La apuesta perfecta

Epílogo (parte 2)

Dos años después... Horas antes.

Leire's POV.

—¡Pero si apenas lo conozco! —Le gritaba a mi madre a través del celular—. No puedes hacerme esto.

Esto no era lo que tenía planeado hacer en mi vida. 
Tal vez me casaría algún día, pero no antes de no terminar la universidad. 
No entiendo de que les favorece a la empresa de mi papá que me case, lo de la fusión ya pasó de moda, es algo idiota e inservible está comprobado que no porque dos hijos se casen funcione realmente.

No me pienso casar con ese idiota, infantil, egocéntrico y arrogante. 
He hablado y he convivido con él casi toda mi vida, y sin duda él sería el ultimo chico con quien me casaría.

—Hija... Solo toma ese vuelo de regreso a casa y platicamos con calma ese asunto —Me dice algo cansada—. Pero, lo mejor es que lo platiques con tu padre. Yo no puedo hacer nada.

—Mamá escúchame —Le digo con desesperación—. ¡No me puedes hacer esto! Simplemente no puedes.

Y empiezo a llorar. 
Mañana... Mañana es el día de mi boda, toda chica sueña con una boda... Ese sería el día perfecto para toda chica, pero no para mí, para mí será la mayor de mis pesadillas.

Es algo inútil, mi padre me obligara y no podré hacer nada.

Tomo mi maleta de mano y me dirijo al avión.

Subo las escaleras y busco mi número de asiento, me toca casi al inicio junto a la ventana.

Espero un rato para despegar y cuanto lo hago me dedico a observar la pequeña ciudad que se empieza a ver por los aires.

A mitad del camino me doy cuenta de algo muy importante... Regresó a la ciudad... Regresó a donde no quería regresar, pero sobre todo lo único que si me emociona es que lo volveré a ver.

Casi dos años sin verlo, más de año y medio sin saber de él. Bueno... Sin saber de él, sería algo exagerado, le preguntaba a Román por él de vez en cuando...  Aunque me contaba cosas muy sencillas.

¿Podré verlo antes de casarme? 
¿Qué haré si lo veo? 
¿Huiré o iré corriendo a sus brazos?

No estoy muy segura, pero... Yo creo que lo mejor sería no buscarlo, sería una mala idea. Podría generar un escándalo y estoy cansada.

Y entre mis pensamientos me quedo dormida.

Cuando despierto puedo notar que el avión ya está casi vacío por completo, hemos llegado, me levanto a toda prisa y tomo mi maleta. 
Bajo de este y voy en busca de la otra maleta más grande, mientras recorro los pasillos, empiezo a temblar.

Dos años fuera de esta ciudad y se siente desde el aeropuerto completamente diferente.

Cuando llegó a la terminal busco a mi hermano, y lo veo... Él pone una gran sonrisa y corro con todo y maletas hacía él.

Las dejo en el piso y me lanzo a él, lo abrazo muy fuerte.

—Te extrañe —Es lo primero que me dice en un susurro.

—Yo igual —Le respondo sinceramente.

Román es el único que ha estado realmente para mí en toda mi vida, él único de mi familia quien realmente se preocupa por mi bienestar.

Nos dirigimos a su auto y le empiezo a contar todas mis anécdotas graciosas que he vivido fuera. 

No quería empezar por la triste realidad que se me aproximaba. No quería aceptarlo.

—Me gusta tu nuevo corte —Confiesa él.

Me lo corte antes de venirme, tenía el pelo demasiado largo que me enfadó. 
Así que decidí cortármelo justo a la altura de mis hombros.

—Gracias —Le sonrió por eso.

En cuanto llegamos a la casa, Román me ayuda con la maleta grande, mientras que yo cargo la chica.

La miro fijamente, no quiero entrar simplemente no puedo.

—¿Estás bien? —Me pregunta mi hermano.

Él no me ha preguntado nada sobre la boda o ha hecho algún comentario sobre esta, pero creo que necesitamos hablarlo.

—Esto no está bien —Le suelto apunto de colapsarme—. No es justo para mí.

Me ve tristemente, me imagino que él también está pensando lo mismo que yo.

—Lo sé —Suelta—. Trabajo en ello.

Me dice y con eso entra a la casa, en cuanto abre la puerta mi madre sale corriendo para abrazarme.

—Yo también te extrañe mamá —Le digo sarcásticamente.

—Ven, entra —Me dice, y nos dirigimos a la sala.

—Mamá... Tenemos que hablar —Trato de decirle de nuevo.

—Conmigo no... Es con tu papá —Me dice sabiendo de lo que quiero hablar con ella.

—Pero... —Y antes de que pueda continuar, aparece mi padre—. Papá...

—Leire Pond, hemos hablado de esto a través de los meses... No hay vuelta atras —Dice con su tono de despreocupación. Él ya sabía de lo que quería a hablar con mamá—. Te casas mañana, no hay nada de qué hablar.

—Claro que si —Respondo furiosa—. ¡Hay mucho de qué hablar! ¿Qué no lo entiendes? ¡No me pienso casar con alguien a quien no amo!

—No aceptaré un no de ti Leire —Dice ahora él furioso—. Mañana te casas, muchas personas aprenden a amar, tarde o temprano lo harás con él.

Me levanto enojada pero con ganas de llorar, y eso provoca que mis lentes se me empañen.

—No papá, no puedo —Mi tono de voz se empieza a romper—. Simplemente no puedo... Y menos con él.

—Leire... Por favor entiende —Sigue insistiendo mi papá—. Mañana te casarás y será lo que harás, no hay marcha atrás. Entiéndelo y fin de la discusión.

Y con eso se marcha a quien sabe a dónde.

Me siento de nuevo en el sillón. 
Y empiezo a llorar, junto mis piernas a mi pecho.

—Leire yo... —Empieza a decir mamá.

Pero ya no quiero escuchar nada y salgo de ahí a toda prisa, subo escaleras y entro a donde era mi cuarto.

Imagine que lo cambiarían, pero la sorpresa que me encuentro es que todo mi cuarto sigue iguala a como lo deje.

Mis paredes con fotografías, mi cama tendida, mi closet con poca ropa, y en mi espejo está una foto que no me quise llevar porque sabía que lloraría siempre que la viera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.