Había trascurrido varios días y ese gran día que había esperado por mucho tiempo había llegado. Ya era sábado y tenía que ir a la cita con Arlet.
Me comuniqué con ella por Facebook, me dijo que a las 3:30 pm de la tarde estaría en el Circuito Mágico del Agua.
Eran las 9:13 am de la mañana y tenía tiempo de sobra para alistarme para esa gran cita. Había tenido varias citas con otras chicas, pero esta cita tenía que ser la mejor, porque solo tendré una sola oportunidad para decirle a ella que la quiero. Así que no tengo que fallar.
Hablé con Damaris por teléfono para que me dijera que era lo que Arlet le gustaba más, cuáles eran sus gustos en cuanto a la ropa, perfume, regalos etc… Damaris me dijo que Arlet es muy presumida y que le gusta alardear de su ropa, perfume y de las cosas materiales que compra con las propinas que le dan sus padres.
También me dijo que no le compre ni ropa, ni perfume, me recomendó que le compre el disco de música “Wings”, del grupo musical coriano de nombre: “Bangtan Boys”.
Salí de mi casa en la mañana para dirigirme al centro comercial: Plaza San Miguel, para comprar el disco del grupo coreano.
Hablé con la señorita de la tienda del centro comercial sobre el disco. La señorita me dijo que el disco: “Wings” ya se había terminado, y que un grupo de chicas se llevó los últimos discos que había en la vitrina.
Me puse a dar vueltas por todo el centro comercial. Hallé una última tienda de discos; pregunté al que atendía y si tenía el disco del grupo que buscaba; si lo tenía. Lo compré y me fui a mi casa.
Con el disco en la mano lo envolví en papel de regalo para una mejor presentación.
Me puse a lustrar mi zapatos con más esmero que otros días para que queden relucientes y para darle más brillo a mis zapatos, le unte un poco de aceite de cocina.
Almorcé, y me fui a mi habitación, puse música romántica en inglés y me recosté en mi cama; me puse a pensar en todas las situaciones que tuve que pasar para que Arlet por fin se atreva a darme una cita. Extraje de la mesa de noche las fotos que había mandado a imprimir para tener su rostro cerca de mí. Recostado en mi cama recordé esa vez en el recreo de la escuela; cuando yo le di un poema escrito por mí y ella lo había botado al buzón del desagüe de la escuela. Y también aquella vez cuando le mandé a Lander para que le entregue a Arlet un gato de peluche, ella lo boto a la pista. Esperé a que ella se fuera para poder recoger el gato, que quedo hecho tortilla.
También recordé cuando ella arrojó los pases que le di para ir con ella al circo.
(Los pases me costaron caros) los recogí a una distancia de cuatro cuadras ya que el viento los hizo volar.
Recordaba esas experiencias de conquista con mucha risa, pero cuando los viví no era nada risible por el contrario me generaron sufrimiento y dolor. Pero a pesar de esas situaciones yo no me daba por vencido, siempre seguía para adelante.
Me dirijo a la ducha, luego al lavadero, vi que me salían pequeños bellos en mi mentón y tenía un poco de bigote, me habían crecido después de la última rasurada. Cogí afeitador nuevo y me afeité.
Ya duchado y afeitado me dirijo a mi armario, dentro tengo muchas chaquetas de diferentes colores y muchos pantalones jeans.
Cogí la chaqueta azul, polo blanco y pantalón jeans negro; me vestí, me eché una colonia suave, me voy al espejo para untarme gel en el cabello para peinarme para atrás.
Voy al almacén de mi casa y saco la motocicleta, que mi mamá me había comprado en el mes de febrero cuando cumplí los trece años de edad, por las buenas calificaciones que había obtenido el año pasado en la escuela. Mi motocicleta no era muy grande sino mediana, de marca: “Yamaha” color negro. Estaba un poco empolvada hacia un par de semanas que no lo usaba por esos de las tareas de la escuela y los exámenes que me tenían preocupado. Saqué la motocicleta al jardín y lo lavé.
Con la motocicleta operativa me dispuse a salir. Esteysi me preguntó a que ahora llegaría. Ella se preocupa por mí cuando salgo algún lugar; a pesar que yo me siento grande, para Esteysi soy como su hermano menor. Yo le dije que no se preocupé por mí, que iba a regresar temprano.
Salgo con la motocicleta para la cita con Arlet, antes me detuve en el mercado de mi barrio para comprar tulipanes.
Estaba transitando con mi motocicleta por la Avenida Las Flores de Primavera. Ya había transitado por la primera urbanización, ahora me encontraba en la segunda urbanización. A lo lejos veo policías y patrulleros; había un operativo. Me tocaron el silbato para que me detenga, me detuve por unos segundos y pensé en la cita que tenía que ir. Así que me dije: “Sí me quedo atender a los policías lo más probable que llegue tarde a la cita y quizás Arlet no tenga paciencia para esperarme y se retire del lugar de la cita”. Ella me iba a esperar en las afueras del lugar pactado. No lo pensé mucho, aceleré la motocicleta.
Deje a los policías corriendo detrás de mí, no me pudieron alcanzar y los perdí de vista.