Pasó una semana, desde esa confrontación que erizo a todos los que pertenecían del servicio al palacio real de Thorneveil. Por primera vez, veían a la princesa y a su rey, estaban distantes. Una relación que era unida, muchos se podrían atrever a decir que Soreya era hija de papá que de mamá. La pelea no solo afecto a los involucrados, si no también al ambiente. Las doncellas trataban de evitar cometer errores para no alterar al rey. Porque si lo hicieran una tormenta podría desatarse.
Era temprano, hora del desayuno en el palacio de Sovereign. Los guardias ya estaban en sus posiciones correspondientes vigilando, otros protegiendo y algunos cambiando sus turnos. Los cocineros terminaban de hacer el desayuno, el olor de la cocina empezaba a filtrarse por los pasillos del este. Las servidumbres limpiaban la sala real que estaba sin sus gobernantes presentes, otras llevaban ya el desayuno a la mesa real, poniéndolo sobre los lugares asignados de cada real.
Las puertas se abrieron, Maeron entró sin aviso, las doncellas bajaron la mirada haciendo una reverencia de respeto, él simplemente se sienta en su asiento mientras asentía con su cabeza para que siguieran con sus deberes. Las doncellas siguieron poniendo lo que faltaba sobre la mesa. Minutos después entro Helena, portando un vestido color celeste, resaltando sus curvas de su embarazo, con casi 9 meses la reina consorte seguía de pie por los pasillos.
Helena se sentó en su lugar luego de saludar a las doncellas, suspiro para sentarse algo tensa.
— ¿Soreya no se ha levantado aún? —la voz de Maeron se escucho en la sala.
Helena lo miro, acomodo su falda un poco mientras estaba sentada a su costado mientras respondía sin mirarlo.
— Vendrá en un momento, mi rey.
— Empezaremos sin ella —. dijo Maeron más como orden.
El desayuno empezó, Helena guardaba silencio mientras comía un poco. No sentía hambre, estaba algo perdida en sus pensamientos. Pero al sentir un toque en su barriga la hizo sobresaltar, provocando que salga de sus pensamientos.
— Estas tensa, y el bebé lo siente. Deberías relajarte.
— Como podría hacerlo después de lo que ocurrió — murmuró Helena, pero Maeron la escucho claramente.
Él la miró, notando como ella no quería mirarlo. Ignoro eso para seguir acariciando su barriga, sintiendo el calor de su hijo dentro. Helena baja su mirada al sentir su tacto.
Maeron no dijo nada durante unos minutos, para luego bajar su mano y concentrarse en su desayuno.
— Estuve pensando algo durante la noche. —habló mientras agarraba la copa.
Helena lo miro de reojo unos segundos para luego dejar de mirarlo para mirar su desayuno.
— Le quitare el derecho de Mirala a Soreya. Ella ya será reina cuando me vaya a los cielos —declaró— el título de Miral se transferirá a nuestro hijo que está por venir.
— No puedes hacer eso —aclaró—. Es derecho de nacimiento, los primeros hijos de los arcontes portarán el título de Miral sin importar su género al nacer.
— Aún no hicimos la ceremonia de declaración jurada de Mirala a Soreya, solo hicimos el de Alta Princesa. Tenemos tiempo-
— Todos saben que Soreya tiene derecho legítimo de ser la próxima Arcontisa de Thorneveil, al nacer primera. —lo cortó— No necesitan una ceremonia para saberlo, mi rey.
Maeron bufó algo molesto pero no con ella. Helena simplemente dirigió su mirada hacia él luego de tiempo de no hacerlo.
— No le quites lo que le pertenece solo por que sigues molesto con ella —. empezó mientras tomaba su mano— Ella es nuestra hija, además de ser la Alta Princesa, ella es del reino —murmuró ella— pero también es nuestra, nuestra hija.
Los ojos de Maeron volvieron a ella. Él se acerca inclinándose un poco a su lado para poner su mano en el rostro , sobre su mejilla cálida para acercarla y besar su frente, ella no dice nada mientras cierra sus ojos. Él dejó sus labios sobre su frente unos segundos extras para luego apartarse pero sin alejarla y poder mirarla.
— Siempre eres tan astuta esposa mía —murmuró él— Durante las tormentas tu eres el ancla que ayuda a mi barco no darse vuelta.
Ella sonríe suave ante sus palabras, simplemente suspiro pero suelta un jadeo de sorpresa cuando ve a Maeron bajar y besar su vientre. Helena ríe un poco mientras veía a Maeron posar su mejilla contra el vientre.
— Se ve que es activo. —sonrió
— Durante las noches se mueve más —musitó ella— creo que será alguien fuerte, capaz de proteger al reino y a su hermana.
Maeron suspiro bajo al oír la palabra hermana, se sentía mal por haberle dado esa cachetada a Soreya, su hija. La niña de sus ojos. Todo el remordimiento, pena y vergüenza que sentía durante los días de la semana le pesaban. Saber que durante la semana no montaron caballos juntos, tampoco tuvieron su sesión de estudio sobre las leyes que habían empezado desde que la nombro heredera.
Helena noto su mirada perdida, ella puso una mano en su mejilla acariciando su pómulo con su pulgar. Maeron salió de sus pensamientos para mirarla.
— Debo disculparme con ella.
— Lo sé.
Maeron se pone de pie, no sin antes de besar los labios de su esposa. Para luego caminar hacia las puertas, las que se abrieron por los guardias para dejarlo salir. El rey pasa por su lado para empezar el recorrido hasta los aposentos de Soreya.
Cuando el rey doblo la esquina del ala este, Soraya llegaba del ala oeste, llegó a las puertas del comedor. Los guardias al verla abrieron las puertas una vez más. Helena miró quien ingresaba, al ver a Soreya sonrió suave.
— Al fin despiertas.
— Estaba despierta horas antes que salga el sol, simplemente no sabía que ponerme.
Confesó.
Soreya avanza hacia su madre para abrazarla y luego sentarse en su asiento.
— ¿Y el rey?.
— Tu padre fue a buscarte —dijo Helena.
Soreya alzó una ceja confundida, para que la buscaría pensaba ella, pero miró a su madre al sentir como ella le acomodaba algunos cabellos sueltos.
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Editado: 03.06.2025