La apuesta perfecta

Capítulo 33

Leire's POV (Punto de vista de Leire)

Trago saliva antes de entrar. 

—¿Entonces... Para que soy buena Miriam? —Le pregunto mientras entro a la cocina.

Debo de aceptar que me encuentro nerviosa, no me gusta mucho conocer a las mamás de las personas.

Ella me ve de reojo, se que me quiere pregunta algo, lo se por la forma en como me mira.

—Solo necesito que mezcles los ingrediente que están en el plato verde —Apunta con su mano a aquel plato ondo.

—Si claro —Y empiezo a mezclar los ingredientes algo nerviosa.

Todo esta algo callado.
Muy callado, siento que a veces no es muy bueno cuando hay dos personas calladas, ya que se genera como algo de incomodidad. O tal vez solo me estoy volviendo algo paranoica. Debería de tranquilizarme, es una persona más. Es una mamá más.

—Leire... ¿Cierto? —Murmuro un si apenas audible—. ¿Sabías que un cabello tan vivo y rojizo como el tuyo no debería ser oculto?.

Me sorprendo algo, nadie antes se había dado cuenta de mi color de cabello a travez de la gorra, porque siempre lo metía en esta y no se veía, lo hacia para ocultarlo, de hecho lo hago todavía.
En un punto de mi pasado fue la burla de los niños pequeños, por ser diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.

Miriam me ve por varios segundos esperando alguna respuesta por parte mía, así que decido darle una. Aunque no me guste mucho.

—Porque así no llamo la atención, me gusta pasar de desapercibida —Me detengo un segundo—, es más fácil así, ya que con mi tono de cabello llamo mucho la atención... Y odio hacer eso.

—Supongo que es un argumento razonable... Conociendo a chicos como Eliot —Trago saliva, al parecer sabe cómo es su hijo—. ¿Pero por que te gusta pasar de desapercibida?

Odio que me pregunten eso, es como si me llegaran a preguntar, ¿Por qué respiras?

—Digamos que no me tratan bien en el instituto —Ella asiente tratando de comprender.

—¿Eliot te trata bien?

Me detengo un segundo, no lo sé, supongo que si lo hace. Aunque antes no lo hacía, pero ahora lo hace y me confunde. Simplemente no se como responder a eso.

—Mmm... —Abro mi boca pero de ella no sale nada.

—Vamos Leire, no hay problema conozco a mi hijo, se de lo que es capas —Trata de darme seguridad—, dime si hay algo.

Suspiro, ¿Le digo que de un día para otro me trata bien su hijo? Tal vez sea necesario de que se entere de lo raro que suele ser su hijo en poco tiempo. Si que suele ser raro a veces.

—Bueno la verdad es que... Desde hace tiempo me trata mal todo el mundo, hasta Eliot lo hacía —Hace mucho que no lo llamaba por su nombre, aunque claro él no esta aquí para saber que lo he llamado por su nombre—. Toda la preparatoria lo hace y es gracias a mis constantes desgracias, pero un día su hijo se dio cuenta de mi así de la nada,  y desde entonces no se ha alejado. Mas clara a su pregunta; la respuesta sería si, ahora si.

Nos volvemos a quedar calladas las dos, yo termino de mezclar las cosas, así que me dedico a observarla.

—Ahora entiendo todo —Se voltea a mi muy alegre y eso me asusta un poco.

—¿Disculpa? — ¿A que se refería con que entendía todo? Yo cada vez entendía menos.

—Bueno —Se tranquiliza un poco—, hace unos meses él no estaba bien, por razones personales, pero empezó a estar feliz a partir de unos días para acá, no encontraba razones, y ahora se cuales.

Me ve muy alegremente, y sigo sin entender la razón de su comportamiento.
Realmente yo cada vez entendía menos.

—A él le interesas —Agrega—. Y mucho.

—No estoy muy segura, Miriam —Susurró algo apenada—. Eso es lo que él trata de hacer ver. Pero Eliot... Bueno él no tiene la mejor reputación como para poder creer en eso. Y si te soy sincera... Me da miedo eso.

—¿Ya te dijo lo que siente por ti? —Miriam abre mucho sus ojos—, si lo hizo... es...

—Si, aunque suene mal lo que vaya a decir y más porque es su hijo... La verdad es que todavía no confío mucho en él, no se si trata de jugar conmigo —Como todo el mundo, pero eso no se lo digo—, he pasado por algunas cosas que hace que no confíe últimamente en las personas. En nadie.

—Se como es Eliot —Asiente—. Créeme que lo sé, y lo cierto es que siento que él te tiene mucha confianza.

Hago una mueca.

—¿Por qué dices eso?

—Fácil —Lo dice como si lo fuera—, porque conozco a mi hijo, lo conozco muy bien.

No fue un buen argumento, pero supongo que para cualquier madre sería el mejor argumento de todos.

—Miriam —Necesito saber algo más, sobre su comportamiento nervioso cuando me vio por primera vez, me gustaría saberlo—. Cuando me viste hace rato... Te sorprendiste mucho, lo pude ver en tus ojos, ¿Por qué?

Ella fue un poco bueno... Sus ojos mostraban una gran sorpresa como si hubieras visto a un fantasma, supongo que imaginó que no me iba a dar cuenta, pero estar tanto tiempo sola provoca que entiendas mejor el comportamiento de las personas.




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