La Alfa de los Alfas

Final

-Ya estamos- habló John.

-¿Dónde estamos?- cuestionó Ashley.

-En la cabaña.

-¿Cabaña?- la bestia suspiró y se sentó en un tronco que había tumbado en el suelo.

-Aquí nacisteis Tina y tú. En aquel momento los hombres lobo estaban en guerra con los vampiros. Intentaban huir de ellos ya que estaban siendo perseguidos, y en el peor momento vosotras decidisteis salir- soltó una pequeña risita- Tina salió primero, ambas teníais unos ojos muy azules, tan claros como el cielo. Sin embargo con el paso del tiempo fueron oscureciéndose pasando a un marrón café.- se acercó a la alfa y la miró a esos brillosos ojos- pero tú no reflejas esa maldad en ellos- hizo una pausa- lo noto.

-¿Cuántos años tienes John?- lo miró curioso.

-Más de mil, no te podría decir la cuenta ya que la perdí hace tiempo. He convivido con tu hermana toda su vida, así que puedes deducir que conozco todo de ella. Antes era muy buena chica, te quería más que a nada, pero luego… ella cambió radicalmente. Cuando la sustituyeron los recuerdos por otros decidió tomar venganza, una que te afectaba a ti. No se puede solucionar este problema,- entrelazó sus dos manos por detrás- si quieres vivir en paz, tendrás que matarla.

-Quiero hacerlo pero…- suspiró- es mi hermana.

-Tú querías venir a acabar con esto, y es lo que harás ¿no?- la alfa asintió.

-Sí, debo ser fuerte- cerró los ojos con fuerza y a continuación los abrió- no lo dudaré ni un segundo.

-Oye- Malia agarró del brazo a su primo pero este la ignoró- ¡eh!- se dio la vuelta enfadado.

-¿Qué quieres Malia?- contestó a la escandalosa exclamación de la chica entre dientes.

-Sé que estás mal y sé que cuando estás así quieres estar solo pero soy tu prima. Tengo derecho a acompañarte.

-No tienes derecho a nada, si quiero estar solo lo estaré. 

-Pues no, no te dejaré solo.

-¡Tienes que hacerlo!- gritó enfadado enseñando los colmillos. Malia retrocedió asustada, él nunca la había gritado de esa manera.

-Scott… Scott y los demás nos están esperando más adelante, será… será mejor que los alcancemos.

Derek no contestó, se arrepentía de haberla gritado de tan mala manera, pero por otra parte no. La mujer coyote solía ser muy cabezota cuando quería, y eso le molestaba a veces a Derek, y pensaréis ¿por qué? pues aunque la quiera mucho, debe respetar su espacio personal, eso es algo muy importante para una persona retraída que la mayor parte de su vida ha estado alejada de la sociedad.

-Malia- la cogió de la mano y suspiró bajando la cabeza a la vez que cerraba sus ojos verdes- lo siento.

-Está bien Derek, es igual.

-¿Qué debemos hacer para vencerla?- preguntó Ashley.

-Es algo complicado. Matar a alguien bajo el hechizo de Luna- John amagó a hablar pero se arrepintió y negó con la cabeza- no, imposible.

-No, dímelo ¡por favor Johnny!

-La única que puede vencerla eres tú. 

-¿Yo?

-Piénsalo, una chica con un corazón puro. Te recuerdo que la bondad siempre vence a la maldad.- la alfa miró a un lado dubitativa. 

-No creo que sea capaz…- un temblor la interrumpió estrepitosamente. La cabaña comenzó a perder trozos de madera de su estructura. John cogió de la mano a la chica y la sacó de ahí.

-¡¿Qué está pasando?!- preguntó Ashley gritando debido al ruido.

-¡Ya ha empezado! ¡Tina tiene el libro!

-¿Aquí es dónde se esconde?

-Sí.

-¿Quiénes son los que están arrodillados ante ella?

-Ha hecho un pacto con seres de otra dimensión. Son peligrosos, muy peligrosos y difíciles de derrotar.

-Puedo hacerlo.

-No, no puedes. Estás sola y ellos son aproximadamente cien ¿estás loca?

-¿Quién ha dicho que esté sola?- una voz sonó detrás de ellos. La chica sonrió al ver quien era.

-¡Scott!- corrió a abrazarle- ¡estás aquí!- el hombre lobo la separó y puso sus manos en los hombros de ella.

-Jamás te abandonaría, y menos en esto.

Ashley miró detrás de él, estaban todos, habían ido a ayudarla, a acabar por fin con esto.

-Terminemos con dramaqueen- todos se rieron.

-Entonces… ¿hacemos una emboscada?- cuestionó Isaac.

-Pensará que estoy sola y he ido a entregarme, vosotros apareceréis y ¡boom!  adiós Tina.

-No, no podemos hacer eso- dijo Derek. Ashley frunció el ceño y lo miró.

-¿Por qué no? es perfecto.

-Te recuerdo que es una mujer loba, puede captar nuestro aroma a kilómetros.

-Y yo te recuerdo que sois capaces de esconder vuestro aroma.

-Podría oírnos.

-Somos sigilosos- dijo Lydia- ¿verdad?- todos se dieron vuelta para observar al humano que estaba jugando con la nieve.

-¿Qué?- rodaron los ojos.

-Escucharme, podemos hacerlo, somos una manada y las manadas con un lazo fuerte entre ellos siempre funcionan bien. Recuerdo… recuerdo el día que os conocí, ha sido el mejor de toda mi vida. Si no salgo de ahí viva, quiero deciros que gracias por todo y os quiero demasiado, sois los únicos que habéis logrado hacerme sentir de nuevo bien, como si…- cerró los ojos- como si los problemas que tuviese no importasen porque tenía a una nueva familia a la que acudir.- se dieron las manos entre todos- juntos lo lograremos.

Ashley abrió el portón y el ejército de su gemela se la quedaron observando en poses de defensa.

-No vengo a hacerte daño- levantó los brazos en forma de inocencia.- vengo a entregarme.

-¿Tú? ¿Entregarte? me huele a plan mal planeado.- soltó una risa malvada.- ¿no crees?

-Me he hartado de esconderme continuamente, me rindo.

-Así que… ¿al fin vas a entregarme tu poder?

-Sí.

Tina se acercó a ella y se aproximó a su rostro, sonrió y se alejó para contemplar a su ejército.

-¡Por fin! ¡Hemos ganado esta guerra! ¡Lo prometido es deuda! ¡Con este poder dominaremos el mundo entero y tanto los humanos como los seres sobrenaturales se arrodillarán ante nosotros conociéndonos como los más malvados!- los gritos de alegría no tardaron en cesar por todo el local abandonado.




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