La Batalla de los Treinta y Dos (libro 3 y Final)

Capítulo 51

-¡Que alguien me explique cómo un insignificante marcado fue capaz de burlar al ejército del Imperio Negro! - exclamó Mathán con la mirada fulminante puesta en cada uno.

Kháli contemplaba un punto fijo de la habitación de los Reyes. Todos estaban ahí luciendo furiosos y miserables. Los únicos ausentes, notó ella, eran las discípulas de los Caballeros y Sten.

-No llamó la atención en todo el tiempo que estuvo aquí… -comenzó Samira.

Mathán la interrumpió con un gesto brusco. - ¡No! ¡Quiero saberlo desde el comienzo!

Kháli lo veía claramente. Habían pequeñas lagunas, pero nada que ofuscara el desenvolvimiento del plan del Imperio Blanco; sin embargo no quería ser ella quien se lo diera a conocer al Rey Negro.

Ruben dijo: - ingresó con…

-¡No! - gritó una vez más. - ¡DESDE EL COMIENZO!

Lince fue el único que habló entonces. - Hace aproximadamente once meses se descubrió aquí a una joven humana llamada Olizea que tenía en las muñecas las líneas blancas que la designaban como Peón. Después de ser conocimiento de los Guerreros Negros, ella fue puesta en cautiverio. Los Guerreros Blancos lo debieron ver en su mapa y fue desde ahí cuando planearon infiltrar al marcado.

Mathán sacudía su cabeza e hizo una mueca ante el nombre, pero escuchaba atentamente. El Alfil continuó:

-Lo disfrazaron de zoomorfo y lo llevaron a un lugar en donde sus habilidades llamaran la atención de los recolectores; el marcado se dejó capturar por ellos y lo trasladaron con los otros prisioneros hacia el escaque seco.

-El escaque seco, - repitió Mathán que le había dado la espalda a los demás.

-Collan y Sten eran los encargados de verificar que los barcos partieran para el Imperio Negro. Temiendo que el marcado fuera descubierto, el Imperio Blanco envió a una Torre, Cai, sabiendo que sería una distracción para los hermanos que le guardan un enorme rencor.

Collan se removió incómodo en su lugar. Kháli tuvo que morderse el labio para no sonreír. Ella había estado ahí y no había podido verlo. Creyó que Cai quería detener los barcos de salir del escaque, pero su verdadera misión era asegurarse de que el barco en donde estaba Julian partiera. Probablemente Clemence había estado al tanto del plan, era antiguo amigo de Julian y quería ayudarlo.

-La Torre, Cai, fue herido, pero el marcado logró ingresar al Imperio, - prosiguió Lince, completando los pensamientos de Kháli. - En todo su recorrido y aquí, probablemente se le hizo fácil averiguar que el número de nuestros prisioneros aumentaba. Siendo alguien familiarizado con este lugar, pudo pasar desapercibido escondiéndose constantemente y atacando solo cuando le era necesario.

-Sí, ¿pero cómo supieron los otros Guerreros sobre nuestros planes? - preguntó Rubén sumamente molesto. Él y Samira estaban hechos un desastre. - Ni siquiera él podría sobrevivir al campo de las minas y es la única vía de comunicación con el exterior.

-No es la única - aseguró la Reina. - ¿O te olvidas de cómo salieron al final? Los árboles resorte.

-Sí - concordó Samira, - ¿Pero cómo un marcado logró descubrir qué árbol llevaba al terreno?

-No tuvo que hacerlo, - dijo Lince, - porque Kháli se lo mostró. Cuando el marcado se enteró de que Zador escapó de prisión lo buscó de inmediato. Vestido de zoomorfo, Zador confió en él cuando se le acercó y una vez que le reveló que era el marcado probablemente formaron alianza. Entonces Kháli los encontró en el mejor momento y sacando al líder, le mostró a Julian la forma de salir. Se desconoce qué hizo Zador, pero es fácil deducir que les dio toda la información que los Guerreros necesitaban sobre la prisión. El marcado continuó enviando mensajes sobre nuestros movimientos. Cuando nos vio movilizarnos hacia la esquina mortal, envió su último mensaje notificando a los Guerreros de que era hora de intervenir. Supongo que su objetivo era mantenerse en el coliseo para distraer a Dereck y Kháli, pero la revelación de su identidad obstaculizó sus planes… Aún así, los Reyes y sus Caballeros llegaron para defender a los líderes… Alexandria y las dos Torres rescataron a la Peón, a la herrera y al marcado.

Y probablemente había sido Julian quien saboteó el agua de la cascada, pensó Kháli, satando la boca de aquellos enormes insectos y así crear una crisis que distrajera al resto de habitantes y ayudarlo a pasar aún más desapercibido. Con la realización se le escapó un leve resoplido ante el épico fracaso del Imperio Negro. Todos la miraron y ella se heló. Mathán giró lentamente para verla.

-¿Crees que han ganado? - preguntó con los ojos entrecerrados. Ella no osó a responder. - Ven, déjame mostrarte algo.

Insegura, avanzó hacia el brazo extendido de él. Él le mostró un frasco de agua pura. - Bebe de él.

Sintió el mandamiento en su voz y Kháli bebió aliviada de sentir solo agua en su boca y no ácido.

Mathán entonces caminó hacia una ventana y regresó con un poco de tierra que vertió en el frasco. La tierra era tan escasa que desapareció en el líquido que aún se veía completamente transparente. - Ahora, ¿beberías?

-...No - murmuró ella sin entender su punto.

-Claro, porque está contaminada. Ahora, ve esto, - le mostró entonces un frasco de extracto de ceiba negra y vertió un poco de agua pura. - ¿Beberías? - Kháli negó con la cabeza. - ¿Cómo es que se necesita solo una gota sucia para contaminar un enorme tanque lleno de agua, pero un millón de gotas puras jamás limpiarían un tanque contaminado?




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