La Alfa de los Alfas

Capítulo 27

Narrador omnisciente

Tina se arrastró por el suelo con la poca fuerza que tenía. Sus manos cargaban con todo su peso, y debido a la fría nieve, su temperatura comenzaba a bajar a una velocidad nada normal, probablemente 34º. Se sentía perdida y su cerebro apenas respondía, primeros síntomas de la hipotermia. 

-Vamos…- se habló a sí misma con dificultad- tienes que aparecer.

Hizo brillar sus ojos y allí estaba, el famoso Nemeton. Suspiró de el alivio y siguió arrastrándose hasta llegar a él. Colocó su mano en el mismo y comenzó a sentir como su temperatura volvía a la normalidad y su poder aumentaba. 

Todo su plan había salido a la perfección, la madre naturaleza es sabia, pero no tanto como para caer en los malvados planes de Tina. Salir herida y dejar su crueldad a un lado había provocado que el querido árbol no pudiese evitar dejarla allí tirada.

Ahora sí, su verdadero plan llegaba, y esta vez no iba a fallar.

La casa se sentía muy vacía sin los chicos. Su marcha les afectó tanto a los demás, que ninguno piensa salir de su habitación. Es como la guarida de un coyote, si alguien entra en su territorio, se siente amenazado y ha de irse. 

Nadie quiere estar con nadie, incluso las parejas. Un integrante de esa relación debe irse a ocupar el cuarto de alguno con tal de estar separado de su amor.

Ashley está sentada en su cama, razonando lo que pasó hace tres días. Tres días en el que casi mata a su hermana, dos días desde la marcha de la mitad de la manada y un día, desde que recibió la supuesta muerte de su gemela. Cosa que la extraña ya que es imparable, nada la detiene. Se supone que todo ha acabado, pero ella no se traga el cuento de que haya fallecido, algo no cuadra en la historia. 

Derek intenta hacerla entrar en razón, pero la última vez que Tina prometió no volver a entrometerse en su vida, todo era para vigilarla y sin sospechas. Su hermana está viva, ella lo presiente, es como una conexión.

Ha oído de esos mitos, que los mellizos, gemelos y demás pueden sentir lo que le pasa al otro, pero solo es eso, un mito.

Emma y John están desaparecidos, cuando despertaron en la discoteca, no estaban.

Suspiró y se levantó para salir de su habitación y entrar en la de Isaac. El hombre lobo la miró con sorpresa.

-Ashley, ¿qué haces aquí?- se sentó a su lado y lo miró.

-Quiero contarte algo. Eres el único que me creerá y…- tomó aire- necesito que me ayudes.

-¿De qué se trata?

-Tina no está muerta, es evidente. Solo intenta esconderse, planea algo. Es la última batalla Isaac, la batalla final, y debemos ganarla. No podemos dejar que me mate, no podemos caer en sus redes.

-¿Y pretendes hacerlo sin los chicos?

-Están devastados Isaac- dijo con exasperación- no nos pueden ayudar, no tienen los pies sobre la tierra, está, en su mundo ¡en la luna! quiero acabar con esto ya- hizo una breve pausa- y al fin podréis estar tranquilos.

-Espera espera, ¿a qué te refieres con “podréis”?- la alfa evitó el contacto visual con el chico- oye no, mírame a los ojos.

-Planeo irme ¿vale? no voy a quedarme aquí. Soy… soy como una loba solitaria, un omega. Siendo alfa no me pasará nada, estaré muy bien. Mírame Isaac, solo se causar daños.

-No has sido tú…

-¡Sí! he sido yo.- la chica se levantó- si… si me permites, me voy.

-Ashley espera…- intentó detener a la chica, pero no pudo.

La alfa salió a tomar el aire al porche de la mansión, divisó una figura entre los árboles, John.

Ashley se puso a la defensiva y su loba se alertó, preparada ante cualquier ataque.

-¿Qué haces aquí John?- se acercó a él y le gruñó.

-Wow tranquila tranquila- alzó sus brazos- no vengo a hacerte daño.

-Y como se yo eso.- preguntó secamente. John suspiró pesadamente.

-Solo… confía en mí por favor, no voy a hacerte daño, enserio.- la alfa dudó pero terminó accediendo.

-Está bien, pero que sea rápido. Si la manada me llega a ver hablando contigo te destrozan, y lo digo literalmente.

-Es sobre Tina.

-¿Qué pasa con ella?

-No puedo decírtelo aquí, sería peligroso.

-No voy a irme contigo John. No se si es una trampa.

-Debes confiar en mí por favor. Todo lo que digo es verdad, me he dado cuenta de que he cometido un error, Tina me contó una versión que era mentira y sin embargo me la creí.

-¿A qué te refieres?

Yo…- un grito interrumpió la conversación de ambos lobos.

-¡Ashley a un lado!- era Derek junto a los chicos, se habían percatado del inconfundible aroma de la bestia. Iba a atacar pero la chica se interpuso en su camino con los brazos extendidos.

-¡Derek espera!- el chico la miró dudoso.- no ha venido a hacernos daño.

-No me creo nada de lo que dice, vamos adentro.

-Ashley dice la verdad, me he dado cuenta de que he cometido un error y he de remediarlo sea como sea.

-El daño hecho está y no hay solución. Más vale que no vuelvas por aquí- siguió Scott.

La manada comenzó a caminar hacia la casa para entrar mientras el Hale arrastraba a Ashley de un brazo con fuerza.

-No, por favor debéis confiar en mí, moriréis, morirés todo por favor- al ver que nadie le escuchaba y era ignorado con facilidad decidió gritar lo que no tenía planeado- ¡Emma os matará!- se detuvieron secamente al escuchar ese nombre, esa traidora. Derek se dio la vuelta y lo miró con odio.

-No, no lo hará. Vete.

-Por favor…

-¡He dicho que te vayas!- cabizbajo regresó por donde había venido. Una última mirada por encima de su hombro, un último susurro que decía “mira en tu bolsillo cuando estés sola” sería lo que recibiría Ashley, sus últimas palabras. Su silueta se camufló entre los árboles y de esfumó. Todos entraron menos Derek y la alfa.

-¡Mira lo que has hecho!- gritó furiosa.

-He hecho lo que debía hacer, te estoy protegiendo.- exclamó enfadado.




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