A pesar de que eran pocos los días que habían transcurrido desde que la Fortaleza fue destruida, la nueva construcción presentaba grandes avances. Los pueblerinos ponían manos a la obra noche y día para que los Guerreros tuvieran su hogar lo más pronto posible.
Mientras tanto, la Fortaleza en ruinas era el menor de los problemas del Rey quien había escogido el bosquecillo como su residencia temporal. Estaba justo en el lugar en que había sido apuñalado hacía unos meses.
Paseándose entre los árboles, con su ceño fruncido y una mirada pensativa, sintió cuando Ronnman se acercaba a él.
-Su majestad, - dijo la Torre anunciando su presencia, - Crishcas recién llega del mercado blanco. Al parecer Kháli fue atacada por los exterminadores, - el Rey se mantuvo en silencio. La Torre continuó: - Cai llegó justo a tiempo para que no le hicieran daño y luego partieron, no se sabe a dónde…
-Yo te diré a dónde, - dijo el Caballero Bynner que se acercaba, saliendo de la penumbra de entre los árboles. - Después de dejar a Ingus, fueron a la nación de los Angelinos. La Emperatriz acaba de informarme que sintió a una persona, una Torre, entrar a sus dominios, pero sintió salir a dos, sin embargo nadie de su nación hacía falta.
-Fueron a despertar a Rik, - dedujo el Rey. - ¿Lo lograron? - preguntó. Ronnman no estaba seguro si escuchó esperanza en su voz.
-No, - fue la triste respuesta del Caballero. - Yo personalmente me cercioré de ello. El joven Mayalle sigue inconsciente aunque por la cantidad de poder que sentí en la habitación, Kháli no escatimó esfuerzos en su intento.
Ronnman sintió compasión por Kháli, no quería que los demás lo malinterpretaran por lo que se mantuvo en silencio, pero el Rey se percató de su incomodidad.
-No apruebas mi decisión, Ronnman.
No fue una pregunta, pero la Torre sintió la necesidad de responder. - Mis disculpas, su majestad. No es mi intención dudar de mi Rey pero si se me permite decirlo… Sé que sonará mal, pero a pesar de lo que hizo Kháli, no creo que haya maldad en ella.
El Rey lo miró cuidadosamente. - Estoy de acuerdo contigo.
El Caballero asintió. Ronnman parpadeó confundido. - ¿Entonces, por qué…?
El Rey habló lentamente - Kháli no actuó por perversidad... sino por miedo… lo cual, en estos momentos, es mucho peor.
-No… no entiendo…
-Una persona malvada, enojada o triste es predecible. Fue precisamente eso lo que le dio a Alexandria la posibilidad de calcular, predecir y contraatacar cada pensamiento y movimiento de Fausto hasta poder vencerlo. Esta tarea se vuelve casi imposible de hacer con una persona asustada. La persona que tiene miedo, actúa por instinto según cada situación a la que se enfrenta, sus objetivos cambian constantemente y ni siquiera ella conoce sus propios deseos; hace lo que sea para sentirse a salvo incluso si eso significa ser amenaza para otros o para sí misma.
-Perdone, majestad, ¿No se podría decir que el objetivo de Kháli era despertar a Rik? Todo lo que hizo, lo hizo con esa razón en mente.
-Sí, - el Rey asintió y lo miró de frente. - ¿Y qué crees que hará ahora que ha fracasado?
Ronnman lo pensó. No era un Alfil, pero ciertamente podría contestar a esa pregunta. La respuesta más obvia era que regresaría al Imperio Blanco, pediría disculpas e intentaría redimirse… a menos que su orgullo no se lo permitiera, parecía bastante segura de haber hecho lo correcto cuando fue confrontada. Además, después de su intento fallido posiblemente habría quedado deprimida y no haría nada más que acompañar a Ingus en su soledad. Aunque, ¿quién podría decir que se rendiría con Rik? tal vez no se quedara de brazos cruzados sino buscaría otras formas de hacerlo despertar, formas para hacerse más fuerte; tal vez viajaría buscando ayuda… tal vez la pediría a los Guerreros Negros…
Ronnman entendió el punto del Rey, eran demasiadas posibilidades y honestamente no tenía ni idea de cuál era la más probable.
El Rey le sonrió tristemente. - Ahora comprendes, ¿no?
La Torre no quería desistir. - ¿Pero no fue un poco radical el expulsarla? lamento decirlo… pero, Kháli tiene razón en que Julian no es un Guerrero, - se encogió un poco ante sus propias palabras. - Expulsarla hace ver como si tuviéramos preferencias con un no Guerrero antes que con nuestro equipo. ¿No pareceremos inestables con los demás escaques? Creo que las consecuencias hubieran sido menos graves si hubiéramos tomado como prioridad a una de las nuestras.
-No lo entiendes, Ronnman, - aseguró Bynner quien hasta ese momento se había limitado a asentir a todo lo que el Rey decía. - Los Guerreros Negros manipularon a Kháli y le incitaron tanto pánico para que ella robara el ánima de Alexandria…
-Eso lo entiendo…
-Sin embargo no era lo único que tenían en mente. Debes recordar que son tan buenos estratagemas como nosotros. Sabían que Julian sería el que tendría el ánima de Alexandria en su poder y que Kháli haría lo necesario para arrebatársela. No dudo de que ellos esperaban que lo matara.
-¿Por qué? ¿Qué ganarían con eso?
-Existen ciertas áreas en casi todos los escaques que tanto los Guerreros Negros como los Blancos no solemos merodear: el mar. Sabiendo esto, Julian, después de que las marcas de traición fueron puestas sobre él y de que huyera de su Imperio, se hizo un nombre sobre esos océanos, la mayoría de individuos que navegaban tenían una posición neutral en la Guerra de Imperios. Pero con la llegada de Julian, la mayoría se le unió y su lealtad se inclinó hacia nosotros. Si Julian hubiera muerto, si hubieramos dejado a Kháli sin castigo o si la hubiéramos mantenido cerca de nosotros, los seguidores de Julian dejarían de confiar en nosotros e indudablemente se unirían al otro Imperio.