La apuesta perfecta

Capítulo 9

Como lo tenía previsto llovió... pero el partido no se canceló (El entrenador no quería cancelarlo y tuvimos que jugar con un clima pésimo), pero al final de todo ganamos, si ganamos, gracias a las jugadas de Román, ¿Quién lo diría no?

La verdad es que me alegro de que hayamos ganado nuestro primer partido de la temporada corta.

Ya que me quité un peso de encima (el partido), ahora tengo que hacerlo con lo otro que tengo en estos instantes encima de mí.

—Dafne ... Por un demonio deja de abrazarme, estoy hasta la ma... —Me encuentro realmente frustrado, Dafne tiene abrazándome desde que terminó el partido—. Ya déjame.

Da saltitos pequeños y trata de darme besos, le emocionan los partidos, pero yo le emociono más, trato de quitarmela, pero demonios se aferra a mi como si su vida dependiera de sostenerme y no dejarme. Aunque no lo dudo.


—¿Por qué? —Pregunta incrédula—. Yo solo quiero estar contigo. Vamos Eliot.

—Dafne, eres empalagosa y me estas hartando —Confieso cansado.

Ella parece sorprendida, y se separa un poco de mí, pero aun así no me suelta todavía, sin duda las porristas también tienen fuerza.

—¿Que acaso ya no te llamo la atención? —Pregunta indignada... Hasta yo me hago esa pregunta... Y la respuesta es que solo sería por algún rato que esté aburrido—. Porque si es así, dime que puedo hacer, yo podría hacer cualquier cosa por ti y lo sabes Eliot.

Y lo peor de todo era que si lo sabía. Haría cualquier cosa que yo le pidiera.

—Por favor dejame, dices que harías cualquier cosa por mí, pues vete, veta ya, en serio ya no te soporto, te la pasas acosándome, era divertido hace unos meses, pero ya no —Respondo enojado—, déjame en paz Dafne.

—¿Entonces se acabó?

—No se puede acabar algo que nunca empezó, Dafne —Tal vez fui un poco rudo con esta última frase, pero tenía que hacer de todo para apartarla de mi camino de una buena vez por todas.

Ella se separa por completo de mí. Pero se acerca a mi oído al instante. Y susurra.

—Quiero que entiendas una cosa Eliot Valerio, a mí me gusta obtener las cosas, por las buenas o por las malas, pero por el momento no te voy a insistir, pero cuidado... serás mío —Con esta última frase se va, aunque voltea una vez más y en su mirada puedo comprobar que tiene determinación.
 

Eso dio miedo.

Aunque si realmente piensa ser determinada como lo dijo, menos le haré caso.

Voy al vestidor, no podía ir antes ya que Dafne no me soltaba, y lo que me encuentro afuera de ellos es a una pelirroja con un suéter rojo y unos pantalones negro.

Decido acercarme a ella, colocó mi brazo en la pared junto a su cabeza.

—¿Vienes a esperarme, Cariño? —Le digo mientras le sonrió y después le guiñó un ojo—. Está bien que no aguantaras no verme, pero es demasiado rápido, Cariño.

Ella pone sus ojos en blanco, no puedo evitar hacer este tipo de comentarios, simplemente los disfruto.

—Idiota —Es lo único que dice.

—Cariño, que boca —No puedo evitar sacar una sonrisa—. Entonces ¿Si me vienes a ver?, claramente para felicitarme por haber ganado, y darme un gran beso.
 

—Tienes una imaginación de un niño pequeño... No Valerio no vengo a felicitarte, no estoy aquí por ti, estoy esperando a mi hermano Román —Suspira cansada o tal vez harta de mi—. Y no me vuelvas a llamar "Cariño" en tu vida, porque tú y yo no somos nada.

—¿Pasa algo? —Pregunta Román.

No me había dado cuenta de que ya había salido de los vestidores. Y trae mala cara al verme tan cerca de su hermana.

—Nada, solo me tope con Valerio —Le dice Leire sin mucha importancia, como si no fuera nada— ¿Ya nos vamos? Quiero comer pizza.

Román asiente, y se van, sin antes voltearse a mí y dedicarme una mirada de: "Aléjate de mi hermana o te mato". Tal vez ha de ser por mi fama de mujeriego y no quiere ver sufrir a su hermana, si yo tuviera una haría lo mismo con ella, sobre eso de protegerla.  Pero no tengo así que no se realmente como se siente eso.

—Ella te odia, se le ve en los ojos y en su forma de hablar, sería buena idea que te alejes de ella.

—Hijo de tu madre, me has dado un susto de muerte —Finjo que me dio un ataque a mi corazón. Pero ciertamente si salió muy sorpresivo.

—Siempre estás en tu nube que no te das cuenta de que estoy aquí —Dice Ed con su ceño fruncido—, que buen amigo eres Eliot.

Pongo los ojos en blanco.

—Ya lo sé, refiriéndome a lo de Leire, algo en mi cabeza me grita que me aleje de ella, ya que ella siempre me va a ver con cara de muerte, y todo eso, que no sería divertido... Y no la culpo la verdad —Me detengo un segundo—. Pero lo es, ir tras de alguien que no te hace caso, a alguien que le das igual, es divertido es algo nuevo para mí. Ya sabes. Estoy harto de que todas las chicas estén tras de mí, es muy fácil eso, me gustan los retos Ed. Y ella es uno muy bueno.

—Te interesa —Susurra más para él que para mí—, que raro ninguna otra chica te había interesado así, y menos en una semana de saber su existencia, y entre comillas, porque ya sabías de su existencia y no de la mejor manera amigo.

—Si lo sé... Y es demasiado extraño. Eso es lo peor, esto no va conmigo ni en mis sueños. Pero ella no me quiere ni ver, por ella estaría mejor si no existiera, hasta ella me dijo que prefería estar muerta a salir conmigo. ¡Nunca nadie me había dicho eso! —Creo que empecé a gritar.

—¿Y qué piensas hacer? —Ed parece muy interesado ante todo esto, y eso es muy extraño.

—No lo sé. Simplemente no lo sé —Me encojo de hombros—, tal vez alejarme y ya. Pero... Me agrada ese reto...

—¿Alejarte? Eso no sería nada divertido— Se detiene a pensar un par de segundos y después continúa—. Dijiste que te gustan los retos. Así que, ¿Por qué no Eliot?

—¿Por qué no? ¿Que? Exactamente.

—¿Quieres hacer una apuesta? —En su cara veo diversión.

—Eduardo, no estoy de humor para tus jueguitos de tus clásicas apuestas.
 




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