La amante de la muerte.

~Cuarto Acto: Ojos Grises~

Allí estaban.

En la orilla del río se miraban. 

Ella con una mirada de sorpresa. 

El observándola fijamente. 

Ella estaba aterrada, pues el barquero ya no estaba presente. 

Un miedo lleno su interior al pensar que podría morir. 

Y sin decir nada su mirada viajo por el resto de aquel ser.

Era alto, pálido, y con una ropa oscura.

Sus cabellos negros caían por sus hombros como una cascada, sus ojos grises y su sonrisa traviesa destacaban en su mirada. 

En una rodilla se sostenía. 

Con una mano descansando sobre esta, la otra se mantenía en la mejilla de la ninfa. 

La de cabellos verdes no podía dejar de observar, dejar de contemplar a tal persona que se mantenía frente a ella en ese lugar. 

El extraño aura oscura que de esa persona salia, seguramente de un alma no se trataría. 

 

"¿Tienes algún nombre?"

 

Ese hombre pregunto. 

Con miedo por tal sorpresa la ninfa sentada cayo. 

Sus piernas temblaban sin poder detenerse.

Ese hombre con paciencia y elegancia la mano fue a extenderle. 

 

"Padre, ¿Que es esto que mi corazon siente?, con fuerza late y mi pecho se siente caliente, su mano pálida esta extendida ante mi, ¿Debería aceptar tal acto de cortesía sin conocerle?."

 

Los pensamientos de la ninfa eran un desastre.

Aquel hombre su mano alejo.

Tomo asiento frente a ella y  la observo de pies a cabeza. 

La respiración de Menta se cortaba al tratar de pronunciar una palabra. 

Ambos estaban en ese suelo de arena negra, manteniendo sus miradas fijas e indiscretas.

El podía ver el miedo y la confusión en aquel espíritu del bosque. 

Ella estaba llevando sus sentimientos al borde. 

 

"No tenia idea de que un espíritu del bosque pudiera habitar en este oscuro mundo lleno de... muertos, para variar. Eres como un bello rayo de luz que se mantuvo oculto durante mucho tiempo, ¿No es cierto?."

 

Sus palabras suaves llegaron hasta Menta como una dulce melodía. 

Su corazon salto como si quisiera salir de su pecho.

Ya no tenia escapatoria de ese extraño ser, ya su pecho empezaba a arder.

Como si su garganta quemara y su lengua se enredara, tomo aire y se sentó mas cómodamente. 

Abrió sus labios lentamente, el hombre al ver tal acto espero lo siguiente. 

 

"Menta."

 

Solo eso llego a pronunciar.

Un mirada confusa aquel hombre mostró. 

Luego recordó fugazmente lo que hace rato le pregunto. 

Una corta risa de entre sus labios se escapo. 

Ladeo un poco la cabeza y fijamente la observo. 

 

"Es un nombre hermoso, tan refrescante como tu olor."

 

Noto como la ninfa se estremeció.

El había confesado la razon por la que la descubrió. 

Ella su cabeza agacho, ese error hasta este momento la llevo. 

Sin poder controlarse una lagrima por su mejilla resbalo. 

Cuando estuvo apunto de escaparse hasta el suelo tocar, una mano fría la seco.

Con sus dedos bajo su mentón la cabeza de la ninfa alzo. 

Ahora mas cerca se encontraban los dos. 

Ella podía escuchar su respiración, el pudo notar los ojos de la ninfa, un hermoso verde tenían de color. 

 

"Este hombre misterioso y elegante, que mantiene su toque frió en mi rostro, hace que mi cuerpo se caliente y mi corazon salte de emociones que jamas había experimentado. Tengo miedo, Padre, tengo mucho miedo, de que este hombre llegue a atravesar mi corazon con lo dulce y melodiosa que es su voz, por favor ten piedad de mi, no me hundas entre esas aguas de dolor, no me hagas esto por favor... no me hagas morir de amor".

 

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: mitologia griega, poesia, ninfas

Editado: 20.12.2019

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