La historia comienza en un pequeño pueblo llamado Darek, ubicado en el corazón de un vasto continente. En este pueblo vivía Sofia, una joven que había crecido rodeada de naturaleza y amaba explorar el campo que rodeaba su casa.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Sofia encontró un árbol muy peculiar. Era tan alto que parecía tocar el cielo y tenía una forma muy extraña. Al acercarse, vio que en la base del árbol había una tortuga que parecía muy vieja y sabia. La tortuga la miró fijamente y le dijo: “Sofia, eres una joven con un gran corazón, pero estás llena de enojo y tristeza. ¿Por qué no te alejas un poco de tu casa y exploras el mundo?”
Sofia se sorprendió al escuchar a la tortuga hablar, pero algo en sus palabras resonó dentro de ella. Así que decidió tomar un termo de té y partir hacia la playa que estaba al otro lado del río. Al cruzar el río, vio un caballo que pastaba tranquilamente en la orilla. Se acercó a él y le acarició el cuello. El caballo la miró con ojos dulces y le dijo: “Sofia, el mundo es un lugar lleno de sorpresas. No tengas miedo de explorarlo”.
Luego, Sofia continuó su viaje hacia la playa. Al llegar, se encontró con una arena fina y dorada. Mientras caminaba por la playa, vio un barco que llegaba a la orilla. Los marineros se bajaron y comenzaron a descargar cajas y paquetes. Sofia se acercó a ellos y les preguntó de dónde venían. Le dijeron que venían de Marruecos, un país lejano y exótico. Sofia se sintió atraída por la idea de visitar ese lugar.
Así que decidió subir al barco y partir hacia Marruecos. Después de varios días de viaje, llegó a la playa de Marruecos y se sintió maravillada por la belleza del lugar. Allí conoció a una pareja de abuelos que la refugiaron en su casa y le enseñaron sobre la cultura y la felicidad de la gente de Marruecos. Sofia se sintió muy a gusto con ellos y decidió quedarse un tiempo.