Rochelle regresó muy agitada a la Fortaleza del Imperio Blanco. Después de revisar que no estuviera herida, Cai vio que tenía las mejillas manchadas, algo muy extraño en ella pues Rochelle no era una de las chicas que lloraba fácilmente. Ella notó su mirada y explicó:
-GeroTank estuvo a punto de morir. Está bien ahora. - Escaneó la sala con sus ojos. Ahí estaba Reff en su mismo asiento de siempre, Cai a su lado. También pudo ver que el Rey, Danna y Bynner hablaban sobre algo antes de que ella entrara.
-¿Lograste encontrar a tu novio? - preguntó Bynner.
El rostro de Rochelle se tornó rojo. -No exactamente.
-¿Y bien, muchacha? ¡Explícanos!
El Rey ya estaba enterado de casi todo así que junto con Rochelle pusieron al tanto al resto.
-Cuando GeroTank estaba despertando, Lince insistió que debía desterrarme; dijo que como Guerrera Blanca ya no podía pisar ese escaque… Ni siquiera pude despedirme de… - Rochelle sacudió la cabeza.
-¡Perder la lealtad de los AntroFranks! - exclamó Bynner indignado. - ¡Estamos comenzando a tener problemas! ¿Qué haremos al respecto?
Danna no apartó la vista de Rochelle. -¿Qué sucedió con Kháli?
La Peón se encogió de hombros. - La perdí de vista. Creo que la enviaron a otro escaque.
-¿A cual esta vez? - fue la pregunta de Cai.
El Rey intercambió miradas con su Caballero. - Por como van las cosas, no es difícil deducirlo.
En ese momento entró Lyonel. Todos los ojos se posaron en aquel joven de estatura pequeña mientras anunció:
-El Alfil Alexandria ha llegado con su nueva discípula.
¡No!, pensó Cai sintiendo cómo se retorcía su interior. No estaba listo para esto. No importa lo que hubiera sucedido, aún guardaba la esperanza de hacer a Kháli entrar en razón y que regresara. Con la nueva Peón, esas esperanzas eran destrozadas junto con las que tenía de recuperar a Reff. Si Alexandria tenía una nueva discípula, quería decir que él debía de aceptar de una vez por todas que Kháli ya no era una Guerrera. Que aquella adolescente de trece años que lo había encontrado ya no era más su amiga. Que aquel enlace que había unido a los ocho Peones ya no existía.
Cai notó un pequeño destello en los ojos de Reff al ver a la recién llegada entrar. - ¿La conoces? - preguntó. Reff no contestó.
Alexandria había entrado seguida de una joven delgada y estatura media; su tez era morena y su cabello extremadamente corto. Brillantes aretes rojo pendían de cada una de sus orejas y sus ojos destellaban con un color café oscuro.
-Para aquellos que no la conocen, - dijo la Alfil, - ella es Andi, la nueva Peón Ayudante.
El Rey se acercó ceremoniosamente. - Sé bienvenida, Andi. Temo que por el momento no podemos darte más formalidades, debes partir de inmediato.
Andi sonrió, sus pequeños labios rojos apenas estirándose. Fue más la consternación que sintieron Rochelle y Cai.
-¿Tan pronto? - preguntó Rochelle. - ¿La enviarán a un escaque tan rápido? Ni siquiera le han dado el uniforme.
En un salón lleno de gente que vestía color beige, la gabardina azul de Andi resaltaba en la habitación.
-Irá de incógnito junto con Reff y Gertrude. Es urgente, - afirmó el Rey
Tanto Cai como Rochelle saltaron con protestas.
-¿Enviar a Reff? ¡él no está listo! - exclamó Cai.
-¿Una misión de incógnito? Jamás hemos hecho algo así, además ella no tiene experiencia - fue el argumento de Rochelle.
La vena en la frente del Rey fue el único indicio de que se estaba impacientando, pero decidió refutar a sus Guerreros comenzando con Cai.
-Reff es un Guerrero, Cai, no un niño y ya es hora de que comience a demostrarlo. Veré cómo ejecuta esta tarea. Si fracasa a mis ojos, no tendré más opción que removerlo del ejército. - Luego miró a Rochelle. - Ella tiene experiencia en algo que ustedes no y que le servirá en el escaque al que irá.
Se acercó a Lyonel, que en ese momento retornaba cargando un gran maletín que lo hacía inclinarse por el peso. A las órdenes del Rey, Lyonell dejó el paquete en el suelo y el Rey lo abrió con la punta de su bota.
Rochelle ahogó un grito y Cai frunció el ceño. El maletín estaba lleno de pistolas y rifles.
-Los Guerreros no usamos esa clase de armas, - dijo Cai señalando lo obvio.
El Rey dejó el maletín abierto. - Ella lo hará. Las necesitará para su próxima tarea. - Y con una mirada a Alexandria, anunció: - Hemos perdido la lealtad de los AntroFranks.
Con esa frase, el Alfil pareció entenderlo todo. Asintió y fue en dirección a sus habitaciones seguida de la nueva Peón. El largo relato de Rochelle fue innecesario para que Alexandria supiera cuál quería el Rey que fuera el próximo paso. Cinco años en su compañía, pero Cai la seguía viendo igual de enigmática.
Sin más qué decir, el Rey regresó con sus Caballeros antes de que Cai intentara convencerlo de no enviar a Reff.
Cai miró a su amigo; seguía inmóvil sentado en su mismo sitio.