La Arepa Mágica

Capítulo 4: La Arepa Reconstruida En La Cocina 'Perfecta'

Maru sintió un sudor frío recorrerle la espalda. "¿Un... budare?". La palabra le sonaba lejana, casi mitológica. Su cocina tenía un horno de convección de última generación, una nevera inteligente y una tostadora con pantalla táctil, pero no un budare.
"Claro", dijo Nando, sonando cada vez más confundido. "Para hacer la arepa, tienes que cocinarla en un budare... ¿no?".
Los comentarios en el "Live" de Instagram de Maru se volvieron locos.
usuario_arepazo98: "¿Qué? ¿Ella no tiene budare?"
chef_carla_perez: "Amiga, un budare es lo más básico de la cocina venezolana. ¿Qué tipo de chef eres?"
la_mama_de_pedro: "Ay Dios, esta muchacha no sabe ni freír un huevo. Se ve que todo es pura mentira".
Maru, con el pánico en los ojos, tuvo que pensar rápido. Su sonrisa forzada se volvió un poco más débil. "Oh, por supuesto que tengo un budare, Nando. Pero está... eh... en el taller para un 'ajuste de temperatura'. Es un budare artesanal, especial. ¿Qué te parece si usamos... el sartén? Tengo uno antiadherente de alta gama. Es... la versión moderna del budare".
Nando frunció el ceño, escéptico. Pero el teléfono de Maru estaba ahí, apuntando a ellos. No quería arruinarle el 'show'. "Bueno, el sartén servirá. Aunque la arepa no va a quedar igual".
Maru, aliviada, se acercó al mostrador. "¡Perfecto! Yo solo sigo tus instrucciones, 'chef'".
Nando, con el paquete de harina de maíz en la mano, se sintió como un impostor. El "chef" de una arepa rota. Abrió la bolsa, vertió la harina en un bol, añadió agua y sal, y empezó a amasar. El silencio se hizo en el "Live", roto solo por los comentarios que ahora eran una mezcla de expectación y burla.
Maru, para mantener la farsa, se apoyó contra el mostrador, fingiendo estar asombrada. "¡Guau, Nando! La forma en que amasas... es como si fueras un escultor. ¡El arte en movimiento!".
Nando la miró de reojo. Era obvio que estaba fingiendo. Su rostro mostraba una mezcla de nerviosismo y vergüenza. Apenas amasaba bien la masa y ya ella lo alababa.
"Ahora", dijo Nando, "haz tú una bolita de masa, Maru".
Maru se acercó con cuidado, como si la masa fuera a morderla. Tomó una porción con la punta de los dedos y empezó a aplastarla. La masa se pegaba a sus manos. Su sonrisa se desvaneció.
"¡Ay, Nando! ¿Y ahora qué hago?", susurró, olvidando por un momento que el micrófono de su teléfono lo estaba grabando todo.
Nando suspiró. "Primero, tienes que humedecerte las manos. Y luego... tienes que amasarlo con más fuerza, como un pelotero cuando va a lanzar la bola".
Maru lo intentó. El resultado fue una masa sin forma que se desmoronó.
En ese momento, su mamá entró a la cocina. "¡Maru, hija! ¿Y tú no vas a pelar las papas? Mira cómo tienes las manos de sucias. Y ese muchacho, ¿es el que te va a ayudar a cocinar?".
Maru se puso blanca. Su mamá, con su delantal de flores, ignoraba completamente el "Live".
"¡Mamá, por favor!", exclamó Maru, tratando de tapar el teléfono con la mano. "Estoy en vivo!".
"¿En vivo para qué, hija? Si no sabes ni hacer una arepa, ¿qué vas a enseñar?", su madre preguntó con su voz fuerte y clara.
El pánico se apoderó de Maru. En la pantalla de su teléfono, los comentarios se volvieron una risa colectiva.
Nando, que había estado observando la escena con una mezcla de pena y diversión, decidió actuar. Agarró la masa de las manos de Maru.
"Maru, es suficiente. Parece que tus... habilidades están... oxidadas", dijo con una sonrisa. "Déjame enseñarte el arte de la arepa deconstruida, la versión avanzada".
Nando se dedicó a hacer la arepa, quemándose un par de veces, pero logrando una forma relativamente redonda. Mientras él la cocinaba en el sartén antiadherente de Maru, la protagonista vio los comentarios de su "Live": "El pana sí que cocina", "Qué desastre", "Amo a la mamá de la influencer".
Maru terminó el "Live" de forma abrupta, con la excusa de que la conexión a internet fallaba. Se quedó en silencio, con los brazos cruzados, mientras Nando le entregaba la arepa.
"Lo siento, Nando. Esto fue un desastre", dijo Maru.
"No te preocupes", dijo él, "la mía también lo es. Mi arepa... se partió. De nuevo. El 'arte deconstruido' funciona", dijo con una sonrisa tímida.
Maru se rió. Una risa genuina. Y en ese momento, se dio cuenta de que el "chef" de la arepa rota no era un artista, ni un genio de la cocina. Era un tipo normal, y la farsa entre ellos se había desmoronado, como la arepa de Nando.



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En el texto hay: humor, comida, romance y humor

Editado: 10.10.2025

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