Silvia
♥︎
Ha sido una de las semanas más pesadas y difíciles de mi vida. Principalmente porque… no tengo dinero.
El pago llega hasta la quincena. No sentí que fuera apropiado pedir un préstamo con tan pocos días trabajando, así que aguanté.
Y ayer pagaron. No es mi salario completo de la quincena, pero ya es más de lo que ganaba en la lavandería.
Mi sonrisa se ensancha mientras miro los números del ascensor. Estamos bajando porque Kyle necesita revisar una colección vieja.
Sin embargo, percibo su mirada. Y, cuando volteo, me encuentro con esos impresionantes ojos azules observándome.
Pero sólo dura un segundo, porque vuelve a concentrarse en los números del panel.
Trago duro y abrazo un poco más fuerte la tableta electrónica.
Acaba de estar a solas en su oficina con Sabine. No sé si es su novia… creo que no. Es decir, personas como ellos lo anunciarían en sus redes sociales, ¿no? Y ninguno ha hecho semejante cosa…
Porque sí… revisé las redes sociales de Sabine.
Ella tiene muchas fotos y videos con Callie, la esposa del jefe de Kyle. Son buenas amigas.
Y también ya sé un poco sobre la historia de Callie y Rowan, cómo lo suyo empezó con un contrato para que él pudiera mantener su puesto como CEO y se convirtió en una hermosa historia de amor.
Todo está documentado en las redes sociales.
Y sí, he pasado mucho tiempo en ellas… Por fin tengo tiempo libre para hacerlo.
Kyle tiene un montón de material y he visto casi todo. Desde que inició como asistente hasta ahora, que es el Director de Operaciones.
Es decir, no es que quiera ver a mi jefe a todas horas, claro que no.
Ya sé que es increíblemente guapo. El cliché de hombre atractivo de cabello rubio, ondulado, y los ojos tan azules como el cielo despejado.
Pero eso no significa nada.
Todo es estudio de campo. He visto cómo se encargaba de resolverle la vida al CEO y supongo que eso espera de mí… aunque jamás me ha pedido ir a su casa.
Ni siquiera sé dónde vive.
Por las redes sólo he podido ver que es un departamento lujoso en un edificio alto, pero no he sabido ubicarme bien en las imágenes para deducir su ubicación.
Además, eso sería demasiado acosador, ¿no?
Y sólo podría preguntarle… aunque no sé cómo justificaría mi curiosidad.
Tal vez me estoy convirtiendo en una de esas «fangirls».
Abro mucho los ojos y niego. No quiero ser eso.
Kyle es divertido —mucho—. Es todo lo extrovertido que yo jamás podría ser.
El chico que organiza fiestas en un yate y termina bailando arriba de una mesa mientras lo graban con el atardecer como fondo.
El chico que, en ese escenario, parece el rey del mundo sin ninguna preocupación en la vida.
Me pregunto qué se sentirá ser así…
El ascensor se detiene en el piso del showroom, donde originalmente trabajaría.
Apenas se abren las puertas, me encuentro con un espacio que parece sacado de una revista.
El showroom de KAVAN no es una simple sala con ropa colgada, sino un escenario en el que cada detalle está diseñado para dejarte boquiabierto.
El piso brillante refleja las luces dirigidas que iluminan cada perchero, haciendo que las telas reluzcan como si fueran joyas. Los ventanales, enormes y limpios, dejan entrar la luz natural de la tarde, bañando el lugar en un resplandor casi teatral.
Percheros metálicos, delgados y elegantes, sostienen prendas que parecen demasiado caras incluso para mirar de cerca. En el centro, una mesa larga de cristal exhibe catálogos y fotografías de campañas pasadas. Un par de sofás de diseño, en gris oscuro, contrastan con la blancura impecable de las paredes.
A un lado, distingo lo que parece un pequeño vestidor con cortinas rojas gruesas y espejos de cuerpo completo.
El famoso probador VIP.
Es fácil imaginar a alguna celebridad entrando allí para probarse un vestido exclusivo, mientras un equipo entero la asesora.
Doy un paso más, conteniendo la respiración. No estoy segura de si debería caminar entre esas prendas o si sólo con acercarme voy a mancharlas con lo barato de mi propio atuendo.
Kyle se adelanta con paso seguro hacia un hombre que lo espera junto a la mesa larga.
—Marcus —lo saluda, estrechándole la mano—. ¿Está lista la selección que te pedí?
—Claro, justo lo traje para que lo revises.
Yo me quedo unos pasos atrás, intentando no pensar en lo diferente que es mi ropa a todo lo que está aquí.
Apenas hoy tuve que reparar el dobladillo de mi vestido negro que empezó a deshilacharse. Lo hice en el metro, camino al trabajo.
La chica a mi lado venía depilándose las cejas y escuchando «Roses» de The Chainsmokers y ROZES en un pequeño altavoz. Era un escenario más en el metro, nada fuera de lo común.
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madre soltera, jefe y asistente, matrimonio por conveniencia
Editado: 01.10.2025