La apuesta perfecta

Capítulo 38

—¿Entonces qué quieres hacer? —Le pregunto mientras caminamos por el pasillo, quiere ignorarme, de hecho lo esta haciendo, esto se le da a la perfección—. Vamos Leire, tenemos que ver nuestro proyecto de Arte.

—¿Por qué hacer el proyecto conmigo y no con Dafne que siempre hace todo?, es más fácil para ustedes dos —Suspira—, iba a escoger a René como pareja, al igual que siempre lo hago.

—¿Quién es René? —Rayos, sonó algo celoso.

—El chico que suelo escoger para los trabajos de arte —Ya lo había dicho y en si no respondió a mi pregunta.

—¿Y por qué con él? ¿Qué tiene de malo que estés conmigo? —Pregunto algo serio, y a la vez un poco enojado.

—Él si trabaja —Suspira, después para de caminar y queda cara a cara de conmigo—. Pero no podré estar con él, así que... Tendrás que trabajar, yo no pienso hacer todo el trabajo sola... Así que más vale que ayudes si no quieres que te de una golpiza.

—Y no digo que me lo hagas pero... —Y me doy cuenta de lo que sucede—. Ya se cual es tu problema. Tu problema es que aun no me quieres cerca, porque te estas asuntando de que cada vez estoy mas cerca de ti, te estas asustando de que te estas dando cuenta de que realmente si me interesas y no es mentira. Que esto no es una farsa y no sabes que hacer al respecto.

Entonces Dafne coloca su brazo en uno de los casilleros entre ambas caras provocando que no podamos continuar con nuestro camino, demonios, ahora no podré huir. Ninguno de los dos.

—¿Qué sucede Dafne? —Le pregunto todo tranquilo.

Puedo notar que Leire se tensa un poco, y luego agacha la cabeza.

—¿Qué es lo que sucede entre ustedes dos? —Pregunta enojada, ¿Enojada por qué?

Oh espera ya se porque, porque ella dejo de ser mi centro de atención desde hace mucho. Y lo quería de regreso. Claro, por esto se encuentra enojada la psicopata.

Y así seguirá, y no volverá a ser mi centro de atención... Aunque jamás lo fue del todo, era un entretenimiento y así la veré. Como una chica más.

—Es el proyecto —Leire habla por los dos—. Estábamos hablando del proyecto.

—No, a eso no me refiero, hoy los vi hablando antes de la clase y antes de las vacaciones de pascua hablaron un par de veces.

¿Me espiaba? Bueno... Es Dafne, lo más seguro es que eso hiciera... Que miedo con esa chica.

—Este... —Empieza a decir Leire, parece realmente incomoda.

—Estuve chocando últimamente con ella, lo normal Dafne —Hablo por fin—. Ha sido mi culpa.

—Claro Dah, eso es obvio, ¿Pues de donde crees que viene su apodo? —Su comentario provoca que me enoje un poco.

Me muerdo la lengua. No puedo hacer mucho.

—No, es que yo fui quien estaba chocando con ella, no ella conmigo —Entrecierra sus ojos, Leire sigue con su cabeza agachada.

—Yo creo... —Leire vuelve a hablar, pero ahora con un tono más bajo del que acostumbra—. Que ya me voy...

—Si, vete —Suelta Dafne al instante—, solo sobras, eres un estorbo y quiero que sepas que Eliot solo te escogió para tener una mejor calificación en la clase de arte, que te quede claro patosita.

Leire ya no dice nada, simplemente se va con la cabeza agachada...
Suspiro. Una cosa era hacerlo a alguien, hacerlo sentir mal. Y otra cosa empezaba a suceder cuando comprendías la gravedad del problema. Dolía verla, dolía ver qué Dafne la trataba mal y yo no hacía nada. Jamás hacía algo. ¿Por qué? Porque así estaba nuestra sociedad. Hacías menos a los que ya eran menos, ¿Para que? Jamás lo había entendido. Jamás había llenado el hueco hacerlo. Y jamás lo haría. ¿Así que seguiría así esto?
Observo a Dafne, como si nada es lo que expresa su rostro. Nada. No siente compasión. Nada.

—Si mejor corre así nos haces un favor a todos, y mucho cuidado con tropezar Patosa —Agrega.

Entonces Leire empieza a caminar más rápido.

Voy a ir tras de ella, pero Dafne me detiene.

—¿Cual es tu problema? —Me reclama ella.

¿Qué cuál es mi jodido problema? Mejor dicho, ¿Cuál es el problema de ella? Ella piensa que todos harán lo que ella chille, y estoy harto de eso, así que se lo digo de una buena vez por todas. Estoy harto de esto.

—¿Cual es mi problema? Mejor dicho ¿Cual es tu problema con tratar mal a todos? —Ella se ríe irónicamente como si estuviera bromeando.

Cosa que no hago, la miró fijamente y con cara de disgusto. Y para de reír.

—¿Lo dices en serio?

—Claro que lo digo en serio, no eres la dueña de nadie, no puedes ir por los pasillos diciéndole a todos que hacer, estoy harto de ti, de que me sigas y trates de manipular a todos como te plazca la gana —Tomo aire—. Tienes que entenderlo de una buena vez por todas, que no eres dueña de nadie para mandar a quien se te plazca para hacer lo que se te antoje, no puedes hacer eso, pareces una ridícula chillona que se quedará sola si continúas así.

No me había dado cuenta de que había subido mi tono de voz y de que todos habían dejado de hacer lo que estuvieran haciendo y empezaran a prestar atención a nuestra platica.

—¿Qué es lo que haces? —Ella se da cuenta de la multitud que hemos creado— ¡Chicos es una mala broma de Eliot, vuelvan a hacer lo que estaban haciendo, ahora!




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