La apuesta perfecta

Capítulo 65

Estuve dando vueltas en mi auto... Hasta terminar en mi casa... Pensando y dándole vueltas al asunto, tratar de encontrar una solución para todo esto... Pero simplemente no encontré nada, por más vueltas que le daba a mi problema no encontraba una solución, ella jamás me iba a perdonar y sabía que la había perdido por completo.

Bajo de mi auto y entro a mi casa, sin darme cuenta doy un portazo y mi mamá sale a toda prisa a ver qué sucede.

—Eliot... ¿Estás bien? —Pregunta algo preocupada ante mi reacción del portazo.

Le quería decir que estaba bien, que simplemente había tenido un día muy largo, quería encerrarme en mi cuarto y no salir por una larga temporada, quería mentirle, no le quería decir lo que había ocurrido porque sabía que si le decía no iba aguantar y me iba a poner a llorar.

Llorar es algo estúpido y más si se trata de un chico, pero creo que esta es una emoción que no se puede controlar por más que intenta uno evitarla.

Pero sin planearlo una lagrima sale de mi ojo izquierdo, y mi plan por no querer llorar se derrumba junto conmigo. 
Mi madre se da cuenta de eso, empieza a bajar las escaleras, se que va haber un interrogatorio, y en mis condiciones se que le voy a contar todo, desde la apuesta hasta decirle el imbecil que fui con Leire, de lo imbecile que es su hijo. Solo de recordar su expresión de hace rato, lo desilusiona que estaba de mi, de saber lo que le había hecho provoca que me sienta todavía peor.

—Eliot... ¿Qué sucede mi amor?, me estás asustando —Me dice mientras me abraza, y pasa su mano por mi cabello como si tratara de tranquilizarme—. No te veía llorar desde hace una larga temporada... ¿Qué es lo que sucede Eliot?

Trago saliva antes de hablar, sentía mi garganta seca, y sentía que no iba a poder pronunciar alguna palabra de lo tan mal que me sentía.

Al inicio solo emito un ligero sonido.

—Le rompí el corazón a Leire —Su expresión de preocupación se va y con eso la cambia por una de enojo—. No me siento orgulloso de lo que hice, arruine todo mamá y me siento mal, porque sé que esto no tiene solución.

Ella no responde, me voy a acostar al sillón de la sala, quedo viendo al suelo.

—¿Qué fue lo que hiciste? —Ella pregunta con un ligero tono de enojo.

Me imagino que mi mamá sabía que era una buena chica y que tal vez sería perfecta para mí, de ahí su enojo, de que le haya hecho algo, de haberle dañado. Hasta yo me siento enojado conmigo por haberle hecho daño a esa chica.

—Hice una apuesta mamá —Le digo mientras salen más lagrimas, me siento tonto haciendo esto—. Eduardo hizo una apuesta conmigo, consistía en tratar de enamorarla, el tiempo era antes del baile... Yo la acepte porque tenía curiosidad por conocerla... Pero...

—¿Pero? —Pregunta enojada.

—Me enamore —Susurró sin ganas—, el problema fue que el viernes me enteré que tenía que romperle el corazón en esta semana ya que ese era el final de la apuesta, ¡Imagínate cómo me sentí! —Le grito lo último—. Pero al final yo no fui quien le dijo sobre esta apuesta.

—¿Que fue lo que sucedió?

—Hoy en la entrega de reconocimientos Dafne la humillo de una forma que no te imaginas y le contó todo, le contó de la apuesta, le dijo que simplemente era otro de mis tantos juegos cosa que no era, tal vez si fue una apuesta, y tal vez sea la apuesta que jamás me arrepienta... —Lo acepto, fue una estupidez esto—. Pero todo es muy tarde... Ella jamás me perdonará y yo la perdí, dos meses y la he perdido por completo.

Mi mamá no me responde, a lo mejor siente desilusión por mi, a lo mejor se está cuestionando "¿Por qué yo? ¿Por qué tuve un hijo así?" Me imagino que se está cuestionando este tipo de preguntas.

Si soy sincero, no espero que me responda, y si me responde simplemente espero algo como gritos, sermones de mi comportamiento... Pero nada de eso sucede, de hecho me sorprende mucho su respuesta que no me lo creo.

—Tienes que arreglarlo, no me importa cómo Eliot —Me dice mientras hace una pausa y suspira—. Desde hace mucho tiempo no te veía sonriendo todo el tiempo, no estoy dispuesta a que tu sonrisa se vaya de nuevo, quiero que arregles todo este asunto, quiero que le repares el corazón, es una gran chica y si en verdad la quieres yo sé que vas a arreglar todo este problema.

Me quedó inmóvil varios segundos, sin saber muy bien a qué reaccionar por su respuesta, claro que quería solucionar este problema. 
Pero la pregunta más grande era:

—¿Cómo mamá? No puedes solucionar algo que no tiene remedio —Le digo desilusionado.

—Todo tiene solución hijo, absolutamente todo. Confió en que lo harás —Hace una pausa—. ¿La quieres?

—La amo mamá, por eso estoy en estas condiciones, en las condiciones que jamás creí verme. Llorando por un chica, que ironía mamá —Le respondo, mientras me siento en el sillón.

—Yo sé que encontrarás las solución, las personas hacen cualquier cosa por el amor —Sonríe tristemente como si lo dijera por experiencia propia.

—Trataré de encontrarla —Respondo mientras empiezo a caminar hacia mi cuarto—. Necesito estar solo.

Y subo escaleras hasta llegar a mi cuarto. 
Me acuesto en mi cama y creo que estoy ahí por casi una hora pensando en todo y a la vez en nada, era frustrante saber que no se me ocurría nada para que aceptara mis disculpas, o para que regresara a mi.

Veo mi guitarra, y como si en ella estuviera la respuesta más obvia se me ocurre una idea, tal vez no sea la mejor y no estoy muy seguro de que resultado tenga pero era la única idea que tenía, y creía en ella.

 




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