La Batalla de los Treinta y Dos (libro 3 y Final)

Capítulo 3

Aunque el único que parecía distanciado de ella era Cai, Kháli sentía la misma incomodidad con el resto de sus compañeros y el juego/pelea que había tenido con ellos no había cambiado el ambiente.

La sonrisa que le dedicaba Jim en encuentros diarios era vacilante la mayoría de veces; con Rochelle y Alan intercambiaban frases torpes, con Gertrude no se comunicaba en lo absoluto e intentaba evitar a Reff a toda costa.

Un par de días después, Kháli fue llamada a una reunión así que tuvo que estar junto a todos sus compañeros irremediablemente, mas no era solo eso lo que la preocupaba ya que una reunión en ese momento solo podría significar el hallazgo de los nuevos Peones.

Las reuniones comenzaban puntualmente así que intentó llegar justo a la hora para no tener que hablar con nadie. Con el corazón agitado, escogió el asiento entre Jim y Gertrude que eran con los que se sentía más cómoda. Todos notaron este cambio de lugares, pero no mencionaron nada. Prontamente, el Rey se levantó y dio comienzo.

-Los Peones aún no han sido escogidos. - dijo sin rodeos. Kháli suspiró aliviada y no fue la única, se dio cuenta de que todos su compañeros Peones habían llegado con ese mismo pensamiento. - La razón por la que los he llamado es diferente, - hizo una pausa, - tras el desempeño de Cai en la pelea de ayer, he decidido realizar su ceremonia hoy en la noche.

Los Peones medio sonrieron y algunos felicitaron a Cai, él no mostró emoción y tampoco respondió a las congratulaciones. El Rey pronto continuó:

-También les hago saber que el Rey Negro me ha contactado, debemos aclarar detalles de la Guerra y he decidido llevar a ambos ejércitos a la reunión.

Tras un silencio, los Peones comenzaron a hablar al mismo tiempo a excepción de Cai. Los semblantes de las Piezas Mayores eran graves y serios, ninguno denotaba sorpresa, era claro que ya lo sabían.

-¿Conoceremos a las Piezas Negras? - preguntó Jim pasmado.

-¿”Aclarar detalles”? ¿Como si fuera un negocio? - preguntaba Rochelle con el ceño fruncido.

-Pero somos un grupo incompleto, - musitó Reff.

La voz de Kháli resonó más que las otras al preguntar: -¡¿Cuándo?!

-Mañana en la noche, - aclaró el Rey.

Los Peones dieron un grito ahogado. - ¡¿Por qué lo dicen hasta ahora?! - prosiguió Kháli. - ¡No hay tiempo para prepararnos!

Jim estuvo de acuerdo. -¿Podemos confiar en ellos? son Guerreros Negros después de todo. ¿Qué nos asegura de que no atacarán ahí mismo?

El Rey finalizó los murmullos. -No lucharemos contra ellos, tienen mi palabra. -

La voz interior de Kháli continuaba dudando.

-Esto ha sucedido en algunas de las guerras entre Imperios, - dijo Alexandria mirando a su discípula. - Doce meses antes de cada batalla los ejércitos se reúnen para conocer a sus enemigos.

-¡Pero…! - Kháli se cubrió la boca antes de proferir lo que pensaba. ¿Pero y si alguien moría dentro de esos doce meses?

Casi todos la miraron confundidos. Alan dijo: -¿Qué hay de los nuevos Peones? ¿No tendrían que ser presentados también?

El Rey inclinó levemente la cabeza. - Iremos los catorce que estamos. No llevarán el uniforme blanco aún, ese queda reservado para la Guerra, hoy vestirán con las ropas usuales. Al atardecer nos vemos en el campo, eso es todo.

Las Piezas Mayores se retiraron dejando a los Peones sorprendidos aún. Cai permanecía en silencio, Reff había vuelto a su postura sombría y ausente. Jim era el que parecía el más ansioso de todos; encorvado y con sus ojos fijos en la mesa aparentaba querer gemir. Nadie podía decirle algo para consolarlo; él había estado sobreponiéndose a su ceguera, pero la reunión de esa noche le hacía darse cuenta de la gran desventaja en la que aún estaba.

-Tenemos que ir para conocerlos, - dijo dirigiéndose a nadie en particular. - ¿Para qué ir yo? No podré verlos de todas formas. ¡Ouch! - Gertrude le había dado una manada en el hombro. - Demonios, Gertrude, ¿Por qué hiciste eso? Bah, sí, ya sé que tú también estás afectada. No es lo mismo. Aún puedes usar tus puños, yo ni siquiera veo el suelo en el que estoy. - Gertrude le dio otro golpe. - No me pegues, - pidió resignado. - Imagina que nos encontremos solos tú y yo contra un Guerrero Negro, ¿Cómo lucharíamos? - Gertrude le dio un tercer puñetazo. - Sabes, si nos hallamos en esa situación, solo matame a puñetazos. - Gertrude le iba a dar un cuarto golpe, pero Jim lo bloqueó. - Ya deja de pegarme.

-Te está diciendo que tengas más confianza en ti, - fueron las palabras de Cai. - En poco tiempo tu yegua y tú se han logrado comunicar perfectamente, me sorprende las cosas que sabes solo por los relinchos que hace; también tienes tu espada, la cual no manejas mal. Además, tienes trece Guerreros cubriéndote la espalda.

A esto, Jim sonrió un poco. Desde su ceguera las discusiones que había tenido con Cai disminuyeron, así que asintió y dijo: -Tienes razón. Daphni es mi vista. A veces siento que confío más en ella que en mí mismo.

Rochelle le dio un suave puñetazo de forma alegre. -¡Así se habla, chico!

-¿Pero… Podemos confiar en los Guerreros Negros? - preguntó él nuevamente.

Kháli miró hacia el techo. -¡Desde luego que no!




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