La Alquimista

CAPITULO 21

El silencio predominaba en la pequeña cocina mientras un pelirrubio se mordía los labios evitando soltar alguna estupidez que lo haga merecedor de otro golpe, miraba impaciente hacia la pelinegra que se hallaba preparando una pequeña merienda.

-Aldous no tuviste que tirarme- Aland se mantenía quieto mientras Evan curaba su herida.

-Lo siento Aland por un momento olvide que te cargaba – bufo – tu amigo estaba a punto de provocar a Marco.

El peli café miraba a Cail, este instintivamente giro la cabeza indignado, su postura demostraba que se encontraba alerta ante cualquier ataque.

-Entonces resumiendo todo esto sucedió debido a que se llevaron a Keil – Aland llevaba su mano a la cabeza pensativo – Mis padres antes de morir le advirtieron que dejara de meterse  con el reino pero ella era tan obstinada.

Cail se paró molesto, acercándose amenazante hacia Aland tomándolo por el cuello.

-Era, dices que era, consideras entonces la posibilidad de que está muerta – ejerciendo más fuerte su agarre.

-Cail suéltalo – Evan tomaba la mano de Cail –Esta herido.

-Muchacho cálmate un momento – Aldous miraba frunciendo el ceño a Cail – Eres demasiado impulsivo deberías tomar las cosas con calma, ninguno de nosotros tenemos la culpa de lo que le sucedió a Keil.

Cail respiraba tomándose la cabeza con ambas manos, sintiendo que la desesperación subía abruptamente.

-Debemos rescatarla – hablo – Solo utilizamos tus habilidades Chloe.

La pelinegra miraba confundida al chico, ella también quería rescatar a Keil pero la seguridad del palacio no se compraba a la del cuartel que días antes habían invadido.

-Eres idiota acaso – soltó Evan –No te diste cuenta del campo que rodea al palacio verdad es magia concentrada, cualquiera que intente entrar terminara frito o reducido a cenizas, está bien si quieres cometer un acto suicida pero no involucres a mi maestra.

-Evan – regaño Chloe mientras bajaba la vista dirigiéndose a Cail – Yo también quiero rescatarla.

-Podemos hacer los preparativos, las máscaras –Cail mostraba sus ganas de salvar a la que alguna vez fue la mejor amiga de su abuela.

-Cail no te das cuenta – Aland interrumpió – esta temblando de miedo - señalando a Chloe quien se encontraba perdida en sus pensamientos.

-Una cosa es querer muchacho mientras otra distinta es poder – Aldous fumaba con paciencia su pipa – Crees que dos mocoso, un pequeño enclenque y un viejo lisiado podrán contra la guardia real – soltó una bocanada de humo – déjame decirte que un milagro es lo que buscas.

Cail se dio cuenta que así el luchara con todas sus fuerzas, la familia real tenía más poder y con un simple movimiento podían desaparecer a una hormiga como él.

-Estaré en mi habitación – hablo  abatido mientras subía las escaleras.

Alexander su abuelo observo brevemente a su nieto, desenado salir del bucle en el que aún se mantenía, ya no dolía como antes.

-Alexander aplicare la medicina – explico Chloe – Evan ayúdame a llevarlo a uno de los cuartos libres, el peli castaño asintió  llevando al anciano.

-Oye niña –Aldous se dirigía hacia Chloe, el muchacho dijo que nos alquilaría un cuarto.

-Si no se preocupe – hablo Chloe – tome cualquiera del primer piso, las de arriba es mejor no tocarlas –Chloe suspiro – perdón por la descortesía de Cail, el solo está afectado por lo de Keil.

-No te preocupes – el peli café que acompañaba a Aldous interrumpía – siento lo que pasara con Keil pero debemos mantenernos calmados.

Los dos hombres caminaron a uno de los cuartos mientras Chloe subía al anciano a su habitación , sintiendo la incomodidad que Evan albergaba dentro suyo.

-No lo ayudara, verdad – cuestionaba Evan mientras dejaban al anciano en la cama.

-Yo –Chloe cuestionaba la respuesta que daría.

-No lo hagas – Evan se mostraba incomodo – Entrar en el castillo de esa forma improvista es exponerte a una muerte segura.

Chloe negó tomando su morral y sacando las píldoras ya combinadas y algunos de los ingredientes.

-Por el momento pensemos en restringir uno de los hechizos del cuerpo de Alexander – mientras posaba sus manos en la cabeza del anciano  -Sujétalo por favor.

Evan sentía gran preocupación, si su maestra decidía hacer lo que el inconsciente de Cail pedía, no solo ellos podían morir sino también todas las personas que los rodeaban o se relacionaban con ellos.

- Pronto estarás completamente libre – ejerciendo presión sobre el pecho del anciano, liberando una pequeña luz.

-Está bien si continua – Evan miraba dudoso a su maestro – Es energía pura.

-Podre reponerla- pausando – por favor, recita el cantico.

Evan asintió buscando entre sus cosas un pequeño pergamino envuelto tomando aire

-Spargit lucem ac tenebras

Sicut pluvia abluit, sicut sordes

Sicut aqua reviviscit aridam

Et hoc patet conteram sigillum

Así como la luz dispersa las tinieblas

Así como la lluvia limpia las impurezas

Así como el agua revive lo marchito

Despejo y rompo este sello

 

Una gran luz cegó temporalmente al peli castaño quien diviso la silueta de una pequeña chica.

-Evan – resonó – no abras más los ojos, quédate quieto.

-Maestra – la curiosidad era más grande

-Detente – advirtió – es un hechizo con una maldición, esta se mira  como una niña pero apenas abras los ojos ira por ti.

-De, de, debería llamar a  Cail – tartamudeo

-No – su voz sonaba fuerte – solo no abras los ojos

El sonido de pasos apresurados transformados en golpeteos rápidos eran escuchados un pequeño chillido como el de un demonio se escuchó y algo viscoso salpicando contra Evan lo cual lo alerto.

-Abriré mis ojos – soltó amenazante.

Al abrirlo pudo ver a una pequeña niña con dientes afilados degollada mientras Chloe tenía en su mano una pequeña daga ensangrentada.



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En el texto hay: naturaleza, magia blanca, magos y guerreros

Editado: 04.02.2023

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