Uno no podía conocer el límite del líder.
Qisu se enfrentó a los ojos humeantes de Samin.
—Es verdad, no fue un animal, fue un demonio...
"¡Torpe, no digas cosas así!" Su mente le habló.
—He cosechado granos de maíz desde hace buen tiempo. Hace menos de un día un ladrón entró a mi choza y trató de llevarse mis cosechas.
Samin frunció el ceño, colocó sus manos en su cadera indicando a Qisu que siguiera hablando.
—Un joven que pasaba por ahí me escuchó gritar, me ayudó a ahuyentarlo, pero en vez de que ese ladrón escape, ¡Se volvió más agresivo y apuñaló al joven!—miró desprevenidamente al líder—tuve que curarlo, pero la herida era profunda, así que se quedó en mi choza. En la mañana se fue, me dijo de que no era de este pueblo...ese joven hombre me ayudó y yo no pude ayudarlo a que se quedara en esta choza. lo siento por ocultarlo, líder, no quería que se entere de algo así por mi cuenta… perdone mi ofensa.