La fama del camión de comida les dio a Nando y Maru un éxito que nunca imaginaron. La rutina, sin embargo, se volvió tan real como las arepas rotas de Nando. Se levantaban temprano, amasaban, freían y vendían hasta el cansancio. El romance, que había florecido en la risa, ahora tenía que sobrevivir en el agotamiento.
Una noche, después de un día especialmente largo, Maru estaba revisando los comentarios en su teléfono. Los seguidores amaban a la pareja, pero un comentario la hizo fruncir el ceño.
chef_carla_perez: "Nando es un artista. Si Maru no lo hubiera encontrado, habría sido un genio culinario en la clandestinidad. Espero que no lo arruine".
Maru se sintió un poco de celos. Se sintió como si su papel en el éxito de Nando fuera secundario, como si ella fuera solo la que lo grababa. No era una idea, era una inseguridad.
"¿Qué pasa?", preguntó Nando, acercándose a ella con un vaso de agua.
"Nada", dijo Maru, ocultando el teléfono. "Solo... estoy cansada".
Pero Nando, que la conocía, le quitó el teléfono de la mano. Leyó el comentario y sonrió. "Maru... ¿estás celosa?".
Maru se puso a la defensiva. "¿Celosa? Claro que no. Es solo que... la gente piensa que yo solo te grabo. Que el éxito es solo tuyo".
Nando se sentó a su lado y le tomó la mano. "Maru, la gente puede pensar lo que quiera. Yo sé la verdad. Yo te di la arepa rota, pero tú le diste la magia. Tú me enseñaste que la imperfección es el camino al éxito. Y tú eres la razón por la que tenemos este camión de comida. Tú eres la que le dio un propósito a mi desastre. Yo no soy nada sin ti".
Maru se ablandó. Las palabras de Nando eran sinceras. Ella no solo lo había grabado, ella lo había empujado a ser real. Ella era la que le había dado la voz. Era su socia, en el negocio y en el amor.
"Lo siento, Nando", dijo Maru, inclinándose para besarlo. "Solo que... el mundo de la fama puede ser un poco raro. Y a veces, me hace dudar de mí misma".
"No lo dudes", dijo él, con una sonrisa. "Tú eres la más real de todas. La que me hace ser yo mismo".
La conversación terminó con un beso. El primer roce de su romance había sido un comentario de internet, pero su amor, al igual que sus arepas, era lo suficientemente fuerte como para no romperse.