La Batalla de los Treinta y Dos (libro 3 y Final)

Capítulo 25

-Se fue - informó al AntroFrank.

-¿Qué dijo?

-Que debemos salir. - Si los AntroFranks pudieran palidecer, tendrían la misma expresión que GeroTank en esos momentos,por lo que ella se apresuró a añadir: - No te preocupes, nos sacaré de aquí sin lastimarte, te lo prometo. De todos estos círculos, uno es la salida. Lo encontraré. ¡Vamos!

Se trasladaban con la misma lentitud que los astronautas en el espacio. Viajaban lado a lado, flotando en esa inmensidad cuyo único sonido eran sus voces y las esporádicas explosiones.

GeroTank parecía tener un poco más de dificultad en mantener la velocidad. -¿Cómo encontraremos el círculo correcto?

-Deberemos entrar en todos ¿Tienes alguna cinta o correa?

Él señaló su cinturón. - Solo esto.

-Excelente, servirá.

GeroTank se lo entregó.-¿Sabes diferenciar los túneles de los círculos que explotan?

-No, tendremos que entrar en cada uno de ellos y dejar un rastro. “Roqro’x”. - El cinturón aumentó su longitud.

-¿En cada uno? Tomará mucho tiempo.

-Si se te ocurre algo mejor, estoy pronta para escucharlo.

GeroTank negó con la cabeza. - No creo que ese uniforme te proteja si entramos en un círculo explosivo. Planeas que yo entre primero, ¿cierto?

Kháli lo miró con la disculpa en sus ojos. - ¿Crees que podrás?

Él asintió. - Creo que me dolerá, pero las explosiones no se ven como si pudieran abrirme la piel. Lo intentaré.

-Bien.

Llegaron al primer círculo. Intercambiaron miradas. GeroTank modificó su cuerpo al de combate. Era la primera vez que Kháli lo veía en persona. Había visto pinturas y estatuas sobre algunos de ellos, así que no retrocedió ante el incremento del tamaño y las que parecían pústulas amarillas aparecer en el cuerpo del AntroFrank. Listo, GeroTank entró por el círculo y segundos después, salió en otro más arriba.

-¡Genial! - exclamó ella segura de poder seguirlo y cuando lo hizo, el AntroFrank vio que el cinturón se alargaba dejando evidencia por dónde habían pasado.

-Qué astuto, - murmuró.

Pero conforme avanzaban, el cinturón se tornó en una red confusa de tantos círculos por los que ingresaban. Además, no podían dejar rastros en los círculos explosivos ya que GeroTank decía que parecían tener un tope en su interior. Dos veces estuvo GeroTank dentro de un círculo cuando éste explotó.

-¡¿Estás bien?! - le había preguntado Kháli cuando lo vio salir. El AntroFrank solo había presentado mejillas chamuscadas y humo saliendo de sus ropajes. Contento de asegurarse que las explosiones no lo lastimaban, avanzaron más rápidamente, pero los círculos no parecían tener fin.

-¿Lo estoy imaginando o está siendo más difícil respirar?

Kháli también estaba jadeando. - Lo sé, se nos está acabando el tiempo.

-No parecemos estar cerca de terminar.

-Tenemos que seguir.

-Tienes que lastimarlo, marcada, es tu única opción. - El discípulo de Lince volvió a emerger, esta vez salió completamente del agujero.

Kháli se colocó frente a GeroTank. - ¿Por qué no dejan de hacerme perder el tiempo y me enfrentan? En vez de utilizarme para lastimar a mis amigos, deberían de pelear contra ellos cara a cara. - Sonrió, - o ¿son muy cobardes para ello? El ánima de Alexandria es lo que realmente les interesa, ¿no? ¡Pues ven por ella!

El Guerrero Negro no se inmutó. Sus facciones eran mucho más jóvenes que las de Samira y Rubén, pero sus ojos y las líneas de su boca lo hacían lucir más cansado y mayor.

-El Rey Mathán te está dando una oportunidad de unirte a nosotros. Esa es la verdad. Por el momento lo estás haciendo bien, pero no saldrás de aquí ni podrás continuar a menos que cortes la piel de ese AntroFrank. En cuanto al ánima de Alexandria… yo no tengo el suficiente poder para extraerlo...

Sus palabras estaban llenas de sinceridad, no denotaba altanería alguna. Si Kháli no supiera que se trataba de un Guerrero Negro, hubiera deseado ser su amiga.

-¿Cuál es tu nombre? - le preguntó con cautela.

La mirada del Peón no se inmutó. -Me llamo Dereck. - Su cabello liso y grisáceo llegaba a su barbilla. Era muy delado.

-Y bien, ¿cuál es tu obsesión?

Dereck parpadeó sin comprender. -¿Mi obsesión?

-Samira, su ojo. Rubén, el maltrato a los animales. Lince, los Guerreros Blancos ¿Cuál es la tuya?

Él lo pensó. - Supongo que estás completamente en lo cierto. - Lo pensó, su mirada de repente triste. - Mi obsesión… la inexistencia de los humanos.

Ella frunció el ceño. - Por eso ayudas al Rey Mathán.

-Si, pero no busco la resucitación de los Maiestas en lo particular, espero que la fórmula acabe con todos los humanos.

GeroTank le dio un codazo suave, pero impaciente. - Marcada, deja de hablar con él. ¿O ya eres su aliada?

-¡Por supuesto que no! ¡Vamos!

Se alejaron dejando a Dereck abajo. Este los miró ascender y tranquilamente dijo desde donde estaba: - No quieres que te haga perder el tiempo. Si te niegas a cumplir el mandamiento, te obligaré.




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