La Alfa de los Alfas

Capítulo 4

Se podría decir que me desperté con los pelos de punta. Estaba muy nerviosa, estaba segura de que haría el ridículo. Sí, toda mi vida he sido muy deportista y he entrenado muchísimo, he ido a boxeo, gimnasia rítmica, natación, hasta el entrenador Finstock quería que estuviese en el equipo de Lacrosse. Pero Emma, seguro que estaba mejor, es decir, ella era muy poderosa con una fuerza sobrenatural, ya me veía volando por los aires.

Estábamos desayunando en el comedor. Todos charlaban animadamente mientras que yo, estaba pensando cien maneras de huir de aquí.

-Muy bien- Emma dio una palmada- creo que ya es hora ¿estás lista Ashley?- Sí, estoy lista para mi muerte.

-Emm, ¿supongo?- la alfa chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

-Una luchadora nunca tiene que dudar querida- se levantó y se acercó a mí, me ofreció su mano.-¿vamos?- tomé su mano dudosa y asentí.

Todos salimos de la mansión y nos quedamos en el patio delantero.

-Veamos- empezó a hablar nuevamente la hermana de Scott- lo que tienes que hacer para pasar la prueba es muy sencillo Ashley. Es como una carrera con varios obstáculos. Estos somos todos nosotros- adiós mundo, ha sido un placer conocerte Derek- pero tranquila no pongas esa cara- se rió, uy sí que graciosa- no vamos a atacarte, simplemente vamos a intentar que no llegues a la meta. Tú nos puedes atacar, pero recuerda, estamos muy bien entrenados y sabemos defendernos.- lo mejor será correr a toda mecha y arreglado no querrás perder tu vida ¿no Ashley? Maldito subconsciente.- así que esto empieza ¡ya!

Dio la orden y todos empezaron a correr adentrándose en lo oscuro del bosque. La meta era el Nemeton, la atracción sobrenatural de Beacon Hills. Se supone que con mi vista de lobo tenía que guiarme, así que venga Ashley confía en tus instintos de animal. Comenzó a llover, genial, lo que me faltaban. Hace falta que me caiga en un charco de lodo delante de Derek.

Empecé a caminar adentrándome por un camino, tenía frío, solo llevaba una sudadera y unos pantalones de chándal apretados. Me abracé a mí misma mientras seguía caminando y frotaba mis brazos para darme calor. Esto iba a ser infinito. Ni siquiera me han dicho cuánto duraría esta prueba.

... 

Una hora ¡Una maldita hora llevaba caminando! Pobre de mí. Durante el sendero no me había encontrado con nadie, ni con Derek ni con Scott ni con Malia ¡nadie! Quizás, no debería haber hecho caso a Emma, quizás era una trampa para hacerme perder y morir muerta de frío y tener a Derek para ella solita. Sí, efectivamente era eso, me quería muerta.

Decidí guiarme por mí misma y no por mis sentidos de lobo. Empecé a oír el ruido de cuando alguien pisa la nieve, me inquietaba y sinceramente tenía miedo. Caminé más rápido hasta que llegué a un sitio libre de follaje.

Seguía oyendo los ruidos, me estaba desesperando y comencé a gritar.

-¡Scott! ¡Si esto es una broma no me gusta!- no hubo respuesta, vi como una sombra venía hacia mí, me acerqué con delicadeza y pasos lentos, sentía como mis pies se arrastraban despacio y cada paso que daba mis músculos se tensaban debido al miedo.- ¿Scott?- pregunté con temor. La sombra se acercó más y más hasta que la luz dejó al descubierto su identidad. No eran los chicos, ojalá hubiesen sido ellos, era la bestia. Mi cuerpo se paralizó por completo mientras que esta aprovechaba que estaba quieta y se acercaba más. Tenía miedo, por favor que alguien me salve. El miedo solo no me dejaba moverme y no había manera de defenderme contra semejante cosa. Ya estaba enfrente mía, rugió, lo hizo tan fuerte que logró convertirme involuntariamente y me tiré al suelo en modo de protección como un huevito. Temblaba, tenía frío, estaba asustada, quería que todo pasase y solo fuese una mala pesadilla. Conté hasta diez, pero no, ahí seguía. Me iba a atacar, sí, me iba a matar ya me preparaba para mi muerte, oí un rugido. Esperé el ataque pero nunca llegó, abrí los ojos con temor, y lo que me encontré me sorprendió, había una persona ante mis ojos con un arma apuntando a la bestia, y antes de hacerlo susurró algo para sí mismo pero que llegué a oír "Nous protégons ceux qui ne peuvent pas se protégé" y apenas terminó  disparó a la bestia haciendo que quede gravemente herida para luego esta salir huyendo. 

-¿Necesitas ayuda? - me ofreció su mano y la acepté mientras que me ayudaba a levantarme.

-Muchísimas gracias pero… podría saber ¿quién es usted?- dije con temor.

-Tranquila no te haré daño. Soy Chris Argent.- ese nombre me sonaba ¡claro! Él era el padre de Allison, el cazador de hombres lobo.

-¡Sí! Le conozco. La manada me habló de usted. Siento mucho lo de su hija- entrelacé mis manos como una niña pequeña.

-Descuida. Eso ocurrió hace años, al menos se que descansa en paz y tiene el honor de una verdadera cazadora- me sonrió- Bueno y cuéntame, ¿qué hacías aquí?

-Tenía que pasar la prueba.

-¿Prueba?- me miró extrañado.

-Sí si, la prueba, para entrar en la manada McCall.- se tocó la barbilla con su mano en modo pensativo.

-Bien, ¿te parece si nos sentamos y me cuentas más de ti? Me intriga la historia de cómo has llegado a conocer a la manada.- asentí.

Nos fuimos a sentar al Nemeton, pero a medida que me iba acercando me sentía extraña, sentía una atracción hacia este curioso árbol. Cuando nos sentamos me sentí más fuerte, todo lo asustadizo que tenía se desvaneció. Ignoré esa sensación y me puse a hablar con Argent para distraernos.

Un grito nos distrajo de nuestra plática.

-¡Ashley!- Lydia y Erica chillaron mi nombre a la vez, todos venían corriendo muy agitados.- Hemos oído los disparos- continuó la rubia- ¿estás bien?

-Si si, no te preocupes enserio. No os preocupéis Chris me ha salvado- le sonreí y él también lo hizo.

-Que susto nos hemos dado- dijo Liam acercándose a mí.

-Bueno- empezó Emma- parece que has llegado a la meta al fin y al cabo. Tendré que anunciarlo.- se acercó a mí y puso su mano en mi hombro- Bienvenida a la manada Ashley- me sonrió.




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