Maru llegó a su apartamento con el corazón todavía acelerado. El beso en la mejilla de Nando había sido como un chispazo que le había hecho replantearse todo. La empanada, el puesto de comida, el simple gesto de limpiarle la barbilla... todo era más auténtico, y más real que cualquier video de Instagram que hubiera grabado.
Se sentó frente a su computadora, lista para editar su próximo video. Pero en lugar de abrir el programa, abrió su cuenta de "¡JANIPA!". El perfil de Nando, con la arepa rota, la hizo reír. Ya no le parecía un desastre, sino un lienzo para una nueva idea.
Sacó su teléfono, se tomó una selfie sonriendo y la subió a su "historia". Sobre la foto, escribió: "Siendo una 'chef' falsa, una arepa me salvó la vida... y creo que tengo una idea".
Al cabo de un minuto, su teléfono vibró. Era un mensaje de Nando: "¿Cuál es la idea? ¿La arepa de queso es ahora una musa?".
Maru sonrió y empezó a escribir, sintiendo la emoción de un nuevo comienzo.
Maru: "Estoy pensando en un nuevo proyecto. Algo honesto. Y necesito un socio. El 'destructor de arepas' y la 'chef fantasma' en acción. Y sí, la musa es la arepa".
Nando: "¿Un proyecto? Me gusta. ¿Qué tienes en mente?"
Maru: "Una cuenta de Instagram llamada @LaArepaMagica. En lugar de subir fotos de platos perfectos, subimos videos de desastres culinarios. Y tú, Nando, eres la estrella. Tu trabajo es 'deconstruir' las arepas. Vamos a mostrar el caos de la cocina real y convertirlo en algo gracioso".
Nando: "Pero... ¿por qué alguien vería eso?"
Maru: "Porque la gente está cansada de la perfección, Nando. Están cansados de ver gente que no es real. Les vamos a mostrar que es normal que las arepas se rompan. Que la comida es más que una foto, es una experiencia. Y será divertido. ¡Muy divertido!"
Nando lo pensó un momento. "Maru, me parece una idea increíble... y un poco loca. ¿Cuándo empezamos?".
"¿Ahora mismo?", respondió ella, con entusiasmo. "Tengo la cámara lista. Te espero en 15 minutos".
Nando se preparó para la nueva aventura. Esta vez, sin mentiras, sin farsa, solo con la verdad de sus manos torpes y el corazón acelerado. Salió de su casa con una bolsa de harina, el alma llena de emoción y con la esperanza de que este proyecto, a diferencia de su arepa, no se desmoronara.