La apuesta perfecta

Capítulo 47

Todo mi cuerpo se tensa.
¿Que hace él aquí?
¿Por qué vino por ella?
Él no...
Él simplemente no...
Agh demonios simplemente no.

—¿Que haces aquí, Antonio? —Pregunta Leire muy tranquila para ser verdad, pero en su mirada hay odio, odio contra él.

Si, velo así con odio, tu sigue, así comprenderá que lo sigues y seguirás odiando.
Se una parte de lo que paso entre ellos dos, pero se que hay algo más que no me ha dicho ella, algo que le apena contar, como siempre... Existen secretos no aptos para ser revelados.
Por lo menos ella no me ve con esa mirada.

—Vine a verte —Creo que ambos nos dimos cuenta de eso.

—¡Ja! Y yo soy Superman —Pero Leire optó por su lado sarcástico ante respuesta—. Claro que no vienes a verme, dime a que vienes.

Ella al igual que yo, sabíamos que realmente él estaba aquí por ella, exclusivamente por ella, pero sabiendo esto, ella no quería ni iba a aceptarlo, porque así es ella, no se confía de todo, no de cualquiera e insignificante oración como la que que acababa de hacer Antonio.

—Es enserio, vine a verte para pedirte una disculpa —Lo cierto, es que no esperaba eso.

¿Disculpa?
¿De que demonios?

—¿Perdona? —Si bueno, creo que ella también se sorprendió.

Yo simplemente los observo, y ahora se lo que sienten los espectadores que solemos generar cuando a Dafne le entra algún problema mental contra Leire, Leire y Antonio se dieron que cuenta de mi presencia desde que empezó la platica pero aún así ninguno de los dos se ha molestado por correrme.

—Por el fin de semana ya sabes, estuve toda la semana pensando, y realmente fui un completo idiota, se que tú y yo no quedamos en buenos términos... —Es curioso porque me ha pasado situaciones como las de él, en serio muy parecidas, donde yo daño a la chica porque estoy muy borracho, pero lo cierto es que no me importa ni en lo más mínimo, pero él está aquí y eso realmente me sorprende—. Pero realmente lo siento estaba ya realmente borracho no sabia lo que decía.

—No me interesan tus disculpas —Esa es otra de las cosas que me gusta de ella, dice las cosas como son, pero no dice lo que realmente siente.

—Me lo imagine —Él ríe irónicamente.

—¿Disculpa? —Antonio la conoce, la conoce hasta mejor que yo, él sabía muy bien cómo iba a reaccionar y aún así está aquí.

—Claro, te conozco muy bien, fuimos novios por varios meses Leire, te conozco. Se que no aceptaras tan fácil mis disculpas, pero lo intentare tantas veces como sea posible —Hace una pausa—. Porque supongo que ya te dañe una vez, y quiero terminar las cosas como se debieron haber hecho desde un inicio.

—¿Y por que lo harías? No somos nada, no te importo —Ahora si, su tono de voz es muy enojado y cortante—. Y no insistas.

Él vuelve a reír. Da la vuelta y empieza a caminar, se encoge de hombros.

—Ya lo verás —Se alcanza a escuchar por último de parte de él.

—¿Por qué intentaras en que acepte tus disculpas? —Grita esto último ella un tanto consternada—. No lo entiendo.

Él voltea antes de salir.

—¿No lo entiendes? —Leire no responde—. Porque me sigues importando, supongo.

Ella empieza a reír como loca, pero más bien de una forma muy sarcástica.
Si bueno, todo este asunto se empezó a tornar un poco raro.

—Ya enserio dime el maldito motivo, no entiendo porque lo haces, vienes al instituto a pedirle disculpas a tu ex, pero ella no las acepta y vas a luchar para que te perdone por algo que hiciste y que ya quedo en el pasado, cosa que no me importa más. Simplemente no lo entiendo —Dice a la defensiva, y si bueno de nuevo hemos generado una pequeña multitud que nos observa, a como van las cosas no seré Rey del baile de graduación, sere el Rey de la multitud —. Y es obvio que no te importo.

—Claro, siempre lo hiciste. Simplemente nunca me di cuenta —Se encoge de hombros indiferente—, la verdad es que me había hartado de ti, por eso decidí engañarte para librarme de ti.

—Imbecil —Suelta ella.

Es algo incomodo estar en medio de esta platica pero si me voy a otro lado Leire se va a escapar y no podré hablar con ella, así que tengo que esperar.
Pero para la multitud es un gran chisme todo esto, es un espectáculo para ellos.

—El punto es que, cuando entré a la universidad —Claro Antonio es un año mayor que nosotros, seguiré preguntándome cómo le hizo Leire para salir con alguien mayor que ella—. Salí con varias chicas.

—Aparte de imbecil, descarado —Ella se cruza de brazos.

—Salí con varias chicas, pero entonces me fui dando cuenta que tu eras única, que realmente si te quería, lo que paso la semana pasada fue un error, yo quería volverte a ver para pedirte disculpas y tratar de recuperarte —Guau, esto último si que me sorprende.

Oh no, ese idiota, más vale que no se vuelva a acercar a ella, porque no responderé de buena manera.

Leire no dice nada simplemente lo ve, por unos segundos el temor se apodera de mi, el temor de que ella lo prefiera a él sobre mi, entonces mi temor se va cuando ella vuelve a hablar.

—Pierdes tu tiempo, hace meses atrás hubiera dado todo por que tú y yo volviéramos a salir y ahora te veo y me das pena, no regresaría contigo. Antes preferiría salir con el idiota de Valerio que escuchó todo esto,  a volver contigo —Ella se voltea conmigo—. Pero no te ilusiones niño, y no te lo tomes como un cumplido.

—Ya te dije no me voy a dar por vencido, vales la pena Pond —Dice por ultimo Antonio y después se retira.

Me pregunto de quién habrán sacado la obsesión de llamarse por lo apellidos, Leire de Antonio, o Antonio de Leire. Bueno en estos instantes es un cuestionamiento algo estupido, pero supongo que no pienso en las peores situaciones.

Leire empieza a caminar, sale del instituto, pero yo la detengo antes de que cruce la calle.

La tomo de la mano.
Ella se voltea.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.