La Batalla De Un Sueño Invencible

CAPÍTULO 7 AL FILO DEL ABISMO

Yo estaba a medio metro de ella. Los barrotes helados me impedían darle la mano en agradecimiento de lo que ella había hecho por mí. Sus ojos y su sonrisa me hacían ver que la pesadilla que estaba viviendo estaba a punto de terminar.

 

       ―Ya llegó mi papá, ahora vuelvo ―dijo.

      Su papá estuvo hablando con la policía.

      Me liberaron, Salí y hablé con el papá de Kiara, le dije a él, que yo no tenía nada que ver en el robo de las joyas en el distrito; y que fueron otros los que robaron. El comisario me increpó diciendo que había una motocicleta del mismo color con el que asaltaron la joyería; intervino el papá de Kiara, y dijo: “si no hay pruebas contundentes ni fotos del rostro del delincuente que robó en el centro comercial, exijo la inmediata liberación de este chico, no pueden atrapar a cualquier persona que conduce motocicleta y culparlo para encerarlo en una comisaria sin tener pruebas contundentes del robo” el comisario dijo que yo quedaba en libertad y que se investigaría el robo.

      Salí de la comisaría, me entregaron la motocicleta, y le agradecí al papá de mi amiga por haberme ayudado a salir de la comisaría.

 

      ―Gracias, señor, por sacarme de la cárcel ―le dije, mientras me montaba en la motocicleta.

      ―De nada, fue mi hija la que me llamó y me dijo que uno de sus amigos estaba en problemas ―dijo el papá de Kiara.

      ―Gracias por todo, me tengo que ir chao ―le dije.

      ―Muchacho espera, a esta ahora de noche es peligroso viajar en motocicleta hasta tu casa, vamos a mi casa, pasa la noche allí y en la mañana regresas a tu casa.

      ―No quiero incomodar señor.

      ―No es ninguna incomodidad. Estarás bien en mi casa.

      ―Vamos, Ryan, anímate. Mañana estarás temprano en tu casa ―dijo Kiara.

     ―Esta bien señor, iré a su casa, pero primero tengo que llamar a mi casa para decirle a mi mamá.

      ―No te preocupes en mi casa llamaras a tus padres ―dijo el papá de Kiara.

 

      Coloqué la motocicleta en el techo de su auto con la ayuda de él y lo amarramos con una soga que sacó de su auto.

Llegamos a su casa, era una casa de cinco pisos muy hermosa con terraza.

      Ingresamos a su cochera, bajamos la motocicleta del auto; la motocicleta lo puse en un rincón de la cochera.

      Ingresamos a su sala, tenía muebles finos y un televisor de cincuenta pulgadas, con un gran equipo de sonido.

      Me senté en uno de  sus sofás, ellos también.

 

      ―Mi hija me habló de ti, están sacando buenas calificaciones en la escuela.

      ―Sí señor, hemos hecho un grupo en la escuela para varios cursos, estamos esforzándonos para sacar las más altas notas.

      ―Eso me parece bueno para ustedes, los estudios debe ser lo primero, después ya abra tiempo para que se diviertan sanamente. Te mostraré tu habitación donde dormirás esta noche  ―dijo. Subimos las escaleras hasta el tercer piso de su casa y Kiara nos siguió. Me mostró la habitación de invitados. El señor dijo que si quería ya podía descansar, pero intervino Kiara diciendo que era temprano y que si ella podía enseñarme la terraza del quinto piso, lo cual su papá no se negó, dijo: “Después de veinte minutos bajen para que se duerman en sus respectivas habitaciones”. Ella dijo: “Sí, estaremos en la terraza, en minutos bajamos”.

      Subí con ella hasta el quinto piso de su casa. Su casa está ubicada en el final de la Avenida José Larco. De esa parte se puede ver el mar. Prendió la luz de su terraza. Había diferentes tipos de plantas y flores.

      ―Esta es la terraza, ¿Te gusta? ―dijo ella, mientras me señalaba con la mano.

      ―Es hermosa ―dije. Había asientos de madera y sombrillas de colores.

      ―Ven para acá ―dijo. Me llevó a la parte final del muro.

      ―De esta parte se puede ver el mar, ahora no se puede ver mucho, en el día se puede ver más claro el mar. Las estrellas si se  puede ver, pero  por momentos la nube lo tapa. Es que Toda esa nube es producida por la neblina que viene del mar.

      ―Si tu papá tiene dinero, ¿Por qué no estudiaste en una escuela particular?

      ―Es que el juez dio orden a mi papá, que yo y mis hermanos, teníamos que ir con mi mamá. Cando llegamos a la  casa de  mi  mamá, donde ella vivía con mis abuelos cuando ella era niña, ella  decidió que  yo y mis hermanos íbamos a estudiar en una escuela del estado, porque como éramos  cuatro  el  dinero no iba  alcanzar. Cuando  mi papá decidió mandar  dinero para que mis hermanos y yo estudiemos en una escuela  particular, yo no estuve de  acuerdo y le dije a mi papá que yo quería seguir estudiando en la escuela nacional, porque ya me había acostumbrado y tenía amigos. 

      ―Ahora comprendo. Tu papá es una buena persona.

      ―Quiero mucho a mi papá, me da muy buenas propinas, y me regalo este celular Android cinco, mira.




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