-¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué pasó?! - Rochelle intentaba abrirse paso entre la multitud sabiendo que algo andaba mal; cuando finalmente llegó al centro de la conmoción, dio un grito ahogado al ver a un pálido Bynner sosteniéndose su brazo sangrante.
Las demás Piezas que ya estaban en el escaque llegaron poco después. Bynner se apoyó sobre Ronnman quien rápidamente lo llevó al nuevo pequeño jardincillo.
-¿Qué pasó? - preguntó ella otra vez cuando estuvieron de regreso. - ¿Quién le hizo eso?
-A...Alexandria - musitó Bynner.
-No está, - contestó el Rey, - pero la Reina podrá cuidarte.
La Reina lo estaba esperando y entraron con Bynner y Ronnman a una habitación. -¡Rápido, el cicatrizante! - se escuchó decir a la Reina.
Cai apretó los dientes de la frustración. Ningún Alfil se encontraba presente y Reff aún no recuperaba su sanidad.
-¿Quién le hizo eso a Bynner? - repitió Rochelle.
-Fue Samira, - respondió el Rey con voz grave y seguidamente se dirigió al mapa en donde siempre analizaba las cosas.
-¿Kháli estaba ahí? - preguntó Cai.
El Rey frunció el entrecejo aún más. - Sí, pero ya la sacaron del escaque.
-¿Cómo lo sabe? - preguntó Rochelle. - Supuestamente ella ya no es uno de nosotros. ¿Usted aún puede rastrear sus movimientos?
Cai también quería saber. Además de llamarlos a su antojo, últimamente los Reyes parecían siempre saber en dónde se encontraban y qué había sucedido con ellos. El Rey los miró.
-Mientras se va acercando la Guerra, nuestras habilidades y fuerza incrementan en todos nosotros. Por eso las Torres aumentan de tamaño, los Alfiles su sigilo e intelecto, etc. En cuanto a mí, yo puedo ver con sus ojos, ¿de qué otra manera estaría pendientes de todos ustedes si se mantienen en distintos escaques?
Rochelle agrandó los ojos del asombro. - ¿Quiere decir que sabe todo lo que hacemos?
Por supuesto, pensó Cai, era el Rey después de todo.
-Cuando el momento de la Guerra llegue, podré comunicarme con ustedes aunque estén lejos. Por ahora me limito a observar, es así como sé que fue Samira quien le cortó el brazo a mi Caballero y Kháli quien lo durmió y le quebró la espada.
El corazón de Cai y Rochelle se saltó un latido.
-¿Kháli… quebró la espada de Bynner? - preguntó Rochelle horrorizada.
-¿Lo durmió? - fue la pregunta de Cai. - Creí que eso era imposible.
-Es una larga historia, - dijo el Rey.
En ese momento salió la Reina, ambas manos manchadas con la sangre de Bynner. - El sangrado se ha detenido...
-¿Su brazo? - preguntó Rochelle con tono urgente. - ¿Podrá utilizarlo?
La Reina lucía triste. - Es muy pronto para saberlo. Por ahora necesita descansar, perdió demasiada sangre. -
Volvió a retirarse. Rochelle inclinó la cabeza y dijo más para sí misma. - Aunque logre mover su brazo… ya no tiene espada…
-El arma la podemos recuperar, - aseguró el Rey, - aunque no nos será fácil.
Esto hizo destellar los ojos de Rochelle. - ¡Su majestad, yo me ofrezco para hacerlo!
-No, Rochelle. Necesito que vayas a la Tierra de los AntroFranks, - pausó y cuidadosamente añadió: - al parecer el hijo del jefe está desaparecido.
Rochelle hizo como si se iba a cubrir la boca con la mano. -¿Qué?...¿Ge...GeroTank? Pe...pero - se dio cuenta de que balbuceaba y una mirada de determinación sustituyó al pánico. - Partiré de inmediato, ¿qué necesita que haga?
-Por ahora averigua exactamente qué fue lo que sucedió. Asegúrate de ofrecer toda la ayuda que podemos brindar…
No necesita decírmelo, pensó ella. El Rey añadió: - Ya no contamos con los Mayalles, no podemos darnos el lujo de perder también la lealtad de los AntroFranks.
Rochelle asintió y de prisa salió del lugar.
El Rey se frotó las sienes y Cai lo miró preocupado. Si el Rey estaba pendiente de sus compañeros y podía ver lo que les sucedía, quería decir que en esos momentos debía tener a la vista a Alexandria, Gertrude, Danna, Jim, Alan, Crishcas y los nuevos Peones donde fuera que estuvieran. Era para volverse loco.
Pensar en el Alfil de la Reina, le hizo decir: - Su Majestad, estoy preocupado por Crishcas, ¿fue seguro mandarlo al Imperio Negro solo? Aún no ha regresado…
-No te preocupes, - le aseguró el Rey volviéndo sus examinaciones al mapa, alternando su mirada de los escaques y su reloj; utilizando el compás medía las distancias y calculaba los tiempos. - Mathán no le hará daño por ahora. Cai, de ti necesito que vayas por Jim.
-¿Jim? - No había visto a su amigo desde que se separaron en el mercado blanco. - ¿Está bien? ¿No estaba con Danna?
-Fueron separados. Jim está en el escaque Heifa 2, cuando te reúnas con él llévalo al escaque Geillia 1 inmediatamente.
Cai asintió y después de dedicarle una mirada preocupada a Reff, partió.
Reff estaba sentado y balacéndose en su silla. Al ver a Cai irse, sostuvo su cabeza y comenzó a gemir. - Cai. No. Jim. No llegará a tiempo