La Batalla de los Treinta y Dos (libro 3 y Final)

Capitulo 50

Dentro del coliseo los vitoreos, gritos y burlas eran ensordecedores.

-Cobardes, - musitó Kháli mirando al público que no se atrevía a adentrarse a la arena y permanecían alejados solo criticando y mofándose.

En la arena había toda clase de seres alistándose para la pelea. Los más rudos que Kháli había visto y de todos los tamaños; desde humanos a AntroFranks tenían una mirada asesina. Alrededor de los combatientes había toda clase de chatarra que algunos convertían en armas; y en la parte de arriba había una red para impedir que escaparan.

Con un sobresalto interno, se dio cuenta que ahí se encontraba el zoomorfo Águila. No lo había visto desde que ayudó a Zador a salir del escaque. En ese momento estaba solo sentado en una banquilla luciendo indiferente a todo lo que sucedía a su alrededor. Algunos pasaban empujándolo, otros tiraban de sus alas rotas intentando molestarlo, pero nada lo alteraba.

-Tal vez solo quiera morir aquí, - se dijo a sí misma, lo cual no tenía sentido. Si había llegado hasta ese lugar era porque tenía el potencial para ser Guerrero Negro.

-¿Cuándo comienza la pelea? - le preguntó a Dereck quien estaba a su lado.

-Cuando el Sfinxer suene el silbato.

-... pero los demás no pueden ver a los Sfinxers…

-Exacto, deben estar pendientes del sonido.... Por cierto, tienes prohibido usar la Techno.

-Ya lo sé, - luego de una pausa, preguntó: -¿Tú lucharás?

-No,

-¿Miedo?

Él no respondió y se alejó mezclándose con la audiencia hasta llegar a dieciséis asientos apartados. Ahí era desde donde los Guerreros normalmente observaban los enfrentamientos.

Kháli miró al Sfinxer con el silbato y lo vio dándole señales ocultas a otros Sfinxers que lucharían.

-Tramposos, - murmuró, pero ellos eran el menor de los problemas; los Sfinxers eran muy débiles. Aunque los AntroFranks eran los más fuertes, tampoco quiso enfocarse en ellos ya que sabía que era más lista que cualquiera. Eran realmente los otros humanos los que la preocupaban. Aunque eran pocos y más pequeños que otras criaturas, su astucia, su capacidad de adaptación y el manejo de recursos les daba ventaja sobre los demás. - Pero ellos tampoco pueden ver a los Sfinxers. - Entendió por qué a los Guerreros Negros les gustaba tener estas competencias de forma regular. Poder ver cómo se superaban unos a otros debía ser entretenido para un espectador.

Viendo cómo el Sfinxer se llevaba el silbato a los labios, se alistó y se subió en la red, sabiendo que muchos la atacarían primero. Había otros en la red, pero nadie se movilizaba tan rápido como ella.

El silbato sonó y los gritos y gruñidos de pelea comenzaron como si alguien hubiera encendido un interruptor. Kháli esperaba una masacre pero, parecía más bien una enorme pelea de bar. Los más grandes se daban puñetazos, los más pequeños lanzaban golpes desde su escondite. Eran pocos los que caían.

Dos AntroFranks dieron un salto y se aferraron a la red; con su peso, ésta rebotó bruscamente y varios fueron lanzados al suelo. Kháli resistió. La red era persistente, pero no muy gruesa así que Kháli se estiró en ella, utilizó todos sus músculos y con su propio peso le dio una vuelta a la red de manera que, por la posición que habían quedado los AntroFranks, fueron lanzados al aire y sus cuellos fueron enredados entre los hilos.

Kháli se desprendió hasta que los AntroFranks dejaron de retorcerse y aterrizó en medio de la arena. El asombro de todos la dejó tranquila por unos instantes. Había sido la primera en quitarle la vida a alguien y fueron nada menos que dos AntroFranks al mismo tiempo.

Poco después fue rodeada de otros individuos. Un zoomorfo víbora le mordió el codo.

-¡Aléjate! - exclamó ella propinándole un codazo y destrozando sus colmillos.

El caos estaba por doquier y no podía escuchar sus propias palabras. La arena estaba llena de peleas, no había un espacio tranquilo. El público quería muertes, pero también se emocionaba a la vez al ver que las luchas se alargaban.

-¿Cuánto más durará esto? - preguntó sabiendo que solo terminaría hasta que ella fuera la última que quedara de pie.

Volvió a subir a la red para tener una mejor vista de las peleas. Pronto se dio cuenta que no fue la única con esa idea. A unos metros de ella estaba el zoomorfo Águila venciendo y haciendo desprender de los hilos a un humano que quería destazarlo con un hacha.

-¡Oye! - exclamó Kháli atrayendo la atención del zoomorfo, tenía que gritar para hacerse escuchar. - ¿Quieres ser equipo?

Él no le respondió y subió para alejarse. Esto la enfureció. ¿Quién se creía que era? De todas maneras, todos eran enemigos ahí, se dijo antes de seguirlo. Él notó sus movimientos y aceleró el paso.

Kháli se mantenía firme en la red, pero no era tan rápido como él. -¡Si no me quieres como amiga, es obvio que tendremos que pelear!

A sus palabras él se detuvo; al mirarlo, ella también.

De un salto, él se desprendió de la red y aterrizó en medio del caos.

-¡Ya no escaparás! - tenía que darle crédito, no cualquiera hubiera escogido el punto más violento para ingresar.




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