La Batalla De Un Sueño Invencible

CAPÍTULO 9 LUCES MALIGNAS EN EL DESIERTO

 

Le pedí permiso a mi mamá para ir a la ciudad de Ica. Le dije que iba hacer una investigación para la tarea  de la escuela y que me iba a quedar en la casa del tío de mi amigo, y que vendría muy tarde en la noche. Me dio dinero para el viaje, me dijo que anduviera con cuidado, y que me portara bien. Me reuní con Lander, Arlet y Jeremy, en la hora que nos dijo. Vimos llegar a los padres de Jeremy, les saludamos, ellos venían de hacer compras en el supermercado. Al salir Jeremy de su casa, nosotros le estábamos esperando en la vereda de su casa. Estábamos listos para viajar.

 

      ―Hola, ¿No se les olvida nada? ―dijo Jeremy.

      ―Tengo mi mochila, cámara de fotos y mi tableta para la investigación ―dije.

      ―Traje tableta, celular y empanadas para el viaje ―dijo Arlet.

      ―Bien, ahora nos vamos ―dijo Jeremy. Fuimos a la avenida, subimos al autobús hasta el centro de Lima.

      Llegamos al centro de la ciudad de Lima, y nos dirigimos a la estación de autobuses interprovincial “Cruz del Sur”.

      Al llegar a la estación de autobuses nos sentamos a esperar  que llegue el autobús.

      ―¿Nos hospedáremos en un hotel? ―preguntó Arlet.

      ―El hotel es demasiado caro, como se los dije a ustedes en Facebook, nosotros nos alojáremos en la casa de mis tíos ―respondió Jeremy.

      ―¿En qué lugar de Ica están tus tíos? ―le pregunté a Jeremy.

      ―Están en el centro de la misma ciudad ―dijo.

      ―Nos ahorráremos estadía y comida, buena idea ―dije.

      ―Iré a ver si ya llegó el autobús ―dijo Jeremy. Le dimos dinero para que compre nuestros boletos.

      ―Ryan, ¿Cómo saliste de la comisaría? ¿Quién te liberó? ―dijo Arlet.

      ―Este… de que me hablas, no recuerdo haber estado en la comisaría.

      ―Te acuerdas que me citaste en el “Circuito Mágico del Agua”, y llegó la policía y te llevó a la comisaría del distrito de Miraflores ―me contestó.

      ―La tarde que me llevaron… sí me acuerdo, lo que sucede es qué me había olvidado con eso del viaje.

      ―¿Cuéntame? ―dijo.

      ―Yo estaba con mi motocicleta…

      ―Grupo los boletos del viaje, agarren uno para cada uno, vamos a llegar a las ocho de la noche a Ica ―dijo Jeremy.

      Subimos al autobús. Jeremy sugirió que nos sentemos al fondo para conversar y que no hiciéramos caso a la numeración de los boletos, ya que en la parte de atrás del autobús por lo general siempre va vacío y muy pocas veces se llena de gente. Yo me senté con Arlet en la parte de atrás hacia el lado donde se podía ver el mar.

      El bus salió de la estación a las tres de la tarde. De las afueras de Lima se podía ver el trayecto del autobús; estaba nublado, se veía el mar un poco movido por el otoño.

      Había pequeñas urbanizaciones, después de cruzarlo el recorrido era desierto, antes de llegar a Ica.

 

* * *

 

     Arribamos a la ciudad de Ica a las 7:30 pm de la noche; media hora antes de lo previsto. Bajamos con nuestras mochilas y nos dirigimos a la casa del tío de Jeremy, su casa estaba a cinco cuadras de la “Plaza de Armas de Ica”. Tocamos la puerta y nos recibió su tío.

 

      ―¿Cómo estás sobrino? ¿Después de cuánto tiempo vienes a visitarnos? ¿Y estos chicos?―dijo su tío.

      ―Ellos son mis compañeros de mi escuela ―dijo Jeremy.

      ―Siéntense, están en su casa ―dijo el tío.

      ―Gracias señor ―le dije.

      ―¿Tu nombre hijo? ―me dijo.

      ―Ryan ―dije.

      ―Y tú muchacha ¿Cuál es tu nombre? ―le dijo.

      ―Mi nombre es Arlet y tengo trece años.

      ―Qué bien, ¿Que carrera estudiaras cuando seas grande? ―dijo el tío.

      ―Me gusta economía ―le dijo.

      ―Buenos economistas necesita la nación para sacar adelante este país ―dijo el tío de Jeremy.

      ―Y  tú muchacho, ¿Qué carrera estudiarás cuando seas grande?

      ―Marino de guerra ―dije.

      ―Es una buena opción para defender el mar patrio en caso de una invasión de nuestras costas, que buenas opciones a futuro han escogido, los felicito―dijo. Estábamos todos sentados en el sofá de su sala.

      ―¿Tío dónde se han ido mi tía y mis primos? ―preguntó Jeremy.

      ―Se fueron a Pisco a casa de tus tías, vendrán mañana en la noche ―dijo.

      ―Estamos cansados del viaje ―dijo Jeremy.

      ―No te preocupes sobrino, sé que no solo están cansados, sino también hambrientos por el viaje, ya tengo la comida preparada porque sabía que a esta hora llegarías a la casa con tus amigos. Ahora les sirvo la cena ―dijo. Nos sentamos en los asientos del comedor.




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