La Amante Adorada Del Príncipe

Capítulo 13

Dos meses después Gerard había invertido su dinero comprando un local en Stardland. Era una gran inversión fuera del pueblo.

—Es lejos, Gerard.

—Y es una oportunidad para que salgas de aquí Nahiara.

La mujer dudando se acercó a la ventana del jardín. Llevaban rato hablando sobre la posibilidad de que Nahiara se mudara a la capital junto a su hijo y vivir con Gerard.

—¿En qué momento lo hiciste Gerard? No entiendo porqué tu insistencia para que vaya contigo.

—Sabes perfectamente porqué Nahiara. Y lo he hecho sin decirte por lo mismo, para que no te molestaras.

—Ahora mismo estoy molesta.

—Quiero un futuro para Florián.

Ella cerró los ojos canalizando paciencia que hasta este momento no estaba logrando. Luego de un profundo respiro, respondió:

—Sé que tienes tus motivos para que el niño tenga un buen futuro. Créeme que también quiero lo mismo, pero es complicado.

—¿Complicado cómo, mujer? Por Dios altísimo, Nahiara, te estoy ofreciendo una salida de esto.

—¿Esto? Pues a lo que tú llamas "esto", siempre ha sido mi hogar.

—No me refiero a la casa, sino a la pobreza que hay en Noelia. —Objetó el hombre—. ¿Esto es lo que deseas para tu hijo? Florián merece crecer con más oportunidades y en este momento se la puedo ofrecer.

—Gerard, ¿por qué me haces esto aún más difícil? —preguntó ella soltando una bocanada de aire.

El hombre apretó los puños sobre sus costados y se animó acabar con esto de una vez. No supo cuando pasó, pero de un momento a otro Gerard la besaba. Y este sentimiento, bendita sensación, le hizo recordar lo vivo que estuvo el anhelo por besar los labios de esta mujer.

Y él por fin pudo sentirla dentro de su boca, al fin saboreaba el dulce nectar de sus labios que por mucho se comió en sus pensamientos, pero nada se comparaba a la realidad.

—Dime... por favor, que te vienes conmigo a Stardland —susurró él sobre sus labios hinchados.

—No debemos hacer esto, no sabemos si estás con otra persona.

Y él lo vio todo.

—¿Es por eso?

Ella alzó la vista a los azulejos de Gerard y pudo verlos tan cerca como nunca y la vista desde este ángulo era fenomenal.

—¿De qué hablas?

—Por favor, Nahiara...

Ella, temblorosa, se apartó de sus brazos que la habían sostenido por un rato.

—Es más que eso, Gerard. Yo, no te he... Es que me da miedo. Miedo de perderte como el papá de Florián. Suelo perder a las personas que quiero, es eso.

Gerard acercó la frente a la de ella y al tocar sus hombros detuvo el temblor que a ella afectaba.

—Estoy enamorado de ti y lo menos que deseo es marcharme de tu lado. Así que, por favor, confía en mí que jamás me apartaré.

—Y... ¿qué va a pasar con la casa? Nuestros amigos están aquí también.

Gerard sintió que su corazón brincó, ella accedía poco a poco. Ahora tenía que terminar de convencerla. En estos últimos meses ambos habían comenzado una nueva rutina, que contaba en que mientras él trabajaba, ella aguardaba a las tareas del hogar con Florián. No fue tan fácil convencerla, pero se había ganado su confianza y sabía este hombre, cuánto esa mujer deseaba descansar.

El príncipe ahora con la barba un poco crecida del color rubio de su cabello, trabajaba con Martín construyendo hogares para los ricos y los de clase media. Ambos hombres habían encontrado que se les daba bien el trabajo en equipo.

—Nuestros únicos amigos, también irán a vivir a Stardland, pero primero deben organizarse. Así que mientras ellos se organizan para vender su propiedad aquí, nosotros nos vamos primero.

Ella sonrió, pero no por gracia, sino porque le parecía increíble como estos dos habían estado organizando una mudanza a escondidas y ellas ni pendientes de lo que pasaba por la cabeza de sus hombres.

—Creo que a Florián le va a gustar la idea.

Gerard torció la comisura de sus labios que bien podía parecer una sonrisa.

—Ese pequeño inteligente nos escuchó y lo sabe desde hace un mes.

Nahiara estalló a carcajadas y Gerard no pudo aguantarse de reír con ella.

Más tarde Gerard iba al bosque en busca de agua con dos cubetas. Nahiara necesitaba para bañarse y hacer oficios hogareños cuando se detuvo en la orilla, al tener una especie de visión que le hizo cerrar los ojos y caer de rodillas.

El ruido del galope de un caballo y todo se volvía confuso, también trompetas y un hombre gritaba a gran voz el nombre de la familia real. "Gerard Pussett Principe Heredero", en ese momento el hombre abrió los y todo le fue rebelado, cada recuerdo que se mantuvo en silencio.

Gerard comenzó a llorar y pronto a golpear sobre el agua del río. "¿Esto es cierto?", se preguntaba mirando el reflejo de su rostro. Si era el príncipe, eso quería decir que tenía obligaciones más allá de las que imaginaba. Era el heredero de este desastre de reino en guerra.

Y tuvo el recuerdo de sus días en la soledad del palacio y del mal trato de su padre desde que era un pequeño. También se vio de niño gritando el nombre de su madre, pero viendo como ella desaparecía y lo dejaba con personas que hicieron de su infancia un tormento.

También descubrió que estuvo lejos del reino por dos años recibiendo entrenamiento para la guerra. De hecho, el día en el que tuvo el accidente hacía dos días que había regresado a Stardland y había deseado escapar de los comentarios del rey.

El hombre gritó por el hecho de que no era quien pensaba que era. Y esta mujer que lo estaba ayudando ocultaba a un príncipe desaparecido.

Gerard tuvo miedo en ese momento. Un miedo de que fueran a remeter contra Nahiara por su culpa. Ahora debía asegurarse de que esto no pasara o de lo contrario, ella iba a tener problemas muy graves.

Él continuaba arrodillado a la orilla del río cuando sintió que unas manos lo abrazaban y unos labios se posaban en sus mejillas. Y reconoció de inmediato el perfume que no deseaba que un día se convirtiera en un solo recuerdo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.