La Batalla De Un Sueño Invencible

CAPÍTULO 3 EL CORAZÓN DE KIARA

Me levanté temprano, ice todas mis tareas gracias a uno de mis amigos que me mandó la tarea en mi correo. Busqué en internet toda la información que necesitaba; ya con la tarea, aliste mis cuadernos y los puse en mi mochila, puse también un juego de damas y una bolsa de manzanas. Comí toda mi comida y salí raudo para el hospital a ver a Wilder. 

     

      Al llegar lo saludé y le entregué la bolsa de frutas, después de comer nuestras frutas nos pusimos a jugar el juego de damas, estábamos empatados dos a dos ya en el quinta partida no lo pude superar y me ganó el juego. Había trascurrido una hora y me disponía a despedirme.

    

      ―Estuvo divertido el juego, me tengo que ir a la escuela tengo varios días retrasados y si no voy tendré problemas con los exámenes que se aproximan. Antes de irme te tengo que entregar la carta que me encargaste ―dije. Saqué la carta de mi mochila y le entregué.

      ―Te tardaste unos días; ahora leeré la carta de mi chica. Gracias Ryan, no te retires todavía leeré la carta para después escribirle a ella para que le entregues, te quedas un momento más, si a ti no te molesta.

      ―Esta bien, me quedaré unos minutos más.

      Luego que Wilder terminó de leer la carta, vi triste su semblante. Se puso a escribir la carta para su chica. Cuando escribía le dije que mejor sería que la carta se lo envié a su correo electrónico y el me respondió que ella no tenía computadora que sólo usaba cabinas de internet y que no podía enviar un correo porque ella estaba enferma para salir a la calle. Cuando terminé de escribir me dio la carta  y me dijo que lo ponga en un sobre blanco para que yo le entregue a ella.

      Le pregunté donde vivía ella. Me dio todos los datos para poder encontrar su casa. Yo no quería dejar de asistir a clases; había tenido varios días de no haber ido a la escuela, entonces le dije:

      ―No voy a poder entregar la carta hoy tengo que ir a estudiar, este fin de semana le voy a entregar cuando disponga de tiempo.

      ―Sí, entiendo que tienes que ir a estudiar. Busca la dirección y entrega la carta este fin de semana.

      Me despedí de él. Me dirigí a mi escuela.

 

* * *

 

      Eran 2:30 de la tarde. Bajé del autobús y me dirigí raudo a mi escuela: Albert Einstein, que está ubicado en la “Urbanización Las Flores”, en el distrito de San Juan de Lurigancho. No pude entrar la puerta estaba cerrada, ingresé por alrededor del colegio, tiene paredes huecas, subí con cuidado para que no me vea el portero. Caminé a mi salón. Vi por la ventana del salón; no estaba la profesora Coralia, (ella dicta el curso de religión a esa hora). Al ingresar  había puro barullo, las adolescentes estaban saltando liga, otros compañeros y otras compañeras con sus tabletas, y celulares usando Facebook, me dirigí a mi asiento, saludé a mis amigos: Jeremy y Lander (son mis amigos de mi barrio) estudian en mi salón de clases.

      Lander se sienta atrás de mi mesa, junto a mi amiga de clases de  nombre: Kiara. Me dirigí a mi asiento junto a Jeremy, en una mesa para dos asientos. Saludé a mis dos amigos y me senté.

      ―Ryan, que fue de ti, estuviste perdido por varios días ―me dijo Jeremy.

      ―Tenía asuntos pendientes que resolver, pero ya está todo arreglado, ¿Qué fue de la profesora Coralia?

      ―Está en reunión de profesores, de hace dos horas, seguro ya va a terminar la reunión. ¿Hiciste la tarea de religión? La van a revisar hoy.

      ―Sí, ya lo hice el texto, el dibujo me faltó pintarlo.

      ―Apúrate en pintarlo no vaya ser que llegue ahora ―dijo. Saqué mis colores y lo empecé a pintar. Era un dibujo de ángeles.

      ―Gracias por la tarea que enviaste a mi correo. 

      ―De nada ―dijo. En ese instante cuando pintaba llegó la profesora.  

    

      Nos pusimos de pie todos, como muestra de saludo y respeto a la profesora.

      La profesora empezó a contar de la  reunión que había tenido con todos los profesores, era sobre el tema de la cancha de fútbol, lo iban a remplazar por césped sintético. Muchos alumnos habían tenido accidentes, porque esa losa deportiva estaba en malas condiciones, tenía muchos huecos y algunos  alumnos resultaron lastimados por lo vieja de la cancha de fútbol. Terminó de contar y comenzó a dictar clases.

 

      ―Alumnos hoy les voy hablar de un tema muy interesante. El tema es sobre los ángeles ―dijo la profesora. Había leído sobre ángeles en mi tableta. Yo estaba preparado en el tema. La profesora comenzó hacer preguntas, dijo:

      ―¿Cómo son los ángeles? Si hay un alumno que pueda responder ―dijo. Mi amigo Lander se levantó de su asiento  y dijo:

      ―Los ángeles son modelos hermosas que visten con ropa interior muy sexis llamadas: “Los Ángeles de Victoria Secrent” ―sonrío mi amigo. Todos los alumnos empezaron a reírse.

      ―Alumno me refiero a los ángeles que están en las nubes, son celestiales y viven con Jesucristo en el cielo.




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