La antología de tu existencia

Cuarta Parte

Cuarta Parte

En Inglaterra, sus padres la buscaron por cielo, mar y tierra, pero no la pudieron encontrar; estaban muy molestos porque no se pudo realizar la fusión de empresas y su ex prometido estaba inquieto, solo quería encontrarla para así terminar con todo lo que tenía planeado para su futuro -la empresa de la familia y su herencia-. Aun no podían entender los motivos que llevaron a Jane a desaparecer a pocas horas de la boda, de eso hacía ya cuatro meses.

Adler, como era de esperarse, se encontraba como diablo en botella. Había soñado demasiado con estar a cargo de la empresa familiar y se vio truncado por la desaparición de Jane. Si bien era cierto, no la amaba, pero se sentía seguro a su lado con un futuro ya planeado por su padre.

Había comenzado una relación secreta con Blair hace dos años en una fiesta, lo que comenzó con un beso terminó en lago más, se justificaba porque estaba borracho y había tenido una pelea con su novia. Sin embargo, los encuentros casuales se intensificaron cada vez más hasta el punto de dudar de su tan anhelado futuro. Es por eso que un día antes de su boda invitó a Blair a comer al mediodía en su departamento -una despedida se dijo-, decidió terminar su relación con su amante para no arriesgar su futuro, pero esto no salió como deseaba, ella no soportó la decisión y se sumergió en un llanto que le rompía el alma; en su afán de consolarla terminaron en la habitación y el resto era historia.  

Jane no pensaba volver en un buen tiempo, la ciudad en donde vivía le encantaba y reaparecía la muchacha llena de sueños que se había estado perdiendo desde hace tiempo atrás. Había conocido a muchas personas que eventualmente se convirtieron en amigos y también había encontrado a una familia como la que siempre había soñado ya que, si bien es cierto, sus padres la querían, pero no lo demostraban, pasaban más tiempo en reuniones o galas de beneficencia que con ella.

Un viernes por la mañana se quedó dormida, apenas y podía cambiarse y no tenía tiempo para desayunar, decidió llamar a Caro y pedirle que le prepare algo rápido de comer y que pasaría de camino por su cafetería para recogerlo. Estaba llegando tarde a su trabajo y para su mala suerte tenía que presentar un proyecto de construcción de un edificio para una empresa cotizada, debía apresurarse para llegar a tiempo.

Estaba manejando a toda velocidad y cuando recogió el pedido con Caro no se fijó por donde iba, por el apuro se estrelló contra un hombre que con su sola presencia le hacía sentirse muy pequeña y más al haber estropeado su costoso traje a la medida con su café. Se intentó disculpar, pero él estaba ocupado tratando de contener su enojo y limpiarse; corrió con suerte porque le dijo que se vaya antes de arrepentirse, ella no lo pensó dos veces y salió corriendo a su reunión mientras escuchaba como aquel hombre -muy guapo, por cierto- maldecía en voz baja.  Reaccionó tarde cuando se dio cuenta que era el mismo con que se había chocado hace tiempo en la misma cafetería.

Ya en su oficina preparo todo para la presentación y se le informó que la reunión estaba por empezar, recogió todo lo necesario y se trasladó a donde se llevaría a cabo la misma. En la sala se encontraba su jefe y el vicepresidente -Dave Archambault- de la empresa para la que trabajaría si el contrato se llevaba a cabo. Se había preparado mucho para ese momento, estaba muy nerviosa, pero eso no impidió dar lo mejor de sí misma en esta ocasión.

Más tarde le dieron la noticia que ella estaría a cargo de este proyecto. Si bien era cierto que Jane era muy joven e inexperta para estar al mando de ese proyecto su jefe sabía que ella era muy talentosa y tenía un gran potencial que él quería explotar. El señor Fabre estaba muy feliz y orgulloso de Jane, decidieron celebrar la firma del contrato con una cena en el Restaurant Michel Sarran en donde ambas partes del contrato participarían.

La familia Fabre Bellerose habían invitado a Jane a la cena a la que no tuvo opción de negarse, además sería buena su presencia ya que conocería al presidente de la Archambaut Inc, empresa francesa de ingeniería civil y construcción reconocida mundialmente que era dirigida por los hermanos Archambault. Aparte que el hijo mayor que vería esa noche era uno de los mejores amigos de Thierry.

Mientras se arreglaba en su habitación se sentía demasiado nerviosa, había optado por un vestido negro por debajo de las rodillas con una abertura en su pierna derecha y unos tacones que hacían juego. Se había maquillado con sutileza y estaba a la espera que Thierry pasara por ella como habían quedado. Cuando su ahora hermano llegó quiso que Jane se cambie de ropa ya que este era muy “revelador” según sus palabras, pero en verdad era adecuado para la ocasión. Lo que provocó los bufidos de este durante el trayecto hasta el restaurante.

En el lugar reservado solo se encontraban Nathan e Ivette, charlaron tranquilamente por un par de minutos antes de que los hermanos Archambault llegasen. Jane casi se cae de la silla en donde estaba sentada al ver que Dave llegaba junto al tipo con el que chocó en la mañana y al que presento como su hermano Alexandre, a lo que todos excepto ella conocía. Todos saludaron con familiaridad.

Fue bastante obvio que Alexandre Archambault la había reconocido, lo había intuido por la mirada que le había dado cuando llegaron. Era un hombre de no más de treinta y cinco años, por lo visto no era casado -Jane se fijó que no tenía un anillo en su mano-, también se fijó que era demasiado serio.




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