Había momentos que no quería que terminarán y este era uno de ellos. Alan me estaba besando y no quería que acabará, pero tenia que volver a la realidad. Finalice el beso y me hice un poco hacia atrás.
—¿Estás bien?
—Si, pero ¡¿Estás loco?! Pide haberte matado, de verdad Alan que esto no es un juego.
—Lo se, pero tal parece que funcionó.
—Y será la última vez que pasará, no pienso volver a hacer esto, estuviste en peligro y no lo vez.
—Yo siempre estaré para tí Vanessa, no importa cuán peligrosa sea la situación, yo siempre estaré para tí, jamás te dejaría sola, estaría loco si lo hiciera.
—Gracias Alan.
Después de eso, no dijimos nada con relación al besó, eso me decepcionaba en cierto punto, pero no dejaría que eso me afectará.
Pase la mayor parte del día con Alan, viendo películas, jugando. Él me mantuvo distraída, no pensé en nada más, incluso me divertí como nunca lo había hecho, de hecho no recordaba la última vez que me había divertido de verdad. Mi vida se basaba en tener muchas responsabilidades, jamás había tenido una vida normal y ahora menos la tendría, pero esta tarde puse sentir lo que era al menos eso.
Había llegado la hora de irme, Alan me miraba directo a los ojos, causando mis nervios, se ofreció a llevarme pero me negué, quería caminar sola y arreglar todos mis pensamientos. Alan se acercó un poco más a mí, puso sus manos en mi hombros dando un pequeño masaje.
—¿Vienes mañana?
—Claro, mañana probaremos mi velocidad, si te portas bien mañana te dejaré ganar una vez —le digo haciéndolo reír, su vista va a dar a mis labios, sentí mi corazón acelerarse, latía a gran velocidad.
—La verdad es que no me apetece portarme bien.
—Oh, chico malo ¿Eh?
—Vale completamente la pena serlo.
Dicho eso sus labios chocaron con los míos al instante.
Fue un choque de emociones, algo en mi quería salir, pero olvidando todo eso, le correspondi el beso. Por un momento me sentí normal, me separé de él y lo mire a los ojos.
—Me tengo que ir.
—Te esperó mañana.
(Al día siguiente)
—No estoy en casa, voy a la casa de un amigo, por favor intenta comunicarte con él y dale mi mensaje, gracias Mía.
Camine directo a la casa de Alan, me sirvió para calamar todo lo que sentía ahora, este poder era peligroso incluso para mi.
Anoche tuve la oportunidad de arreglar todos mis pensamientos y sentimientos. Tenía algo en claro, me estaba enamorando de Alan, era una total locura, algo muy peligroso.
En un parpadeo ya estaba frente a la casa. Toque la puerta y a los minutos fue abierta por él.
—Pensé que no vendrías —dijo dejándome pasar.
—¿Por qué?
—Según me he enterado, tu no eres una persona muy madrugadora.
—¿Me estás diciendo floja?
—Mejor vamos a desayunar —dijo tomando mi mano y llevándome hacia la cocina.
Todo estaba de maravilla, hasta que hubo algo que llamó mi atención. Verlo así, fingiendo ser algo que no es, me rompía el corazón, yo sabía que se sentía eso.
—Alan, no es necesario que finjas, tu me aceptas así como soy, yo también lo hago, se que ustedes no hacen esto, así que no lo hagas por favor.
Mi teléfono sonó justo cuando el me iba a contestar.
—¿Diga?
—¿Cómo está mi futura mujer?
—Ni en tus mejores sueños sería tu mujer.
—En mis mejores sueños tu boquita está muy ocupada y no precisamente para hablar.
—Mira maldito Idiota, buscaré la mejor manera para matarte.
—Aunque lo haga querida, no podrás cambiar lo que ya eres, he ganado.
—Lo se, se que nada podrá quitarme esto, pero disfrutaré tanto saber que ya no existes y que nunca pudiste conseguirme, maldito demonio.
—Como me pones pequeña, tal vez accedas más rápido si tus hermanas te lo dicen.
—En este punto ¿Realmente crees que podrás Conmigo? Solo me hiciste más poderosa de lo que ya era, no olvides quién me ha dado el poder y si se te ocurre hacerle algo a mis hermanas, me encargaré de torturarte hasta que me supliques que acabe con tú patética vida.
Le cuelgo y cierro los ojos. He podido mantener el control, lo he logrado. Yo no soy de las que se rinde tan fácilmente y esto tengo que controlarlo, tengo que demostrarle a ese Demonio que cometió el peor error de su miserable inmortalidad.
Al abrir los ojos, Alan me miraba orgulloso, el también lo había notado.
—Pude hacerlo.
—Eso lo vi.
Alan y yo pasamos toda la mañana juntos, se sentía tan bien pasar tiempo con alguien que me entendía y me trataba con normalidad. Llegó la hora ir al instituto pero no lo hice, la estaba pasando tan bien con Alan y no quería arruinar mi día soportando a Ericka, Alan estaba más que feliz por la decisión que tome. Hablamos sobre muchas cosas, le platique sobre los pequeños flasheos que he tenido y ambos llegamos a la conclusión de que pueden ser vidas pasadas.
Hay algo sobre mi existencia que no logro comprender, se que tengo un propósito en esta vida, pero no sé cuál es, ni tampoco entiendo por qué fui creada de diferente manera, mi existencia es incierta y no sé cómo saber la verdad.
—Sabes, cuando era niña siempre jugaba a que era una gran heroína, que podía salvar a todas las personas que me necesitaran, intente serlo la primera vez que hubo terremoto, salve muchas vidas, pero esas mismas vidas que salve me tacharon de ser un Monstruo, algo anormal, ahora sin mucho intentarlo dejé de preocuparme por ellos, ellos me convirtieron en una villana, así que no puedo salvar a quien no quiere ser salvado por mi ¿No es así?
—Es cierto.
—Este poder lo he dominado, pero nunca más lo usaré para salvar a otra persona que no sea mi familia y amigos.
Yo solo quería una vida normal, no en esto que me convertí.
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Editado: 21.07.2025