El alojamiento de los Guerreros estaba finalizado. Era lo suficientemente grande para albergarlos a todos, pero más pequeño que la Fortaleza previa ya que constaba solo de dos niveles. En el segundo estaban las habitaciones que los Guerreros hacían escasos usos en esos tiempos.
El primer nivel se asemejaba a un jardín. En el centro había una fuente con forma de torre que expulsaba agua de la parte de arriba. En medio de la torre estaba diseñada una pequeña y hermosa corona.
Rodeando la fuente había mesas y sillas de vidrio. En una de ellas estaba Reff quien no había abandonado su lugar desde que lo llevaron ahí. Cai estaba de pie a su lado mirando por el jardincillo. El Rey, la Reina y Crishcas estaban discutiendo sobre un mapa extenso; Bynner limpiaba su espada, Alexandria estaba hablando con Julian. Cai se tensó al ver a este último, su rostro había quedado peor de lo que había sido. Desvió sus ojos y los posó sobre la fuente.
-Jim y Danna no han regresado, - dijo.
Reff sostuvo su cabeza entre las manos y gimió. -Jim, no. Kháli, no lo hagas. Jim. Es una trampa. Danna. Kháli.
Siempre que Reff comenzaba con sus incoherencias, Cai miraba las muñecas de su amigo, las marcas blancas seguían ahí a pesar de que su lucidez parecía ausente.
Si tan solo Diana estuviera aquí.
De repente Reff tomó el brazo de Cai en un movimiento brusco. - ¡Cai! Lo tuyo con Diana no puede seguir. Todo terminará en desastre si continúan. Diana debe estar con Alan.
Cai apartó suavemente la mano que lo sujetaba. - Diana está muerta, Reff. Tú lo sabes.
La mirada del Peón se oscureció. - Oh, es verdad. - Tomó de nuevo su sitio y se mantuvo en silencio.
Al otro lado de la sala, Julian se alistaba para partir. Alexandria lo miraba. Cuando él terminó, ella se acercó y colocó sus manos sobre el rostro de él. No había repugnancia mientras lo hacía, ningún indicio de repulsión o rechazo.
-¿No te importa? - preguntó él.
-¿El qué?
-Nada, - dijo colocando su frente sobre el de ella.
-¿Cómo dejé que te lastimaran?- musitó ella.
-Me preocupas más tú. Serán meses de separación.
-Hallaré la manera de verte. Siempre lo hago, ¿lo has olvidado?
Julian sonrió ante los recuerdos de todas las veces que se habían encontrado antes de que él decidiera abandonar a su Imperio. - No, no he olvidado ni una sola vez, - susurró y la besó largamente. - ¿Qué hay de Kháli? - preguntó cuando se separaron.
Como siempre, la mirada de Alexandria le fue difícil de descifrar. - ¿Qué hay de ella?
-¿Tú…? ¿Tienes algún plan que la involucre...?
-Lo que Kháli haga ahora, dependerá de ella.
Su tono no mostraba enojo ni resentimiento, tampoco compasión ni tristeza. Su voz y expresión eran igual de imposibles de leer. Julian deseaba saber qué era lo que sentía ella; no creía que hubiera alguien tan frío como para exiliar a su discípula sin sentir alguna clase de remordimiento.
Alexandria pareció leer sus pensamientos. -¿Crees que ella pudiera perdonarme si yo le hubiera lanzado ácido al rostro de alguno de sus amigos? - Julian se removió incómodo, Alexandria lo obligó a mirarla. - Yo no hubiera podido colocarle las marcas de la traición si su lealtad siguiera con el Imperio Blanco. El miedo y el coraje la han desviado hacia un camino que ella debe descubrir sola.
-Estoy seguro de que se arrepiente de lo que hizo.
-Yo también, - dijo acariciándolo de nuevo. - Pero arrepentirse no es suficiente en su caso.
-¿Qué hay del ánima? Se… - pero sus palabras fueron detenidas con otro beso.
-No te preocupes por eso. El ánima no le servirá al Imperio Negro, al menos no hasta que Kháli haga todo lo que quieren.
-¿Y tan segura estás de que no lo hará?
-No, pero tengo otras cosas en mente ahora como preocuparme por alguien que nos traicionó.
-Rita.
Alexandria parpadeó y miró hacia abajo. El único indicio que hacía revelar que estaba triste.
-No puedes negarme que aún te afecta su pérdida. - Él acarició suavemente su mejilla. - Era tu mejor amiga.
Alexandria permaneció en silencio y de pronto cerró los ojos como si quisiera eliminar un pensamiento que le vino de forma repentina. Julian supo que había recordado a Rita morir. Se arrepintió de haber sacado el tema, así que la besó lo más tiernamente que pudo.
Mientras tanto, Reff seguía repitiendo: - No. Es una trampa. Primer escaque de la sección Geillia. Kháli, no lo hagas.