Voy entrando a la casa de Savannah.
Hay demasiada gente, creo que son igual que yo, dicen fiesta y todos quieren ir.
No invité a Leire, me hubiera gustado pero tenía que hablar con Ed, y era obvio que si la invitaba iba a estar con ella y no iba a poder hablar con mi amigo.
Y aparte, de lo que quiero hablar es sobre ella, así que sería un poco ilógico que la trajera y hablar con Ed sobre ella.
"Te veo el viernes ahí te explicaré todo."
Pienso una y otra vez en sus palabras, simplemente no puedo evitar no hacerlo. Explicarme. ¿Qué?
Estos días estuve consternado por eso. Me sentí como en una película, de esas que hay un secreto y todo el mundo mata por saberlo, y al final es algo muy tonto.
Pero en cambio, yo no estoy matando, pero si un poco muriendo por saberlo, en serio, necesito saberlo.
Okey, Eliot esto no es una película tonta, esto es la vida real.
Así que podría ser cualquier cosa, y la verdad es que no se que puedo esperar.
Todo mundo está gritando, bailando, fumando y lanzando vasos con alcohol o eso creo, porque a eso huele toda la casa, a una mezcla de un poco de todo.
Camino unos cuantos pasos, varias chicas se me acercan pero yo las ignoro, ellas ya no son mi prioridad desde hace mucho.
Camino más por toda la casa hasta que lo veo.
Me congelo por un instante, ¿Qué demonios es todo este misterio? Estoy harto, y más vale que de una jodida vez me diga que está pasando.
Ahí está parado tratando de ligarse a alguien, pero veo la misma escena de siempre, ella trata de reír fingidamente y luego se toma todo su vaso para así poder decirle que va a ir por otro vaso, y jamás regresa.
Un clásico de Eduardo, su suerte jamás ha sido la mejor.
Y si, ella ya se va en ese instante, después de haber terminado la bebida de su vaso.
Me acerco a él.
Él me ve y medio sonríe.
—Eduardo —Le digo o más bien le grito ya que la música está algo alta.
—¿Que pasa? —Responde como si todo estuviera normal—, ¿Todo bien?
"¿Todo bien?"
¿Es enserio? Me habla como si no hubiéramos tenido una llamada telefónica diciéndome que Leire me iba a odiar, como si nada.
¿Qué si todo está bien?
Nada está bien por el momento.
—No Eduardo —Lo miró fijamente—. Por si te diste cuenta ya es viernes, me dijiste que me ibas a decir que estaba pasando contigo.
Le da un trago a su bebida, mientras me mira.
—Si. Hoy termina toda esta bobada mi amigo —Sonríe—. Por fin.
—¿Qué? ¿Qué se supone que debe de terminar hoy? —¿Qué estaba pasando aquí? No tenía ni la más mínima idea—. ¿De qué hablas Ed?
Él suspira, como si yo fuera un retrasado que no entendía nada, como si lo que dijo fuera lo más obvio del mundo, cosa que no era. Porque lo que decía no tenía sentido alguno.
Él mete su mano a su bolsillo del pantalón, de ahí saca un pedazo de papel arrugado.
—Como me da flojera explicarte todo en estos momentos —Dice mientras se acerca hacia a mí—. Toma, léela y entretente un rato. Mi amigo.
Me entrega el pedazo de papel.
—¿Y qué demonios es esto Eduardo?
—Es todo lo que necesitas saber. Este pedazo de papel contiene un resumen de lo que debe de suceder. Con esto termina todo, por fin amigo volverás a ser libre.
—Que dramático —Susurró, sin saber todavía que estaba ocurriendo.
—Eliot, este pedazo de papel va a ser muy divertido para mí y en si este es el original propósito, y entenderás porque Leire te va a odiar.
Él se va a toda prisa mientras que yo me quedo congelado.
¿Por qué me odiara?
¿Por qué a mí? No tenía sentido.
Abro el pedazo de papel, pero alguien me empuja, el pedazo de papel cae y trató de ir por el.
Pero alguien más lo toma y lo ve.
—La apuesta de Eduardo para Eliot —Empieza a leer, abro mis ojos demasiado y le arrebató el pedazo de papel a... Clara como siempre tenía que ser Dafne.
Esto ya me está sonando a mucho Cliché.
—Eso es mío —Le digo algo nervioso y entre dientes, espero que no haya leído nada más, puede ser cualquier cosa, pero si leyó algo más estoy perdido.
—¿Y de que es esa apuesta Eliot? —Pregunta mientras se acerca a mi demasiado.
Trago saliva.
—Nada es... Es solo una broma de Eduardo. No le des mucha importancia —La observó feo, esperando que mi mirada la incomode y se vaya.
Ella asiente.
—¿Quieres algo de tomar? —Me pregunta mientras trata de poner sus manos sobre mi cuello, al instante yo las apartó—. ¿Por qué te has vuelto tan aburrido Eliot? ¿Acaso no recuerdas que antes nos divertíamos?
Carraspeo para aclarar mi garganta.
Supongo que lo recuerdo, supongo que siempre lo recordaré.
—Dafne me tengo que ir. Tengo que hacer algo.
—¿Tan temprano? Ni si quiera es media noche. Que aburrido té has vuelto desde que le hablas a la patosa.
—No le digas así —Le apunto enojado—. Se llama Leire, y tal vez no me volví aburrido, tal vez tú te volviste demasiado puta, que ya no eres suficiente para mi.
—Yo siempre seré suficiente para ti —Suspira—. Sabemos que soy lo mejor que te pudo haber sucedido en la vida.
Gruño, no necesito que este cerca de mi.
—Piérdete Dafne y vete a joder a alguien más, porque a mí ya me tienes harto. Sabes que... —Estoy apunto de decir una estupidez—. Mejor me largo ya.
Y sin decir nada me largo de esa casa.
"La apuesta de Eduardo para Eliot"
Así que de esto se trata este pedazo de papel, la apuesta, claro debí de imaginármelo.
Llego hasta dónde está mi auto. Me siento sobre el cofre. Y saco el papel de mi bolsillo, lo abro de nuevo.
Suspiro, no entiendo porque lo anotó en un papel o que contenga en si, solo sé que es sobre la apuesta y siento que algo grande se viene.
Algo no estará bien, pero necesito saberlo.
Sacudo mi cabeza, y me dedico a leerla.
Editado: 22.09.2020